El inicio de todo

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Ya habían pasado meses desde que ocurrió la Coronación, El Baile de Luces de Neón, el Jewel-Bilee y otros eventos.
Nuestros reformados villanos vivían felices en Auradon:
Jay se seguía dedicando al Tourney y otras actividades. Evie era novia de Doug y ella se dedicaba a hacer ropa para las demás estudiantes de la escuela. Carlos se volvió inseparable de Chico, y empezó a fijarse en Jane. Mal ahora estaba llevando a cabo su nueva vida, ya que eligió el bien y estar con Ben.
Los chicos, a la vez, hicieron nuevos amigos como: Jordan, la hija del Genio de la Lámpara; Ally, la hija de Alicia, entre otras personas. También con la llegada de chicos nuevos a la escuela.
Mal, en cierto día, estaba en su habitación dibujando cualquier cosa que viera a su alrededor. Había algo que la traía distraída. Una cosa inexplicable. En su nueva vida en Auradon tiene amigos, los cuales nunca la abandonarán; tiene un novio al cual ama a pesar de no compartir mucho tiempo juntos; le gustaba asistir a las clases de la Academia Auradon. ¿Qué era lo que le faltaba? La perfección no existe, sin embargo, Mal sentía que aunque no podía tomar su vida perfecta, había algo que le hacía falta en ese entonces.
Evie, quien estaba afuera, entró a la habitación y sacando a Mal de sus pensamientos. Ella entró con bolsas llenas de telas de cualquier tipo.
Evie: Hola, Mal.
Mal: Hola, Evie. ¿Más material?-preguntó al verla con las bolsas en las manos.
Evie: Sí. Es viernes y quiero tener el material para mis próximas obras maestras aseguradas.
Mal soltó una risita. Evie dejó las bolsas cerca de su cama y cerró la puerta.
Mal: ¿Para el próximo baile?
Evie: Claro.-Se sentó en su cama-. ¿Te pasa algo, Mal?
Mal volteó a mirarla.
Mal: ¿No sientes que algo te falta?
Evie: ¿Como qué?
Mal: Siento que algo me hace falta. Creo que hay algo que los gustos de Auradon, la amistad y el noviazgo no pueden llenar, algo como...
Evie: ¿Un amor familiar?
Mal se quedó paralizada por un momento. Era lo que exactamente iba a decir.
Mal: Sí.
Evie: Te comprendo. No es fácil saber que todo lo que tenemos ahora no compensa nuestra relación con nuestros padres.
Mal asintió.
Mal: Aunque sé que haya una pequeña posibilidad de que mi mamá cambie, creo que no sería lo mismo.

Llegó la noche y todos estaban durmiendo. Mal comenzó a tener un sueño. En el sueño, ella estaba en una bodega, al parecer en un segundo piso junto a una barandilla. Echó un vistazo a la ventana más cercana, en donde observó que estaba en una bodega de la Isla de los Perdidos. Se separó de la ventana hasta toparse con la barandilla. Dirigió su mirada hacia la parte baja, donde estaban cuatro niños, dos niños y dos niñas; los niños y una de las niñas parecían tener unos tres años de edad, y la otra niña parecía de uno o dos años. Ellos estaban llorando. Mal se sintió horrible al verlos llorar y no hacer algo. Junto a ella, había unas escaleras pegadas a la barandilla; empezó a bajar por ellas hasta llegar con los niños. Al estar ahí los vio un poco mejor que cuando estaba arriba. La niña de un año tenía el cabello un poco corto y tenía la mitad derecha de color negro y la mitad izquierda de color blanco. La niña de 3 años tenía el cabello largo y de color azul fuerte. Uno de los niños tenía el cabello color castaño oscuro y corto. A Mal le llamó la atención el último niño: este era un pelimorado, igual que ella, y parecía ser el que sufría más que el resto de los niños.
Mal, al verlo llorar, se acercó al niño y este se dio media vuelta. Él no parecía asustado. El resto de los niños no se percataron de la presencia de Mal. El niño pelimorado se abalanzó hacia Mal para abrazarla; ella aceptó el abrazo y dejó que el niño se desahogara en el abrazo. Cuando ella le iba a preguntar el porqué de su llanto, toda la habitación (o más bien la bodega) se empezó a iluminar. Mal ya no estaba soñando, sino que más bien se había despertado con los rayos del sol.

Descendientes/ Secretos revelados, villanos reveladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora