EPÍLOGO

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El gran día llegó. el día en que me caso con Nathan; justo ahora estoy en la iglesia donde se llevará a cabo la ceremonia. Lleva dos minutos de retraso, pero vamos!, solo son dos minutos, ¿verdad?...

Ya han pasado diez, diez minutos y el todavía no se presenta, las dudas invaden mi mente. Qué tal si le pasó algo a el y a Alex?, ninguno contesta los celulares, aunque Sam parece estar de lo más tranquila yo no puedo. Simplemente no puedo.

Han pasado más de treinta minutos, y se preguntarán qué pasó...

El nunca llegó.

Ahora mismo estoy en un bar, no exactamente de mala muerte... pero se asemeja; la gente que viene a la barra a pedir sus tragos se me queda viendo mucho, al parecer jamás han visto a una novia plantada.

Mi maquillaje y peinado siguen intactos, no batalle mucho para llegar a aquí, así que el vestido está en óptimas condiciones. Mientras tanto, el maquillaje no tenía porque estropearse, es decir, no sude. No estaba nerviosa y tampoco llore; al parecer para llorar tenía que querer realmente el casarme con Nathan, y para eso necesitaba un sentimiento, y ese es el amor, el cual le perteneció a Gerald durante estos meses. Y si les soy sincera, les seguirá perteneciendo hasta sabe cuando.

Miro el reloj en la pared y veo que en dos horas sería la fiesta para celebrar mi matrimonio, pero le restó importancia, aunque la comida que darían sería estupenda.

Mi móvil suena y veo que es el número de Alex, sin pensar dos veces contesto.

-________.-dice Alex cuando acepto la llamada.

-Alex, qué pasó?.- le pregunto-. Porque no llegaron a la boda?

-Tuvimos un percance, a Nathan se le abrió el muslo derecho, larga historia. Estamos en la iglesia y el padre dice que aún los puede casar.-dice

-Pero y los invitados?.-pregunto.

-Sam les está avisando que hubo un retraso, pero todos vendrán de nuevo. Todavía quieres casarte?.- me pregunta y dudo por unos segundos.

¿Realmente quiero casarme, sabiendo que amo a otra persona?, al demonio, el en este momento está esposando a otra mujer, a la tal Anna.

Tomó mi último caballito de tequila Y hablo-. Ven por mi.

-Perfecto, iré por ti en el auto. Te llamo cuando este afuera.- dice y cuelgo.

Cinco minutos pasan y recibo un texto de Alex.

"Estoy afuera, sal"
Alex 4:38 p.m.

Tomó mi bolso, pagó los tragos y camino hacia la salida, rápidamente abro una de las puertas de atrás y me subo. Saludo a Alex y en diez minutos estamos afuera de la iglesia, donde estuve anteriormente.

Bajo de el auto y Alex imita mi acción, Sam se acerca rápidamente a mi y me arregla un poco. Me dice que los invitados están adentro y de un momento a otro ella me está sonriendo con malicia.

-Que?.- le pregunto extrañada.

-Nada, nada.- dice sin quitar la sonrisa-. Voltea.

Dice y dudosa lo hago, a quién me encuentro?, al grandioso y sensual Gerald Gillum.

-Tu...?.-le digo sorprendida.

-_______.- me interrumpe-. No tenemos tiempo, ahí que entrar, dicen que ver a la novia antes de la boda es de mala suerte, pero te ves hermosa.- dice con una sonrisa.

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