"-Todo como debe estar"

40 3 0
                                    


El viento acariciaba el rostro de Fabiana que permaneció, por largo rato, de pie en la cornisa mientras Camilo se mantenía inmerso en sus labores. La azotea de aquel edificio se había convertido en algo parecido a una segunda casa para ambos, y la soledad que a menudo reinaba en aquel espacio la convertía en el lugar ideal para sus propósitos. Solo un par de adolescentes que ocasionalmente subían para fumar un cigarrillo a escondidas, los acompañaban de vez en cuando.

El teléfono celular interrumpió la concentración de Camilo, que exhaló con fuerza ante la irritación que le causó la vibración del aparato. Buscó en el bolsillo de su pantalón y sin mirar la pantalla lo arrojó a un lado de la amalgama química que tenía en sus manos conectada con cables de diferentes colores.

Fabiana se acercó por fin y observó la pantalla del aparato.


- ¿Cuánto más esperaremos? – Preguntó muy tranquila. El muchacho comprobó su reloj.

-Ya deberíamos ir, pero quiero terminar, y solo falta que... - Camilo conectó un cable azul al reloj digital y luego presionó este último contra la pasta envuelta en plástico. – Listo. – Confirmó sacudiéndose las manos. – Por favor guarda eso en la mochila y escóndela.

-Estas muy seguro de que va a funcionar. – Fabiana actuaba con delicadeza, pero segura de sí misma. - Quisiera saber por qué. – Camilo dudó antes de responder.

-Ya lo hice una vez, para un proyecto de ciencias.


Fabiana no contestó, se limitó a seguirlo en silencio y a estudiar las actitudes del muchacho, quien había cambiado su forma de ser a una más cautelosa desde la muerte del anciano de la tienda, dos días atrás. Caminaron tomados de la mano por la acera sonriéndose el uno al otro y hablándose en voz baja sin decirse nada en realidad.


-Paremos aquí, por favor. – Dijo Camilo en un susurro mientras fingía una sonrisa.


La joven de cabello verde se detuvo en la parada de autobús al comprender las intenciones del muchacho. Se abrazó a él como solo lo haría una mujer profundamente enamorado del chico a su lado, sin embargo, Camilo no estaba del todo convencido de que fuese cierto, y aunque así fuera, ella no lo expresaría de esa manera.


- ¿Te enteraste de que ya saben quién asesinó al Sr Trask? – Decía una mujer de edad avanzada a otra. – Al parecer era una vagabunda, pero no tienen una descripción clara, creo. – Camilo había obtenido lo que por dos días había buscado, rumores sobre la muerte del anciano.

-Ojalá la atrapen. – Respondió la otra mujer. – Roger siempre había atendido su negocio con mucho amor.


Tras una seña sutil, retomaron el camino, de nuevo tomados de la mano, aunque solo fuese por algunas manzanas. Si algo le había enseñado la muchacha, es que si no buscabas a una pareja, solo observaras a los solitarios y a los que no se acercan demasiado, por eso fingian amor siempre que estaban cerca de la tienda, pero como habían mencionado las mujeres, buscaban a una mujer sin una descripción imprecisa.


-Tiene sentido. – Dijo ella de improviso.

- ¿El qué? – Preguntó Camilo.

-Detenerse en la parada cercana a la tienda todas las tardes cuando están esas ancianas. – Por fin lo había deducido. – La falta de ocupaciones hacen que los viejos hablen más sobre cosas poco importantes, y a las personas jóvenes no les importan las muertes, están más atentos a las modas.

La Teoría del Caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora