Las personas aman a otras personas por que necesitan a alguien cerca, somos seres sociables, necesitamos sentir el calor de otra persona, necesitamos sentirnos amados. Pero yo no, yo no necesito a nadie, no soporto la idea de que alguien venga y haga contacto físico conmigo.
Cuando era niña mi madre me decía que debía aprender a demostrar lo que sentia, atravez de actos como un abrazo o un beso, pero esas cosas están llenas de mentiras; mi padre siempre me decía que nunca me casaría, que moriría sola y sin hijos, le molestaba mucho la idea de no tener nietos. Sabía que mis padres me amaban con todo el corazón, y yo a ellos, no me malinterpreten, como no hacerlo si me criaron y me dieron la vida, pero nunca pude sentir amor verdadero, con respeto, un amor que no duela, que no te agobie, hasta que lo conocí.
Era un miércoles como cualquiera, yo salía de la universidad pensando en lo que me dijo Claudia, mi compañera de clase, "tal vez deberías tener a alguien en tu vida y aprender a amarlo" mi mente repetía una y otra vez esa frase, y mis pies sólo andaban sin rumbo alguno.
Hasta que llegue a una pequeña tienda de mascotas, pero no, esta no era una tienda normal, no; en la vitrina habían tres miserables perros desnutridos en adopcion, una tortuga muy vieja y fea, y muchos carteles de comida para gato. Entré sin pensarlo, tal vez podía comprar un pez y aprender a amarlo, o sólo adoptaria un perro; nunca pensé que adentro lo encontraría. La tienda estaba sucia y olía a orín de gato, sólo había un viejo atendiendo la tienda, que estaba prácticamente vacía: Y ahí estaba él, elegante, con esos hermosos ojos verdes que solo transmitían confianza. Que puedo decir, fue amor a primera vista.
El comienzo de la relación fue especial , muy distante y cortante: sumamente extraña. Pero yo era feliz, él sabía exactamente en que momentos lo necesitaba, y en que momentos lo necesitaba lejos.
Aprender a amar de esa manera es dificil, por que queremos poseer al ser que amamos: como con la típica pareja, el hombre pide y pide, la mujer solo sabe dar, y los celos son incontrolables, se desean con locura y ansían tener a la otra persona cerca. Hasta que termina, el amor se acaba, las palabras bonitas, los abrazos y los besos; sufren, se autodestruyen. Eso no puede ser sano, y lo mismo pasa cuando amas a un hermano o a tus padres. Pero nosotros eramos diferentes, éramos únicos y nos amábamos así.
Por las noches él se acostaba a mi lado, delicada y silenciosamente, tanto que algunas noches no lo sentía. Debo admitir que aunque lo amé como a nadie, las noches eran difíciles para mi: yo que nunca había dormido con alguien, tenerlo a mi lado se hacia muy incómodo.
El calor que emanaba su cuerpo adormilado junto a mi, solo me quitaba el sueño, y sentía la fuerte sensación de desesperación, por que tenia miedo de dejar de amarlo. Pero con el tiempo, el calor de su cuerpo me daba paz, seguridad; tan solo su presencia en mi cama hacia que lo amara más.
Siempre pensé que las personas no querían escucharme, por que no les interesaba realmente que pasaba conmigo. Asi que cada vez que alguien decía "¿estas bien? ¿como te fue?" O cualquier cosa de ese estilo, yo solo decía "bien" ¿querían saber toda mi mierda? No, nadie quiere saber la mierda de nadie, solo si lo amas realmente.
Él era diferente, por que amaba escucharme; Nuestras conversaciones no eran largas, pero si profundas. Él disfrutaba escuchandome, se acostaba a mi lado y apoyaba su cabeza en mi regazo mientras yo lo acariciaba lentamente; hablaba de mis sueños, de mis miedos, mis padres y mi amor hacia él: aveces tambien le contaba cuentos, muy largos para que duerma. Era perfecto.
Pero las cosas perfectas no duran mucho, y menos un amor tan puro como el nuestro. Era un día nublado o tal vez no, un domingo o tal vez un sábado, yo tenía que llegar temprano a casa después del trabajo, él me esperaría ahí para comer, Así que pase por su tienda favorita para comprar comida, era un día para consentirlo; llegue a casa ansiosa de verlo, entre al departamento, deje las llaves y me dirigí a mi habitación. A él le gustaba esperarme en la cama dormido, amaba observarlo cuando lo hacia; entré a la habitación lentamente para no despertarlo, y ahí estaba él, en la cama con los ojos abiertos en blanco: nunca olvidaré esa imagen, esos hermosos ojos ya no estaban fueron reemplazados por dos esferas tocadas por la muerte.
No pude moverme, estaba muerto, mi bebé estaba muerto, mi amor; no pude soportarlo y me arrodille junto a la cama para llorar descontroladamente. Sentía como un nudo en mi garganta se formaba, quitandome la respiración.
No salí en los siguientes cinco dias, sólo me movía para ir al baño o tomar agua, el cuerpo no pude moverlo; el me había dejado, y mi corazón estaba roto.
La sexto día sentí que la puerta se abría, y salte del susto; me levanté de la cama con dolor en la espalda por la posición en la que estuve y sin hacer mucho ruido salí hacia el comedor. Ahi estaba mi madre mirándome como si fuera un fenómeno "mírate Blanca, estas hecha un desastre, no puedes morir por un gato"
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Cuentos cortos
Short StorySólo pequelas historias que día a día que necesito contar, espero les guste.