7.Frente a la marea

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Para ambos Omegas, Suni había sido más que alguien amable, era su amigo, y algo parecido sentían por el Alfa Byung Jian, quien probó ser un buen hombre. Aún si, Soo continuaba mirándolo queriendo clavarle los ojos por la espalda.

Pero al final, eran personas que estimaban; por lo cual, cuando tanto el abogado y el terapeuta, comenzaron a distanciarse, en ocasiones ni si quiera queriendo mirarse, se preocuparon.

Y el día en que se enteraron de la inimaginable noticia de que Suni, un Omega supuestamente incompleto, e infértil fuese marcado, además, de estar esperando un hijo, fue suficiente para tornar su preocupación en miedo por el otro Omega.

La sucesión de eventos que ocurrieron para Suni, por demás peculiar, los mantuvieron alertas, preocupándose más por el bienestar de su amigo, que por su precaria situación. Soo estaba genuinamente furioso, dirigiendo su ira al desconocido, y responsable, de la situación de una persona que era sumamente importante para ellos.

El resultado para el terapeuta , sobra decir, fue por demás inesperado para todos, impactante el hecho de saber que Jian era el Alfa unido a Suni; extraño era, que Suni no se hubiese inmutado en lo más mínimo.

Sin embargo, todos sabían perfectamente, lo que implicaba ese embarazo, el fin de la vida de Suni como la conocía,

La vida que había construido hasta ahora,

¿Qué sería de él?, la pregunta hizo las noches largas para ambos.

Y también, ¿Que sería de ellos?

Aun, a pesar de la adversidad, y lo que parecía era estar a la deriva en una marea que ascendía oscura, no hizo flaquear una sola vez a Suni.

La ausencia del terapeuta les dolía como aterraba, en efecto, los hacía temblar en incertidumbre, si, situación era en extremo complicada, y lo seguiría siendo, pero aun así con firmeza tomaron una decisión,

La decisión de no arriesgar a Suni.

Su sufrimiento, su dolor lo soportarían ellos, no podían arrastrar a alguien que podía ser afectado gravemente, mucho menos a una vida de alguien a punto de nacer,

¿Qué derecho tenían?

—No sé si podremos...estamos solos —— Sollozo Hwan en sus brazos esa noche tan silenciosa, que se alzaba como una muralla oscura, rodeándoles.

Soo río suavemente y beso los cabellos dorados de la persona en sus brazos—. No lo estamos, recuérdalo siempre, nosotros somos nuestra familia... tenemos que ver por nosotros — Abrazo con más fuerza el cuerpo tibio de Hwan.

Hwan lo era todo para él, como lo era el para Hwan,

Amante, compañero o familia.

No tenía nombre lo que era el uno para el otro.

No necesitaba uno.

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El nacimiento de alguien, en general era un evento de júbilo, tanto para los padres del pequeño, como conocidos y familiares; Suni creía que, quizá, la emoción de sus conocidos, era un tanto agotadora, tomando en cuenta que aún se recuperaba de una cesárea.

Se tenía que decir, que a pesar de su estado, para el Omega castaño, dejar de trabajar se le hizo inimaginable; terco como era, e ignorando las protestas de Jian, intento seguir como si nada, al menos hasta que se quedó dormido en medio de una terapia.

Después de ese incidente, el Omega escucho cada palabra de su padre y Jian.

Un día cargando a un pequeño de tres meses, mientras Jian agitaba un colorido sonajero, escucharon llamar a la puerta; Hye que estaba en la cocina, se apresuró a abrir, encontrándose con dos Omegas.

Maravillosa Dulzura [Omegaverse] [Yaoi] #BL-awardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora