Montesco and Capuleto

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El agua caliente goteaba desde el flequillo, sus ojos veían caer esas gotas, sus manos se apoyaban fuertemente contra la pared. No quería salir de allí para verla, con ella se ponía nervioso y quedaba como un idiota, pero otra parte de él estaba deseando que llegaran las cinco para poder contemplarla bajo aquellos pétalos que se asemejaban a su cabello.

Un cálido beso en la frente de su abuela mientras la arropaba, le hacía sentir una persona maravillosa. Se pone sus cascos de música, se coloca la capucha oscura de su sudadera y sale bajo la oscuridad de la madrugada a dar un relajante paseo.

A lo lejos ve las puertas del cementerio, estaban cerradas, pero la tentación le llamaba. Sin que nadie le viera, escala la valla y pasa al otro lado, buscando con la mirada dos lápidas que ansiaba ver. Se sienta entre medias de ellas y respira hondo.

Escucha la puerta de su casa abrirse mientras se ataba los zapatos:

-No puede ser, ¿han llegado?

Baja eufórico las escaleras y ve a sus dos padres  en la cocina tomándose un café:

-¡Papa, mama! ¡Habéis llegado!

-Hola hijo mío -dice su padre despeinando su pelo.

-Hola cariño -le saluda su madre abrazándolo.

Su padre, quien estaba apoyado en la encimera, se da la vuelta y ve un montón de cartas. Las coge extrañado y mira que la letra era de su hijo.

-¿Y esto? -pregunta enrarecido.

-Ahhh... eso... -dice Lowell nervioso mientras se las quita.

-Papa, mama... os tengo que contar algo -dice respirando hondo.

-Mama... papa... soy yo, vuestra hija, Christine... quería contaros algo, aunque no me podáis responder.

-He conocido a una chica, sé que sonará raro, pero... desde hace tiempo la llevaba observando y es... especial, es distinta a las demás, es perfecta.

-Conocí a un chico, él me escribía cartas preciosas y al fin pude conocerlo. Él me defendió y gracias a ello le pude conocer en persona, va a mi instituto y es un chico peculiar.

-A ella... bueno... a ella le maltratan en el instituto y yo la defendí, fue mi oportunidad de mostrarme frente a ella. Esa chica me hace sentir cosas extrañas que nunca antes había sentido.

-Creo que al fin he encontrado a alguien como yo, a él también le pegan y se meten con él, pero nos tenemos el uno al otro para protegernos.

-Ahora os preguntaréis cual es el problema, para mi no es ningún problema, pero para vosotros sí, ella... no es de nuestro "nivel social", como decís vosotros, su familia es  muy inferior al nivel que vosotros querríais, solamente son ella y su abuela, que está enferma, el dinero se lo prestan o tiran de los ahorros y legados que le dejaron el resto de familiares que fallecieron. Sé que eso no os hace gracia, sé que queréis para mi una chica que sea rica, que sus padres sean jefes de grandes empresas, como vosotros, pero ella me hace feliz.

-Él pertenece a una familia adinerada y sigo sin comprender como se pudo fijar en mi. En estos momentos vosotros diríais que soy muy bella, que como no se va a enamorar de mi alguien, pero no me son necesarias las mentiras piadosas, si yo fuera hermosa y perfecta estoy segura que no me maltratarían en el instituto, pero no lo soy y lo acepto. Él se ha debido de fijar en otra cosa, pero no sé el qué...

-Bueno... si ella te hace feliz... siempre podéis ser amigos, hijo mío, queremos para ti una buena persona, si ella es pobre te quiere por tu dinero, y eso no está bien, solo te protegemos -dijo su madre sin apartar la vista de los miles de informes que tenía sobre la mesa.

-Tu madre tiene razón, la amistad no está mal, eso es mejor que nada, pero queremos que termines con alguien que te aprecie por algo más que por tu dinero.

-¡A ella no le importa mi dinero! ¡Ella es una buena persona!

-Lowell... cariño... eso es lo que quiere aparentar, no te dejes engatusar por una cara bonita, fíjate en sus manos que sujetan el cuchillo, la belleza te ciega -le dijo su madre.

-¿Sabéis que? Que por una vez en mi vida voy a escuchar a mi corazón no a vosotros -respondió con enfado.

-Bueno... os debo de dejar... pronto llegará el guardia y me meteré en problemas si me ve aquí dentro. Os quiero -se despidió abrazando las dos lápidas.

Death promisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora