{Rachel}
— ¿Peter?-pregunté, tocando la puerta de aquel apartamento cerca de nuestra casa—. Vamos, sé que estás ahí, quiero que hablemos—dije, con un hilo de voz. Llevaba cerca de 10 minutos tocando la puerta, se fue en ese mismo instante en el que supo que _____ no era su hija. Jamás le había contado esto a nadie, me lo mantenía en la cabeza.
— ¿Qué quieres?-salió él, con su cara a primera vista llena de fastidio, tenía bolsas negras bajo los ojos, traía una botella de cerveza, no traía los trajes, que lo hacían ver tan lindo. Me quede mirándolo unos segundos. —Bufó— ¿Qué quieres Rachel?-preguntó, desganado—.
—Solo quiero hablar contigo—dije, mirando detenidamente su rostro, lucía cansado y totalmente mal— ¿Te paso algo?-pregunté. La pregunta más tonta que pude hacer a su parecer, bufó nuevamente.
—Sí-respondió, cínicamente— Sí me paso algo. —sonrió de lado mirando detrás de mí, para después dirigir su mirada a mí— Pues…—alargó-. Mi esposa me mintió durante 19 años, pensando que en realidad tenía una hija de ella, y Dios sepa de quien es ella-me miro duro-. Es difícil ¿Sabes?-tomo un trago de su cerveza- La eh amado, querido, criado, mimado… Aun no me la creo, para mi…_____ era taaan-alargó- parecida a mí. Pero no, ahora lo veo todo perfectamente claro, no tiene mis ojos, tiene los tuyos, no tiene mi cabello… ni siquiera tiene el tuyo, pero pensé… Seguramente es el cabello de mis padres, o los padres de Rachel—paro unos segundos y negó riendo de lado— ¡Todos tus familiares son rubios, ninguno de mis familiares son castaños!-me miro, decepcionado— Conozco a una persona con los rasgos de ______. Tiene los ojos azules, entre grises. Tiene sus mismos ojos, es castaño, y vaya que tenían una buena relación tú y él.-se detuvo—. ¿No vas a decirme de quién es?-me callé, no quería decirle que estaba en lo correcto— ¡CONTESTA!-gritó, con fuerza-. ¡DIME EL NOMBRE DEL BASTARDO!-gritó, de la misma manera—.
—Stephen…—susurré, bajando la mirada—.
— ¡Más fuerte!
—Stephen—dije, más alto—.
— ¿Stephen qué?-preguntó, seco—.
—Stephen Heller-lo mire a los ojos—
— ¡JODER, LO SABIA!-se llevó las manos a los ojos y los apretó en forma de decepción— ¡MALDITO HIJO DE PUTA!-pateó la puerta con fuerza—
—Peter… detente—dije, viendo como pateaba las cosas dentro de su casa, yo entre después de él— ¡Detente!-dije, elevando la voz—.
— ¡¿Cómo mierda quieres que me calme?!-gritó mirándome, el miedo me invadió de pies a cabeza, pensaba que me iba a golpear, la rabia se le salía por las orejas— ¡VOY A MATARLO MAÑANA QUE LO VEA!-se jalo el pelo con desesperación— Mierda…—susurro— ¡Lo voy a matar ahora!-busco su teléfono celular en la bolsa de sus pantalones con desesperación—
— ¡Peter no!-dije, asustada tratando de quitarle el teléfono de las manos, mientras el comenzaba a teclear en la pantalla táctil del iPhone—.
— ¡Aléjate!-gritó. Tome sus brazos por detrás y me abrase a él, se tensó al principio pero después, cedió—: Aléjate Rachel…—susurro, lo tenía abrazado por la espalda, mi cabeza estaba enterrada en la parte trasera de su cuello—
—Lo siento mucho—dije, con la voz cortada— Olvidemos todo por favor…—lo abracé con más fuerza—.
— ¿Qué...-alargó, negó con la cabeza— ¿Cómo quieres que olvide algo como eso?-preguntó, ahora calmado—.
—Podemos empezar de nuevo, ____ nunca lo sabrá y…—comencé a titubear— Podemos… no sé, ir nos de vacaciones a un lugar donde nadie nos conozca, podremos olvidarlo, podem… Regresar y hacer como sí nada haya pasado…