12. El verdadero cuento

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Poco después, y sin demora, Kyo interpuso la demanda contra el gobierno mismo. Manteniéndose callado sobre su estrategia, y nombrándose el como abogado del caso, pidió a Yo difundir a los medios en lo posible la situación, manteniendo en secreto los casos, dado que serían usados el día del juicio.

Otra tarea que el congresista le dio a su amigo, fue buscar a las familias y conocidos de los Omegas de los registros, algo que realizó con ayuda de Jian.

El día del juicio llega, y la noticia de que uno de los congresistas más importantes demanda al sistema mismo, se esparce sin control.

Contrario a otros casos más convencionales, Kyo observa que el jurado es enorme, y se enfrenta a varios jueces y senadores en el juzgado. El Alfa no se inmuta.

Era de esperarse dada su experiencia.

El joven congresista suspira antes de levantarse de su lugar asignado, y mira fugazmente a Soo y Hwan que tiemblan ligeramente. Kyo les sonríe con total confianza, observando como ambos asienten, asegurándole su confianza en él.

San Kyo camina con su usual porte altivo para dirigirse al juzgado—: Saludando a los presentes.—Su voz resuena potente en el recinto—. Hoy defiendo no solo a una pareja, no, sino a una causa y expongo una historia de injusticia.

—Congresista no se a donde pretende llegar...

—Ya es hora —Susurra Kyo para sí mismo interrumpiendo las palabras del principal juez, e inmediatamente las altas puertas del juzgado se abren totalmente dejando ver a Yo frente a una multitud, con Jian y Suni acompañándolo.

Pero sus ojos se abren al máximo, e incrédulo mira al final de la multitud a Rae, quien tenía un pequeño grupo detrás de él, apoyando con carteles a los Omegas.

Kyo sorprendido se queda inmóvil, viendo al empresario sonreírle dulcemente y caminar con un grupo de Alfas detrás de él. La multitud inunda la sala, varios Betas, Alfas y Omegas ella; el jurado mira inquietó al amplio recinto lleno, y comienza a murmurar.

Kyo voltea hacia los jueces y vuelve a poner su absoluta atención y concentrarse en la situación actual.

No podía dudar ni si quiera un segundo.

Por más que su pecho se sintiera pesado con la presencia de Rae.

—Déjenme contarles una historia—Comenzó Kyo tomando un portafolio.

Y un crudo relato comenzó, entre la crónica de vidas rotas, insoportables soledades, se escuchaba exclamaciones de horror y sollozos en el lugar.

La verdad de una historia de hipocresía del gobierno, como de muchos Alfas, se relató sin pausa; con cada palabra dicha, varios del juzgado se removían incómodos, algunos furiosos.

El relato logró llegar a su fin,

Después de tortuosos recuerdos para quienes conocían esas historias personalmente.

Verdad tras verdad;

Tragedia tras tragedia;

Todo fue dicho sin omitir detalle.

—El gobierno, y toda autoridad ha dicho que buscan proteger a los Omegas, garantizar su felicidad y bienestar esta en las leyes—Su voz gruesa y elegante se alza sobre los murmullos callándolos—; nada más lejos de la verdad, cada caso que describí, ¡cada uno!—Se para encarando a los jueces —,Ha terminado con la muerte o daño intratable de un Omega, ¿Eso es protegerlos?, ¿Eso es garantizar su bienestar?—Exclama dejándose llevar por sus emociones.

La resolución del jurado fallo a favor de los Omegas sin objeción, algunos de los Alfas presentes que apoyaban las bases del sistema, gruñendo frustrados aceptaron a regañadientes.

Ningún jurado dijo nada en contra, los medios que estaban en la sala no solo buscaron respuestas de Kyo, sino de los jueces y autoridades presentes. Muchas de esa información se habían mantenido confidencial,

Ocultando con descaro los pecados cometidos.

En cuanto Kyo regreso a donde los Omegas lo miraban incrédulos, sin poder creer que de alguna manera habían logrado vencer a un sistema que se mantuvo por décadas. Hwan fue el primero en reaccionar corriendo a abrazar al congresista cuando este se acercó, incluso Soo, renuente claro está, se acercó y le abrazo, ante la divertida mirada de Yo que se acercaba con una sonrisa enorme.

De alguna forma, habían logrado lo imposible,

Lo que muchos otros intentaron sin esperanza.

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Los cuatro esperaron a que la multitud se disipara, entre sonrisas dichosas y lágrimas de emoción. Una vez también los medios se fueron, todos salieron por una entrada poco usada del edificio.

Kyo inconscientemente busco con la mirada al empresario, sin éxito, simplemente sonrió triste y camino junto a los Omegas y el abogado a una vieja salida de emergencia, encontrándose a Rae con las manos en sus bolsillo, y recargado en la pared al callejón que daba la puerta.

—Hola—Saludo inseguro, llamando la atención del abogado y Kyo, quienes nunca habían visto vacilar ni un poco al otro hombre.

El Alfa de cabellos castaños suspiro       —¿En qué puedo ayudarlo Choi Rae?—pregunto en una voz fría.

Hwan sintiendo la tensión en el aroma de todos los Alfas presentes se sintió un poco abrumado—¿Quieren que los dejemos solos?—Pregunto con voz temblorosa.

—No—contesto inmediatamente Kyo—Esto no tardara mucho—Dijo cruzando los brazos y sin despegar la mirada del empresario.

Rae paso su mano por sus cabellos tomando aire—Sabes...yo...yo he pensado, no, he ordenado mis prioridades y...y yo he elegido lo que es importante para mí—Se acercó con paso firme para estar más cerca de Kyo—Tienes razón, estaba anteponiendo otras cosas menos importantes en mi vida a nuestra relación...tu eres lo más importante, y lo único en mi vida—Sonrió desesperado porque Kyo no le rechazara—Perdóname—agito al congresista aun tomándole de sus hombros.

Recibiendo como respuesta a sus suplicas, un puñetazo de Kyo que lo hace perder el equilibrio y caer al suelo. El empresario coloca una mano sobre su mejilla que comienza hincharse, y mira al otro que sonríe de manera sincera.

—Todos cometemos errores, lo difícil es aceptarlos—Le brinda una mano a su pareja para ayudarle a ponerse de pie—Aun así, como diría un amigo mío, eres un idiota—Sus labios se curvan en una sonrisa llena de afecto.

Ambos fueron estúpidos sin duda.

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Con la fiereza que caracteriza a los Alfas en la intimidad, se besaron ignorando hasta donde les fuera posible su aliento entrecortado. Kyo desordenaba los cabellos oscuros de Rae, quien le miraba con tanta ternura, que al otro le parecía que esos ojos azules y cristalinos eran algo que querría guardar en su memoria.

En ese momento su prestigio, o su dignidad como Alfa tan celosamente protegida, fue olvidada; simplemente eran dos amantes, que habían cometido errores por su propia necedad, que desesperados confesaban su amor entre suspiros y besos.

Piel contra piel, dos personas se perdonaron y aceptaron. Rae que se introdujo suave en el cuerpo de Kyo, miro a los ojos profundos y negros del hombre, quien asintió con seguridad. Rae se agacho pegando su pecho con el del otro Alfa, y ladeando su cabeza permitió a Kyo clavar sus dientes, para después hacer lo mismo el.

Entre estocadas cadenciosas, y movimientos frenéticos, ambos se abrazaron en un beso de agradecimiento, y promesa.

Cuando ambos alcanzaron su culminación, se abrazaron nuevamente, besándose antes de sucumbir al cansancio de sus cuerpos.

Ya no había dudas.

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(Canción para los Alfas)

Maravillosa Dulzura [Omegaverse] [Yaoi] #BL-awardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora