El pasado de Ekaterina

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Este capítulo será narrado por Kat

Bueno, parece que es hora de contar mi historia, aunque no será tan fácil... Joder, ¿desde cuando dudo? ¡A ver qué mierda suelto primero!

En fin, pues yo nací en un hospital de Rusia después de estar ocho meses dando tumbos en la  barriga de mi madre. Sí, fui prematura y todo eso. Crecí sin problemas, mis padres eran ambos los dueños de dos empresas bastante buenas así que me daban todos los caprichos que se me antojaban. A decir verdad, mi padre siempre me trató muy bien (aunque luego lo jodiese, el hijo de puta). Siempre me extrañó el hecho de que me tocase tanto y tan delicadamente, pero como nunca pasaba de un brazo o una pierna acababa por pensar que daba igual. A los cinco años tuve un accidente con una amiga, ella ingresó en el hospital y se quedó en silla de ruedas, cosa que acabé superando por ser demasiado enana para procesarlo correctamente. Un tiempo después llegó Adrik y yo entré a la primaria. Amaba muchísimo a mi hermano, tanto que se quejaban porque parecía que le quería más que a mis propios padres, pero no podía evitarlo. Cuando cumplí seis años celebré una fiesta enorme, acudieron cerca de cien personas. Fuí a por unos juguetes que tenía en la habitación de mi padre, de donde escuché que salían unos extraños sonidos, como susurros, suspiros, y una cama moviéndose. Me asomé por la rendija de la puerta con cuidado de no hacer ruido, y la escena que ví me dejó paralizada. Mi padre estaba acostado boca arriba estrujándose la polla con una de mis bragas mientras decía mi nombre una y otra vez, moviendo sus manos de arriba a abajo y dejando salir un líquido blanco, manchando la prenda. Olvidé aquello, pero desde entonces jamás volví a entrar a esa habitación, y tampoco volví a ponerme aquellas bragas. En la primaria iba todo bien, sacaba unas notas excelentes y tenía unos amigos geniales, hasta que un profesor enfermó y tuvieron que buscar un suplente que hiciese el trabajo por él. El día que se presentó a la clase un escalofrío recorrió mi espalda, no me gustaba aquel tipo ni lo más mínimo. Tenía una forma más suave para pronunciar mi nombre que para los demás, y siempre me quitaba tarea. Cada vez me daba más mala espina el asunto, hasta que una amiga y yo tuvimos que quedarnos después de clases para que nos explicase los detalles de un trabajo.

- A ver, chicas. El trabajo será sobre los órganos reproductores masculino y femenino, y sobre la reproducción.

- Profesor, la reproducción no viene en el libro - replicó mi amiga.

- ¿Ah,  no? ¿Y qué os parece si os lo explico?

- No tenemos tiempo, profesor - dije nerviosa, ya sabía lo que pasaría si nos descuidábamos.

- Venga ya, Kat. Será divertido, una clase interactiva solo para vosotras dos. Lo podréis experimentar de primera mano y os aprobaré todas las asignaturas.

Cogió a mi amiga por el brazo y la tumbó sobre una mesa, ella tan solo chillaba y se retorcía, tratando de liberarse de su agarre, con pésimos resultados. El profesor le quitó la camiseta y la tiró a un lado de la habitación. Mis piernas temblaban, tenía que hacer algo antes de que la cosa fuese a más. Sin pensarlo siquiera le pegué una patada en la pierna, a lo que me gritó furioso.

- ¡A dicho que la dejes en paz! ¿O acaso no la oyes?

- ¡Zorra estúpida!

Esta vez era yo la que estaba presa de sus garras, en el suelo. Le pegaba puñetazos pero tenía nueve años joder, no servía ni para matar moscas. Agarró mis manos con una de las suyas y las puso encima de mi cabeza, mientras que con la otra desabrochaba los botones de mi camisa. Miraba a todos lados buscando algo que me ayudase, pero tan solo ví a mi amiga volviendo a ponerse su camiseta y lléndose del aula a su casa, sin molestarse en pedir ayuda para mi. Mis fuerzas no eran suficientes así que desistí y traté de aceptar lo que me iba a pasar. Su enorme polla entró de golpe, sin que le importara lo más mínimo todo el dolor que estaba sintiendo. Decidí no darle el gusto de gritar para él, así que simplemente lloré hasta que derramó algo caliente dentro de mi vagina, semen. Le miré horrorizada, pero tan solo se retiró, abrochándose tranquilamente los pantalones y marchándose. No sé con exactitud el tiempo que estuve allí tumbada procesando lo que acababa de pasar, pero cuando llegué a mi casa no le dije a nadie ni una palabra de lo que había pasado. Al día siguiente no acudí a las clases, y al otro le dije a mis padres que quería cambiarme de colegio. Ellos se extrañaron, si, pero nunca le dije los motivos reales, simplemente puse la excusa de no llevarme bien con mis compañeros. Y como era una niña mimada y caprichosa aceptaron. Nunca olvidaré lo que dijo aquel demonio. "Realmente soy afortunado por estar violandote. Eres la niña más hermosa de todo el colegio, nadie a tu edad tiene un cuerpo tan bien formado. Eres demasiado provocativa, cariño, y eso está mal." Y como pasó con lo de mi padre, guardé esas palabras para mi en mi cabeza y jamás me volví a poner una falda. En mi nuevo centro no hice ni un solo amigo, nadie quería estar cerca mio, y aún a día de hoy no sé por qué. Se reían de mí, me insultaban y me pegaban todos los días. A partir de esos días comencé a comprarme ropa de colores oscuros, quería pasar desapercibida pero nada parecía funcionar contra aquellos bichos sedientos de mis lágrimas. Pasado un tiempo llegó una chica hermosa, de ojos verdes muy profundos. Nos hicimos amigas y juntas le plantamos cara a aquellos chicos que no me dejaban en paz, y en un par de años me di cuenta de que me había enamorado de ella. Me sacaba los colores cada vez que me abrazaba al saludarme, y no podía prestarle atención a otra cosa que no fuese ella cuando estaba cerca. Cuando estábamos juntas, me sentía la niña más feliz del mundo, sentía que podía con todo lo que me viniese. A los doce le conté a mis padres que me gustaba, pero no se lo tomaron muy bien. Mi madre me gritó como una loca y mi padre se fué de la habitación, seguido unos minutos después por mi madre. Yo me quedé sola en la mesa, llorando en silencio mientras Adrik se acercaba a mi dando traspiés. A fin de cuentas él era uno de los pocos que aún me apreciaban. Mi abuela, que al parecer había escuchado la conversación se acercó, cogiéndolo en brazos y me abrazó lo más fuerte que pudo.

- Ellos no saben lo que sientes, todos tenemos derecho a amar y ser amados, y eso no especifica ningún género.

Fué un gran apoyo emocional para mi, sobre todo después de las peleas que empecé a tener tanto con mi madre como con mi padre. Cada vez que tenía que hacer un trabajo para clase iba a casa de mi amiga, a lo que ellos aprovechaban para criticarme y acusarme de hacer lo que ellos denominaban como actos impuros, yo simplemente les ignoraba y me iba. Al poco tiempo ella empezó a ver que algo no iba bien, por lo que me preguntó. Le expliqué mis sentimientos, que hacía que mi corazón latiese a mil por hora, que era con la que soñaba todas las noches, y ella escuchó hasta el final. La sonrisa se me borró con la cara de asco que puso nada mas acabé de hablar, echándome de su casa. Lo que faltaba, sentía un asco tremendo por los homosexuales. Me dejó tan destrozada que empecé a cortarme, creía que no iba a volver a enamorarme jamás. A los quince mi padre trató de violarme mientras estaba sola en mi habitación acabando tareas. Mi madre, que aún no me odiaba del todo, acudió a los llantos de Adrik, lo que la hizo ver la escena. Por aquel entonces yo ya contaba con bastante fuerza, así que con los forcejeos cuando mi madre llegó el tan sólo me había desabrochado los pantalones. En un mes y medio o así los dos murieron aplastados bajo un camión volcado, pero yo apenas sentí pena, y solo hacia mi madre. Adrik sí que lo sufrió, él era gay pero no le habían marginado tanto como a mi. Empezó a no comer y a ponerse ropa oscura como la mía, por las noches solo lloraba. De nuevo, tenía que hacer algo, así que busqué un trabajo a medio tiempo y cuando hube ganado bastante dinero nos fuimos los dos junto con nuestra abuela a Londres, donde volví a empezar en otro instituto. Allí todos eran mucho más simpáticos que en mi país, y me acostumbré pronto a esa vida y a ese idioma. Pasaron un par de años y, como mi abuela contemplaba la idea de irnos a España a vivir para cambiar de aires, empecé a estudiarlo. El día de mi cumpleaños murió mi abuela de un infarto, cumplía dieciocho. Con la herencia que me dejó cumplí su deseo y me llevé a Adrik a España, donde me asenté en Andalucía, por la zona del sur. Estuve buscando buenos colegios para él y buenos trabajos para mi, y dí con la zona en la que vivo. Trabajo en una oficina y mi hermano va a un colegio privado, ahora él come y viste con algún que otro color, aunque siempre tenga que llevar algo negro. Lo del pelo me lo hice a los dieciséis porque quise ser diferente, y poco después mi hermano se lo puso rosa también. La gente nos dice los hermanos del flequillo colorido, y además la combinación del azul con el  rosa no está tan mal. El caso es que una vez aquí conocí a Daice, y sentí algo dentro de mi que ninguna otra chica de las cientos que habían pasado por mi cama me habían sabido provocar. Ella no se daba cuenta de nada, y era malo, me estaba enamorando de una niña pequeña que perfectamente podía ser mi hermana, incluso tenía la misma edad que mi hermano. Por más que evitaba lanzarme a por ella, el día en el que me pilló cortándome no pude aguantar más. Total , ¿qué podía perder? Lo raro fué cuando ella correspondió, pero eso me hizo muy feliz. Quizás tener una vecina pequeña no sea tan malo, pero me atormenta la idea de que vaya a hacer con ella lo mismo que hizo aquel profesor conmigo, no quiero tener nada que ver con aspectos relacionados con la pedofilia. Si ella no me corresponde la dejaré en paz, pero si me acepta iré al ritmo que ella me imponga, no puedo ser como con las putas que han pasado por mi sofá, ni siquiera sé si va a querer que la lleve a la cama. Joder, no se qué estoy haciendo con mi vida, creo que me voy a dormir y que sea lo que dios quiera.




Bueno, bueno, bueno...  Pues aquí teneis la historia de Ekaterina, un personaje que me gusta bastante. De hecho es mi personaje favorito, y a medida que avance la historia ya veréis cómo va tomando protagonismo. Y lo más importante, no os preocupéis, dentro de poco habrá yuri, cepzo duro para entendernos :p

Mi Querida Vecina (Lesbianas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora