3. Fuera del castillo

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Un Omega, siempre se espera que este al cuidado de otros, bajo la supervisión en particular de un Alfa; la independencia era un concepto ajeno y hasta se veía, cómo fuera de lugar a aquellos que lo intentaban.

Sin embargo para Soo, era una decisión que ya era parte de su vida mucho antes del compromiso que su familia arreglo. Como Omega era tabú si quiera la idea de estar con otro Omega.

La situación en un principio no fue fácil, tuvieron que buscar un lugar donde pudieran estar sin que los cuestionaran sobre porque estaban solos;

Oh porque dos Omegas querían vivir juntos.

Al llegar a la ciudad, se instalaron en uno de esos complejos departamentales tan característicos de las ciudades bulliciosas, con cientos de diminutos apartamentos, grises y derruidos, donde, a nadie le interesaba la vida de otros y fácilmente se olvidaban los nombres;

No tenían otra alternativa por el momento.

Hwan tan optimista como era, uso lo que pudiera encontrar a su alcance y decoro con el tiempo él lugar, y sorprendiendo a Soo por el resultado; el pequeño espacio del antes derruido lugar, lucia encantador y cálido.

—Tú eres el que trabaja, bueno por el momento claro, es lo menos que puedo hacer...—lo recibió una tarde con su antes desgastado departamento, ahora luciendo totalmente diferente, después de tomarle de la mano le beso sonrojado y sonriente.

Soo relajo su eterno ceño fruncido de irritación y le beso en la frente sorprendiendo a Hwan, que río apenado.

Su vida comenzaba a remontar a pesar del incierto comienzo para vivir por su cuenta, y aún si  tenían que ocultar su relación, simplemente lo aceptaban.

No negaban su deseo de que las cosas fuesen diferentes.

Poder caminar tomados de la mano como otras parejas; mostrar lo importante que eran el uno para el otro, cuanto se querían, y la felicidad que aumentaba poco a poco en sus días, sin tener que esconderse.

En ocasiones Hwan veía por las calles a parejas reír despreocupadas; el simplemente apresuraba el paso para no seguir mirando.

Las risas dulces de los niños resonaban con sus pasos ansiosos. Deseos del instinto se hicieron presentes al pasar por un parque, quizá alguna vez deseo poder tener hijos propios, pero el, daría esa oportunidad y muchas cosas más por Soo.

La imagen de estar atado a alguien que no fuera la persona con la que había crecido, a quien cada mañana recordaba cuanto amaba hasta el punto de doler, era una idea horrenda, que le destrozaba.

El era su familia.

Su madre a veces intentaba seguir el cariño natural por el; ignorando las enseñanzas de viejos y arraigados cánones sociales, sin embargo, aún así bajaba la mirada y se iba a otra habitación ignorando el sufrimiento de su hijo causado por su padre,

Y eso le dolía más que el dolor infringido por su padre.

La indiferencia le llenaba los ojos de lágrimas que tenía que soportar; de cosas que quería experimentar y decir, pero que, no debía intentar al ser un Omega.

Aun, a pesar de todo, tanto el, como Soo, mantenían sus ilusiones.

Recordando, cuando niño, como creía que con solo amar sinceramente sería suficiente y las personas lo celebrarían.

¿Porque era tan diferente?

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Un hábito que se formó, en parte por un afán inconsciente de mantener los primeros recuerdos de sus niñez, y el encuentro que los unió, era el de coleccionar libros, en específico aquellos que copilaban cuentos infantiles.

Maravillosa Dulzura [Omegaverse] [Yaoi] #BL-awardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora