Terminamos de tomar las fotos con las modelos, a decir verdad, todas eran muy bonitas, tenían un cuerpo excelente… no quiero sonar lesbianas pero hasta me dio ganas de tocarles el cuerpo. Quería saber que se sentía tener todo eso, algo que sinceramente no se sí lo tengo. Creo que todo el mundo esperaba algo diferente de mí.
Todos esperan que cuando salgas de rehabilitación en algún centro, que vuelvas con unas ganas enormes de sonreírle al mundo… cuando no es así. Creo que lo más importante es nunca aparentar lo que todos quieren, solo se tú. En fin, cuando realmente tratas de hacer esa “frase” es sumamente difícil.
Estuve observando a Justin varias veces, ya que me daba temor que me atrapara viéndolo, trabajamos juntos, pero él mantenía su distancia conmigo. ¿Qué le ocurría hoy conmigo? Hace pocos días, en el centro comercial, estaba tan bien conmigo y se había ido con una sonrisa en el rostro, lo hacía sentir lleno de vida y de felicidad, ¿Yo lo hacía sentir así? Todo se volvió tan confuso después del problema que tuve, anorexia, bulimia, Jasón, Sharon, vaya… hasta mis padres.
Recuerdo cuando comencé a decaerme, fue bastante malo, sentía que nadie quería acercarse a mí, creía que les daba un asco terrible, incluso a las chicas con sobrepeso de mi Instituto las insultaba y las hacía sentir mal.
Mi cuerpo me estorbaba y no era por vanidad, sentía que me pesaba y me parecía desagradable.
-Flash Back-
Me levante por la mañana con ojeras, no dormí bien anoche… Me levante asustada, horrorizada ante la idea, de que de noche, al no estar alerta, algún fenómeno dentro de este cuerpo horrible en el que estoy encerrada, se haya rebelado contra mí y haya recuperado los gramos que perdí ayer-pensé mientras me corría de las pesadas sabanas de mi cama y corría hacía el baño para subirme a la báscula-
-41.200-dije bufando mientras me bajaba de esta- Aún me quedan unos cuantos kilos, pero voy por buen camino.
Me mire al espejo y lo que veía me parecía repugnante, yo simplemente veía a una pequeña chica con oscuras bolsas debajo de sus ojos, cejas despeinadas al igual que el cabello, uñas maltratadas y amarillas, sin mejillas sonrojadas. Era la oportunidad perfecta para parecerme a todas aquellas modelos o actrices de la Televisión, tan delgadas, tan finas y tan perfectamente bellas.
Algo que nunca seré yo-pensé con la mirada gacha-
“La anorexia nerviosa es un trastorno alimenticio que afecta millones de mujeres alrededor del mundo”-nos lo recordaba casi a diario mi profesor de biología, acepto que tal vez era una indirecta dirigida para mí…
-Fin del Flash Back--
…Y que al final siempre tuvo razón.
Quería sentirme una princesa… ¿Estúpido, no? Pero realmente es lo que cada chica o incluso cualquier chico desea, pero lo que me ponía a pensar es…a las princesas ¿se les cae el cabello? ¿O tienen la piel seca?
No.
Yo solo decía cada vez que mi mamá o mi papá me decían algo respecto a la comida “Hija ¿Por qué no comes?” era el mismo choro mareador de siempre, simplemente me estresaban, odiaba que me preguntarán diariamente lo mismo, pero si en verdad “les preocupaba” ¿Por qué nunca hicieron algo para ayudarme en el momento que lo tuvieron? Mi madre claramente sabía lo que estaba haciendo, pero decidió quedarse callada, sí alguno de los amigos de ambos se llegaba a enterar de lo que le estaba pasando a su “hija” seríamos el hazme reír de toda la ciudad. Es lo más lógico que eh llegado a pensar hasta ahora.
Por eso siempre les contestaba “Es mi vida no se metan” después de un fuerte portazo o una rápida huida del lugar en el que nos encontrábamos. Me encerraba en mi habitación y se me hacía una salida fácil para escapar al menos de la comida.
Cerré mis ojos con fuerza mientras apretaba la cámara fotográfica entre mis manos y mi pecho.
Esto era suficiente.
-¿Señorita Ross?-me preguntó un hombre de cabellos negros y sobrepeso notable. Rápidamente se me hizo un nudo en el estómago-
-¿Sí?-pregunté mientras acomodaba mis pensamientos-
-El Señor Bieber la está esperando en su oficina, ¿gusta que la acompañe?-preguntó amablemente-
-No gracias, conozco el camino-le dirigí una sonrisa y me dirigí a la oficina de Justin. Quería ser directa-.
Toqué la puerta más de una vez, hasta que finalmente se hoyo un profundo “Pasé”. Respire profundo y pase dentro de ella.
-Seré directa…-comencé-
-Su trabajo fue excelente-me interrumpió mientras miraba las impresiones con las fotos que yo había tomado anteriormente-Le enviaré a Alexander su pago de inmediato.
-Vaya…-respondí sin creerlo- ¿Ni siquiera vas a tutearme?
-¿Qué?-preguntó- Señorita Ross estamos en el trabajo-dijo mirando sobre los papeles-
-¡Quieres dejar de hacer eso!-grité frustrada, sí esto me costaba el trabajo, que así sea-
-¿Dejar de hacer qué?-preguntó bajando los papales y poniéndose de pie de su gran asiento giratorio negro de piel- Puedes tomar asiento…
-¡No quiero sentarme!-grité-
La puerta se abrió con una joven asustada con piel morena y facciones toscas con un teléfono a la mano.
-Señor Bieber, ¿está todo bien?-preguntó dándome una mirada rápida- ¿Quiere que llame a seguridad?
-Gracias María-contestó él tratando de hacer un acento español. Joder que sexy se oía- La mujer asintió con la cabeza y volvió a la llamada mientras cerraba la puerta con la mano desocupada- Me cuesta un poco de trabajo pronunciar su nombre-río y yo reí con él, se oía hermoso hablando español pero mierda, se supone que estaba enojada con él. Rápidamente reaccione.
-¿¡Por qué estabas evitándome!? ¿Qué te hice para que me hicieras eso?-dije alzando la voz quitando mi risa instantáneamente-
-Mantengo mi distancia, es lo único que me mantiene alejado de ti
-Pero yo no quiero que te alejes de mi…
-¡Pero yo sí!-respondió con enojo-
-¿Por qué?-pregunté incrédula- ¿Qué hice?
-Mejor dicho que NO hiciste-respondió con una sonrisa seca, con un sarcasmo a flor de piel. Lo mire con curiosidad tratando de entender que era lo que estaba sucediendo con él-