Who needs you?

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Sonaron las cinco en las campanas de la iglesia. Christine subió hasta el almendro y seguidamente bajó para ir con Holly:

-¿Ya? ¿Nos vamos?

-Claro -dijo sonriente.

Lowell llegó al almendro y ella no estaba. Triste y furioso, le comenzó a mandar mensajes pero Christine no le respondía, ni siquiera los leía. Ella se lo estaba pasando bien por primera vez en su vida, viendo una película y riendo con su ¿amiga? Sonaba raro decirlo.

Salieron del cine con carcajadas:

-La verdad, no pensé que sería tan cómica esta película, es de amor... -dijo Holly sorprendida.

-Yo no me esperaba pasármelo tan bien.

-Oh...querida flor de loto, conmigo siempre te lo vas a pasar bien. Por cierto, tengo hambre, ¿tú no? Vamos a una cafetería de aquí al lado.

-Sí, yo también tengo hambre -respondió tímidamente.

Entraron a la cafetería. Se asemejaba a las típicas de los años 70 o 80, con esos batidos enormes servidos en los vasos de copa, las camareras es sus patines con sus delantales y uniformadas, las paredes claras en tonos pastel...Le había gustado ese lugar nada más entrar.

Se sentaron al lado de la ventana y cogieron la carta:

-¿Qué te vas a pedir? -preguntó Holly sin quitar la vista de la carta.

-No lo sé, no llevo mucho dinero así que...a lo que me llegue.

-¿A lo que te llegue? -preguntó Holly bajando la carta y mirándola- ¡Te invito yo! -exclamó riendo.

-No, Holly, no hace falta, ya has hecho mucho por mi.

-No acepto un no por respuesta, cógete lo que quieras.

Seguidamente, volvió a coger la carta. Su mirada se hacia más brillante:

-¡Oh! ¡Mira flor de loto! -exclamó dándole la vuelta a la carta para que la miradas- ¿Te gusta los frutos del bosque y el yogur.

-Sí -contestó mirándola sonrojada.

-Mira este batido -dijo señalando con el dedo a una esquina de la carta- Es gigante y parece delicioso, podemos compartirlo las dos, ¿qué te parece?

-Genial -dijo sonriendo.

-Pues decidido, este batido enorme.

Llegó la camarera y le dio el batido con dos pajitas dentro para que compartieran:

-¿Sabes? Eres una gran persona, no te mereces lo que te pasa en el instituto -dijo Holly removiendo el batido con su pajita.

-¿De verdad? Yo no me veo tan grande, sino más bien...minúscula...-respondió Christine cabizbaja.

-¡Que va! ¡Eres estupenda!

De repente, sonó la campanita de encima de la puerta de la entrada. Alguien había entrado en la cafetería:

-¡Mira! -gritó Holly- ¡Hola chicos!

Era un grupo de chicos con chaquetas del equipo de rugby:

-Hola Holly -dijeron todos acercándose.

Christine los reconoció, eran unos de los muchos que la acosaban. Se tapó con su pelo pero aquello fue lo que la delató, su cabello era inconfundible:

-Mirad chicos -dijo uno riendo mientras golpeaba a los otros con el codo.

-Pero si es Christine...

-¿Qué haces aquí?

Ella no respondió, se limitó a beber de su batido:

-No seas tímida -dijo Holly sin saber lo que ocurría en realidad- Disculpadme, debo de ir al baño.

Ellos se sentaron enfrente de Christine. 


Lowell se sentía triste, ella no había ido, dijo que nunca rompía sus promesas pero la había roto. Decidió ir a dar un paseo, no se sentía muy bien con lo ocurrido.

Era de noche, las calles no estaban muy llenas. La luz de los comercios cegaba a cualquiera.  Pasó en frente de una cafetería, le parecía nueva pero en realidad llevaba allí muchos años. Miró a través de la ventana por curiosidad y vio a Christine sentada en una mesa con varios chicos riendo, se fijó que tenía un batido bastante grande y con dos pajitas, lo que indicaba que lo estaba compartiendo:

-Veo que está servida, no solo tiene nuevos amigos sino que ahora también tiene pareja...no debe de estar tan sola como parece..-dijo triste.

Pero no podía estar más alejado de la realidad. Aquellos chicos no estaban riéndose con ella sino de ella:

-¿Qué haces aquí?

-Estoy con mi amiga?

-¿Habéis escuchado? -dijo riendo- Con su amiga.

-¿Pero que amiga? Si no tienes.

-Holly es mi amiga.

-¿Holly? Más quisieras.

-Eres una mentirosa, no intentes hacerte especial diciendo que eres amiga de una de las chicas más populares del instituto, nadie se lo cree.

-Pero es cierto.

-¿Cierto? ¿Sabes lo que es cierto? Que estás sola y necesitada, estás desesperada por tener un amigo o por aparentar tenerlo y recurres a mentiras, pero...¿sabes qué? que nadie se lo cree por que es de esperar que la gente como tú intente creerse cosas que no son, intentan hacerse pasar por la gente como nosotros cuando sois escoria.

-Das pena, aquí con un batido para dos para aparentar que lo compartes y bebértelo tú sola, te pondrás gorda.

-Pero vovotros mismo habeis visto que Holly estaba sentada conmigo -dijo Christine con los ojos humedecidos.

-Lo único que hemos visto a sido a la pobre Holly teniendo que aguantarte por pena, se ha acercado para consolarte, se ha molestado por ti...pobrecilla, no sabe que la gente como tú no vale la pena, nadie os puede sacar de la soledad, es vuestro hábitat natural, donde debéis estar.

-No, donde deben estar es bajo tierra, ¿quién los necesita?

Christine comenzó a llorar y bajó la cabeza. Uno de los chicos le cogió de la barbilla y le levantó la cara, le miró a los ojos y con una sonrisa burlona dijo:

-¿Quién te necesita?


Death promisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora