Capítulo 9-Citas, piedras mágicas y ballenas de peluche

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Semana 18

Últimamente tenía problemas para mantener las manos quietas y lejos del cuerpo de Ruben. Estaba segura que él lo disfrutaba al máximo.

A veces simplemente quería empujarlo contra la mesa del comedor y subirme a horcajadas para conectar sus caderas contra las mías, o sentir el maravilloso roce entre su pecho desnudo y el mío (sí, era una descarada hambrienta). Pero entonces recordaba que había más gente en la habitación y, milagrosamente, lograba contenerme. Aunque era obvio que no podía disimular mis vacilaciones. Por eso, él disfrutaba de mi tormento y trataba de provocarme acariciando mi muslo por debajo de la mesa en lugares públicos; o se llevaba mis dedos a su boca para limpiar cualquier resto de chocolate o crema que quedaba de ellos cuando terminaba de comer.

Me estaba torturando lentamente.

Lo odiaba por eso.

Y también lo amaba.

Justo estábamos sentados lado a lado, con nuestros brazos rozándose entre sí, poniéndome más caliente de lo que imaginé que un roce de piel provocaría, cuando, la puerta de la pequeña oficina se abrió por completo.

Una chica de piel pálida y de trenzado cabello color rojo se acercó hasta nosotros, extendió su mano para que la saludáramos, y tomó asiento frente al escritorio metálico adornado con muchos retratos de un perro chihuahua aparentemente llamado Thor.

—Es un gusto conocerlos —dijo ella con optimismo—. Mi nombre es Evelyn Blur, como ya saben; espero poder ayudarlos en lo que pueda.

Sonrió ferozmente. Tenía dientes perfectos, todos alineados y completamente blancos; seguramente pasó horas y horas en dolorosa cirugía dental... o eso me obligo a creer para no aplastar mi ego.

Cada hebra gruesa de su cabello rojo estaba en su lugar, como si no les fuera permitido moverse un milímetro de su posición.

Evelyn apoyó el mentón entre sus manos y nos observó animadamente... demasiado animada para mi gusto.

Fue Ruben quien se aclaró la garganta y habló por ambos:

—Soy Ruben, y ella es ____... mi futura esposa. Hablamos por teléfono.

—Oh, sí —ella se dio un golpecito en la cabeza como si fuera una tonta por no haberse dado cuenta antes— ya lo recuerdo, ¡son la pareja joven! Tengo entendido que la boda será al aire libre, ¿verdad?

Me miró directamente con esos ojos color zafiro; asentí con debilidad mientras trataba de no desvanecerme cuando Ruben comenzó a trazar círculos en mi rodilla.

No me quedaba otra opción más que usar vestidos porque los pantalones ya no me cerraban; el bulto en mi estómago se estaba expandiendo y él se aprovechaba de eso.

—¿Y bien? —preguntó la organizadora después de unos segundos—. ¿Tienen un presupuesto que deba respetar?

—No hay presupuesto —contestó Ruben.

Evelyn se echó hacia atrás en su asiento, reorganizando, de forma inconsciente, uno de los retratos de su perro.

—¿Sin presupuesto? ¿Eso quiere decir que aún no se han puesto de acuerdo en cuánto quieren gastar para la boda?

—No, no —negó Ruben —. Eso quiere decir que no importan los gastos.

A ella se le ampliaron los ojos de emoción y casi le crecieron alas en la espalda.

Yo por mi parte estaba con la cabeza en otro lado; Ruben apretó mi rodilla con más fuerza, y tuve que cerrar las piernas cuando subió su dedo por mi muslo. Comencé a morderme el labio inferior.

❤️❤️Prohibido enamorarse de Ruben doblas ❤️❤️ [[TERMINADA]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora