Capítulo 10

199 10 2
                                    

"Esperad, ¿Dónde está Marina?" Linus fue el primero en preguntar una vez se juntaron todos para preparar un plan.

"Ahora mismo, está en Milán." Rusty entró, apartando su teléfono de la cara, probablemente porque acababa de hablar con la mujer en cuestión. "Aparentemente, Benedict no la ha contactado."

Esto fue una gran sorpresa, y un poco de indignación, para todos, ya que empezaron a pensar que tendrían que cubrir su parte también.

"También dice que está más que dispuesta a darnos su parte de 12 millones de dólares, más lo que sea que haya ahorrado, para ayudar."

"Tiene 26.3 millones de dólares en sus cuentas, actualmente, así que esa es una cosa menos de la que preocuparnos." Habló Reuben. Todos le miraron, curiosos al porque él sabía exactamente lo que ella tenía.

"¿Qué?" Se encogió de hombros, "vigilo a mis activos."

Siguieron discutiendo unos cuantos minutos más, todos un poco incómodos ya que no se habían visto desde hacia tanto tiempo, pero poco a poco volvieron a encontrar su ritmo. Saúl se fue rápidamente, sintiéndose demasiado mayor para otro golpe. Aunque Reuben se había ofrecido a cubrir su parte, el grupo aun se sentía perdido, echando de menos a su amigo con el que habían vivido tantas cosas.

Cuando fue revelado que Rusty tenía un trabajo para ellos en Ámsterdam, todos estaban ansiosos por ir. La inminente posibilidad de morir a manos de los guardaespaldas de Benedict, vivir en la cárcel o huyendo constantemente no era exactamente agradable para ellos. Así que nadie cuestionó a Rusty porque tenían que ir allí.

***

Marina estaba inquieta, muy inquieta.

Había estado casi una hora caminando de ida y vuelta, escenarios y preguntas arremolinándose en su cabeza. ¿Por qué no la había contactado Benedict? ¿Era ella la única? ¿Habían sido sus amigos y única familia matados desde la última vez que habló con ellos? ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Y cómo demonios esperaban que consiguieran 100 millones de dólares en dos semanas?

Así que, sí, estaba un poco estresada.

Su novio se había ido durante el día, le había dicho que necesitaba acabar con los últimos detalles de algún golpe. Ella no le había estado escuchando, simplemente sonriendo y asintiendo a lo que él decía.

No le habían dicho lo que habían decidido hacer. Nadie la estaba manteniendo informada y eso estaba empezando a irritarla. Había dejado docenas de mensajes a Rusty, a su padre, a Saúl, a Reuben y a Basher. Ninguno había respondido.

Sabía que si llamaba a Linus, él contestaría en un segundo, pero esa era la misma razón por la cual no lo llamaba.

***

"Así que, entonces aparece Benedict, tan elegante como siempre, los guardaespaldas detrás suyo haciendo que se viera tan duro, y adivina qué tuvo la audacia de hacer entonces."

Marina mantenía su teléfono entre su oreja y su hombro mientras cogía su bolsa del carrito en el aeropuerto Hague, sonrió a la azafata a su lado que podía oír a su madre a través del teléfono.

"¿Qué hizo, mamá?" Preguntó ella, cogiendo otra vez el teléfono con su mano y dirigiéndose a la zona de recogida de equipajes.

"Exige que todo el dinero que le robaron le sea devuelto, ¡como si eso le hubiese dolido! ¡Como si la compañía de seguros no le hubiese reembolsado todas sus pérdidas! ¡Cómo si no hubiese hecho millones de dólares el mes pasado! ¡Cómo si-!" Marina tapó el altavoz de su móvil contra su pecho mientras paraba un taxi.

La ladronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora