Capítulo 2-Jodidas hormonas

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Me hubiera gustado no haberle susurrado la última parte. Ahora no estaría preguntándome cuál habría sido su reacción; pero era mi jodida culpa. 

Es que había algo que me impedía contarle que ahora íbamos a ser padres de dos niños y no simplemente de uno. Tal vez quería guardar el secreto, ocultarlo como una especie de venganza por esconderme tantas cosas en el pasado, pero no estaba segura que fuera eso.

Así que durante todo el viaje a casa, ninguno habló. Ruben manejaba la camioneta blanca de Key en un silencio atronador, roto únicamente por la canción que sonaba en la radio y que ocasionalmente él cantaba.

Mientras que yo, por mi parte, examinaba a fondo mis uñas pintadas en un tono suave de malva y me rebanaba los sesos por querer saber quién era Rosie y por qué se le ocurrió decirme que Ruben fue su primer amor.

Finalmente me llevó a casa con las chicas y me dejó en las afueras del portón dorado de hierro. Normalmente él entraría y devoraría toda la comida en mi refrigerador, pero esta vez lo notaba un poco distante, casi nervioso.

—¿No vas a entrar? —le pregunté.

Negó distraídamente.

—Tengo unos asuntos que resolver, volveré en unas horas.

Entonces se inclinó y me besó en la frente sin decir nada más.

Observé cuando arrancó el vehículo y se marchó con una nerviosa actitud que decidí ignorar por los momentos.

Cuando entré por la sala, inmediatamente fui asaltada por Shio quien me agarró del brazo y me llevó a su habitación en donde yacían desordenadas muchas piezas de su ropa.

Me senté a orillas de su cama con cobertores rosa pálido.

—Cuéntamelo todo —dijo— ¿Qué es? ¿Niño? ¿Niña?

Mi mente todavía nadaba hacia lo que me había dicho la Dra. Bagda. ¡Felicidades, vas a tener un parto múltiple!

Shio me sacudió un poco y regresé a la realidad.

—¿Entonces? ¿Cómo está mi sobrina?

Sonreí a medias.

—Saludable.

Sentía mis labios resecos mientras pasaba mi lengua para humedecerlos.

—Qué bueno, ¿pero entonces? ¿No te dijo si iba a ser niño o niña?

—Todavía no. Recuerda que también le dijimos que íbamos a esperar hasta que nacieran... naciera el bebé.

—Oh... Me hice ilusiones. Supongo que Ruben debe estar ansioso por saberlo, ¿no?

Hice una mueca y me removí incómodamente en la cama.

Entonces admití lo que había sucedido en el consultorio:

—Él no llegó a tiempo para ver al bebé. No me dijo dónde estuvo o con quién para que lo hubiera atrasado tanto.

Shio llevó una mano a mi hombro.

—Oye, no te deprimas y te pongas toda insegura, ese hombre tiene escrita la palabra Enamorado por toda la cara. Te ama, van a tener un hijo juntos y realmente tuvo que ser algo magistral para haber llegado tarde y perderse la primer fotografía del pequeño o la pequeña.

Me entraron repentinas ganas de llorar.

—Tienes razón, supongo que hoy amanecí muy hormonal... y muerta de hambre.

—¡Excelente! Mindy cocinó lasaña de pollo y aún está en el horno. La chica está loca pero sabe cómo cocinar delicioso. ¿Quieres un poco?

Asentí con la cabeza, incapaz de hablar porque estaba segura que iba a soltar grandes lágrimas.

❤️❤️Prohibido enamorarse de Ruben doblas ❤️❤️ [[TERMINADA]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora