Capitulo 2

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Castiel siguió fumando, inhalaba lentamente el cigarrillo que se encontraba entre sus dedos, se sentía ansioso, frustado y feliz. Feliz de saber que Nathaniel nunca lo había traicionado, frustado de saber que todo éste tiempo lo había odiado por un malentendido, habían perdido su amistad por una tontería. Pronto se acabó el cigarrillo que tenía, seguia con ansiedad, necesitaba relajarse de alguna manera. Apagó el cigarrillo con el borde de la ventana, lo tiró por ésta y se dispuso a salir del aula, quería ir al sotano y tocar un poco. Ya era tarde y no había nadie en el indtituto así que podría practicar tranquilamente, aunque claro, sin Lysandro, éste dijo desde la primera hora que necesitaba llegar a casa temprano y no se podría quedar a ensayar.

Mientras Castiel caminaba hacia el sótano pudo distinguir una cabellera rubia entre el hueco de la escalera, se veía un poco, pero Castiel sabia perfectamente a quien pertenece. Se acercó sigilosamente y pudo notar como éste estaba con la cabeza recostada en sus rodillas, no había notado su presencia aún así que Castiel se dedicó a observarlo detenidamente, su cabello estaba algo despeinado, sus mano derecha estaba algo roja. Se quedó unos cuantos segundos más observándolo, ya se disponía a irse cuando se escuchan pasos, acompañados de risas bajando por las escaleras, era la directora acompañada por el profesor Farres. Nathaniel tambien los escuchó, no podía estar en ese lugar a ésas horas a menos que fuera en la sala de delegados haciendo trabajo, en la cual no estaba. Rápidamente alzó la vista y se encontró con Castiel, quien estaba viendo en dirección hacia la escalera. No podía dejar que lo descubrieran, ¿Por qué Castiel estaba aún aquí? ¿No se había ido ya? Sin pensarlo mucho tomó de la chaqueta a Castiel, haciendo que éste entrará al pequeño hueco donde se encontraba. Castiel no tuvo tiempo de reaccionar, sólo alcanzó sostenerse de la pared poniendo lo brazos a los costados de Nathaniel, estaban sumamente cerca.

-Shhhh -dijo Nathaniel poniendo su dedo índice en sus labios mientras miraba fijamente a Castiel.

Castiel sentía que sus mejillas se empezaban a ruborizar, no muy intensamente. Se mantuvieron en la misma posición durante unos minutos más.

La directora y el profesor se detuvieron abajo de la escalera, creyeron oír algo, pero no le dieron importancia así siguieron hablando en el mismo sitió.

Castiel observaba a Nathaniel, desde sus ojos miel hasta sus labios rosados, podía sentir el aliento de éste, Nathaniel por otro lado se sentía muy incómodo, desviaba la vista hacia otro lado, Castiel sentía las ganas de anular la distancia entre ellos, deseaba saber qué se sentiría tocar esos labios, no podía controlarse, cerró sus ojos, estaba apunto de cometer una locura. Se oyó que la directora se despidió y se fue alejando del lugar. Nathaniel suspiro aliviado, volvió la vista hacia el pelirrojo, notando que éste tenía los ojos cerrados, decidió darle unas suaves palmadas al pecho de éste, como para sacarlo de su trance, Castiel abrió lentamente los ojos y vio a Nathaniel con una expresión de molestia.

-Eh Castiel, ya te puedes levantar. Quiero salir -dijo mientras movía sus ojos de un lado a otro, nervioso.

Castiel reaccionó y se levantó, había estado sosteniendose de una rodilla todo ese tiempo, dejando la otra pierna doblada. Debido al tiempo que estuvo en aquella posición sus piernas estaban algo adormecidas así que cuando fue a levantarse perdió el equilibrio y casi se cae. Nathaniel solto una risa al ver como casi el pelirrojo se caía.

-¿Muy gracioso, no? -dijo mientras reia de lado y cruzaba sus brazos. Si, definitivamente me encanta su risa. Pensó el pelirrojo.

-Tienes que admitir que si -dijo Nathaniel mientras se levantaba de donde estaba.

Castiel lo empujó suavemente, haciéndolo caer sentado y soltar un quejido. Castiel soltó una carcaja.

-Eso si es graciososo.

Castiel le ofreció su mano a Nathaniel para que se levantará, éste la tomó de mala gana y se levantó mirando a Castiel con el seño fruncido. A Castiel le pareció adorable la cara de Nathaniel.

Si, estaba loco por él.

Se quedaron viendo unos momentos, el silenció era muy incómodo, Castiel solo observaba, con una sonrisa enamorada y ojos brilantes, a Nathaniel, resaltando cada facción de él. No habían soltado sus manos en todo ese tiempo.

-Eh, ¿Ya puedes devolverme mí mano? -dijo mirando hacía el piso, se podía notar lo incomodo que se sentía.

Castiel reaccionó al instante y soltó rápidamente la mano del rubio.

-Claro, lo siento

El silenció volvió a hacerse presenté, Castiel empezaba a incomodarse mucho. Se giró para irse pero Nathaniel habló antes de que pudiera lograrlo.

-¿Como estas? Ya sabés, con todo éste asunto.

Los ojos grises del pelirrojo obtuvieron un leve brilló, Castiel creía que Nathaniel quería solucionar las cosas con él, cosa que estaría encantado de corresponder.

-Algo... Confundido, frustado, conmocionado, feliz, triste, enojado y Dios sabe que más -dijo volviendo a mirar el suelo.

-Wow. ¿Todo eso puede sentirse en tan poco tiempo? Y ¿Por qué feliz? Pensaba que estarías hecho una furia y golpeando todo a tú paso -todo esto lo dijo con sarcasmo y burla, el rubio formó en sus labios una sonrisa cínica y no quitaba los ojos de Castiel.

-Obviamente por saber que no fui el único al que engañó ésa idiota -mintió. No podía decirle que era porque Nathaniel había ayudado con todo el esunto de Debrah.

-Ah, ya veo -el rubio bajo la cabeza algo decepcionado.

El corazón de Castiel dolió, no quería verlo así. Se acercó a él y le tomo su cara con ambas manos, haciendo que éste volviera a mirarlo, confundido.

-Gracias... Ya sabes, por lo de Debrah -dijo lentamente muy cerca del rostro del contrario, éste se estremeció al escuchar eso, se sentía algo feliz.

Castiel estaba decidido, arreglaría las cosas con Nathaniel, aunque claro, discretamente y sin perder su orgullo a menos que esté seguro de que sus sentimientos sean correspondidos. Enamoraría a Nathaniel, cueste lo que cueste.

Pegó su frente a la de Nathaniel, este se sobresaltó pero no se movio.

-Hasta mañana -susurró Castiel y lentamente separó su frente de la del rubio, para después darle una sonrisa e irse del lugar, dejando a un confundido y nervioso Nathaniel.

Su plan para conquistar a Nathaniel empezaba desdé mañana.

Si Pudiera Amarte (CASTIEL X NATHANIEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora