31. El Gran Final

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Aún nos encontrábamos en la casa, podía ver a Henry peor, él no podía verme a mi, éramos invisibles para él. Tampoco podía pronunciar palabra o mover objetos. Podía ver como Zac y Diana junto con Henry hablaban preocupados sobre lo que había ocurrido.

Fueron hacia María donde averiguaron dónde me encontraba. Mientras yo estaba en un cementerio, todo el plan era de Pamela y Des para armar una guerra pero al parecer, ellos no se habían enterado de las nuevas noticias. Quería decirles pero no iba a servir de nada; iban a querer matarme igual, traté de gritar pero era imposible.

—No puedo. Yo siempre te odié, es que vos tenés todo lo que yo no puedo tener, amigos, tu mamá, un novio. —dijo Pamela.

—No lo hagas, no hay vuelta atrás. Si no hubiera pedido un tonto deseo... —dije rápidamente.

—No la escuches Pamela solo quiere distraerte, hacerte confundir —indicó Des.

Des obligaba a Pamela a matarme, ella no se animaba. Estaba asustada, llorando. Henry llegó para impedir todo, tomó el cuchillo que tenía Pamela entre sus manos y lo tiró a un costado, me sacaron la soga de la boca y pude pronunciar un suave Henry, abrazándolo. Des que estaba detrás de su hijo, tomó el cuchillo entre sus manos para clavarlo en mí pero Zac lo impidió. Diana comenzó a ayudar a Zac, yo peleaba con Pamela. Los Supremos nos vieron, desterraron a Des a una dimensión de la que no iba a poder salir vivo, a Pamela que se demostraba arrepentida le dieron otra oportunidad y al no haber más guerra despertaron a la madre con la condición de que se hiciera cargo de su hija. Pamela nos agradeció a todos y nos pidió disculpas, yo como un gesto le ofrecí que fuera reina de la oscuridad, algo que sabía que deseaba hace mucho, ella aceptó con mucho gusto.

Las cosas habían cambiado, La Guerra de Ángeles ya había terminado, comenzando a reinar la paz en todos los habitantes de Shadow. Henry y yo nos estábamos por casar nuevamente. Ahora solo quedaba que Daniel se enterara de la verdad.

—Tengo miedo de cómo reaccione.

Indicó Diana, temblando del miedo. Estábamos preparadas para contarle todo a Daniel pero presentíamos que iba a reaccionar raro.

—Me van a decir ¿Qué es lo tan importante que me tienen que decir que tuve que venirme desde la universidad?

—Perdón por no ser tan inteligente como vos y con nuestra misma edad terminar el colegio antes, nada más porque sos un nerd que no para de estudiar y ya va a la universidad.

—Oigan eso me dolió, creo que ya sé que me están tratando de decir.

Daniel no tenía ni idea de lo que le queríamos decir. O bueno eso era lo que pensábamos nosotras.

—Creo que no tenes idea de lo que te vamos a decir —dije preocupada.

—Si estás tan seguro decinos —dijo Diana.

—Me quieren decir que Tessa es mitad ángel de la paz y mitad ángel oscuro, ahora se va a casar con Henry y vos Diana sos ángel protectora de Tessa junto a Zac que son novios; por cierto podrías haberme dicho esa parte, ¿no?

—¿Cómo sabes? —nor miramos con Diana, sin entender nada.

—Pero hay más... Yo soy ángel de la paz protector de ustedes dos. Diana nuestros papás eran ángeles de la paz, protectores de la reina María; ella les entregó un pequeño angelito que eras vos Tessa. Yo los ayudaba en todo, aparte iba al colegio con ustedes. Para finalizar me gusta Pamela.

Las dos nos quedamos con la boca abierta por todo lo que había dicho, incluyendo que le gustaba Pamela, pero bueno <<cada uno tiene su gusto>>, susurré. Era la boda, todos estábamos sentados, Daniel y Pamela estaban comenzando algo, Diana y Zac estaban esperando un bebé, y yo estaba comenzando algo nuevo con Henry.

La música sonaba de fondo. Henry se encontraba igual que la otra vez, muy nervioso con un traje negro y un moño. Yo tenía un vestido azul esta vez, opté por cambiar el color, sino iba a ser muy aburrido siempre el mismo color de vestido, tenía todo descubierta la espalda, no tenía breteles, los hombros estaban descubiertos, llevaba un velo corto y la cola del vestido que arrastraba, gracias a Henry y a Paulo pude tener en un solo día, sin preparativos la boda perfecta.

—Hola linda, estamos aquí reunidos para unir a estos dos pequeños ángeles y como sé que Hen está impaciente, voy a ir al punto.

Todos rieron, mientras Henry miraba raro. Esa mirada acechante si que daba miedo, las risas pararon y la boda siguió.

—¿Acepta por esposa a Teressa como futura esposa hasta que la muerte los separe?

—Si acepto —colocando el anillo.

Creo que estaba vez no iba a haber discurso. Todos parecían muy contentos y al fin pude tener la boda soñada, junto a mis papás que se encontraban mirándome. Este casamiento era muy diferente al de la Tierra y por eso lo hacía perfecto.

—¿Señorita usted acepta ser la señora Teressa Sutton hasta que la muerte los separe?

—Si acepto —colocando el anillo.

Tiré el ramo de flores que lo agarró Pamela, salíamos corriendo de ahí, mientras todos nos tiraban pétalos azules. Llegamos a la casa de mis sueños, cuando era chiquita soñaba con una cabaña, tenía un lago, se veía el agua cristalina, si mirabas para la izquierda se encontraba la cabaña, si mirabas para la derecha había un bosque y detrás de la casa, una montaña.

—Siempre tuve un sueño, recuerdo que alguien estaba jugando conmigo. Nunca había podido verle la cara o lo veía de espalda o escuchaba su voz.

—Es raro, porque yo también tenía ese sueño, soñaba que la chica de vestido rosa, se escondía tras los árboles, yo la tenía que encontrar —sonrió Henry.

—Esa chica era yo —sorprendida.

A veces las cosas pasan porque sí, no encontramos ninguna explicación de ¿por qué a nosotros? o ¿tal vez sí? pero no es lo importante. Lo importante es aprender, confiar y luchar sobre todos los obstáculos que se ponen a lo largo de nuestra vida, tener confianza, valorarnos, respetarnos a nosotros y a los demás por igual. A veces creemos que todo está perdido pero lo que no nos damos cuenta es que solo es una etapa más de nuestra vida.

Comprendí que nosotros estábamos destinados a estar juntos, al principio nunca creí en el destino hasta que lo conocí. Me di por vencida pero él me hizo ver las cosas de diferente manera. Seguí para adelante, siempre los dos seguimos para adelante, no nos importó nada, solo nosotros, no nos importó lo que nos dijeran o lo que hicieran otros, al fin y acabo terminábamos juntos siempre. Jamás es tarde.

La mayoría de nosotros al no valorar las cosas, a veces las perdemos y en vez de luchar por lo que creemos perdido nos damos por vencidos. Pero en algún momento de nuestra vida, alguien siempre aparece en nuestro camino dándonos una oportunidad hacia nuestro nuevo destino.

—Parece que esta historia está llegando a su final.

—No Tess, recién este es el comienzo —cerrando la puerta de la habitación.

                                                                                                                                                                                               FIN

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Gracias a todos los que votaron, comentaron y leyeron. Cada día me dan más fuerzas para seguir haciendo lo que me gusta.

La Guerra de Ángeles ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora