— Por favor Xayah, no te alejes— Reclamó Jurelv al notar que se alejaba del grupo.
Pero ignoraba sus palabras.
Luego de establecer su nueva base una montaña más lejos de su hogar, los vastayas decidieron irse de caza. Tenían que explorar sus nuevos alrededores y bien ella podía hacerlo en solitario.Un búfalo gigante y descontrolado comenzaba a perseguirla.
Media más de lo habitual y era la presa perfecta; Xayah evitaba todas las embestidas.— Que patético— Desvió la mirada— Muere de una vez.
Usó 6 plumas a la vez atravesando al animal. Este cayó de a poco al suelo desangrado; los cazadores la miraron pero no pudieron mencionar una palabra ante el miedo que tenían. Xayah había cambiado en el momento que se instalaron en un nuevo hogar y había transcurrido una semana de ello.
— Buen trabajo— Gritó Jurelv pero Xayah no respondió nada, sino que decidió regresar a la aldea.
Volvió a encerrarse en su tienda. Prefería no involucrarse tanto en los asuntos de su gente, pues todos hablaban a sus espaldas.
Coll era a la única que le hablaba, así que ella era quién le daba de comer; a veces comían juntas pero Akunir no lo aprobaba del todo.Xayah solía esperar a la noche, usaba el camuflaje de sus plumas y pasaba completamente inadvertida.
Solía toparse con cazadores humanos y grupos muy pequeños. Quería desquitarse, llenar el vacío que tenía.— ¿Oyeron eso?— Dijo uno de ellos— Ve a ver.
— Todo yo— Rodó los ojos el más joven de ellos.
Quitó uno de los palos de su fogata y se adentró en algo al bosque mientras sus colegas se dispersaban en otro lado.
— Que joven tan apuesto— Se le insinuó bajando del árbol en el que observaba— Dile a tus amigos que se larguen.
— Solo eres una chica, y vaya que ojos— la alagó— Pareces tener la piel de una muñeca.
— Estás sangrando.
El joven miró su cadera y tenía un corte. Había sido tan rápido que el dolor no se sentía aun.
Antes de ello la chica se abalanzó sobre él y cubrió su boca.— Tshhh, esto va a doler un poco— Con un pluma cortó su garganta antes de que pudiera gritar.
Se alejó del cuerpo y escondiéndose tras un viejo árbol esperó a que los demás se percataran.
Solo les esperó el mismo destino a cada hombre que se topó, sus plumas se sentían más filosas de lo habitual, atravesaba fácilmente los corazones de los humanos.Xayah se volvía más despiadada con cada hombre que caía en sus plumas.
Veía como se retorcían del dolor, pero no se inmutaba, no sentía una pizca de lástima.
De regreso Jurelv la esperaba más que enojado, pero no quería alertar a nadie, por lo que con un gesto de cabeza indicó que charlarían lejos.— Si Akunir sabe de esto...
— No tiene por qué estar enterado— Trató de controlarse pero era en vano— Solo eran escoria.
— Llegará un momento en el que Coll no te protegerá más, el cónsul manda más— La reprochó.
A pesar de todo Akunir si se había alertado. Se acercó rápido a los jovenes creyendo que podrían estar en riesgo.
— Jurelv, ¿Ocurre algo?— Xayah desvió la mirada.
— Xayah y yo cazamos a escondidas— Se culpó, a lo que la chica abrió sus ojos a más no poder— La presa fue más hábil así que volvimos algo frustrados.