Capitulo 10

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Parecía como si Micka estuviese siendo sometido a alguna especie de tortura allá afuera, y no poder ver nada de lo que le sucedía era una tortura para Danielle allá dentro. Quería protegerlo, no supo de dónde salió ese instinto protector hacia él, tal vez porque él la había protegido a ella o al menos intentado hacerlo. No lo sabía. Solo estaba segura de que le mortificada en extremo que Micka estuviese sufriendo.

-No la vamos a lastimar, lo de ella será rápido. -Informó un hombre de voz grave, si Danielle estaba en lo correcto; el que hablaba era el hombresote.- A ti sí, me encargaré de hacerlo yo mismo.

-Prometieron que no le tocarían un pelo a Micka. -Angel trataba de no sonar angustiada pero su aflicción era notoria.

-Yo soy un hombre de palabra. -anunció William. Su acción posterior no pudo ser vista por Dani sin embargo oyó el gemido de Micka.- Y este es el único pelo que no le vamos a tocar.

Danielle se incorporó con esfuerzo de la cama, había tan solo una ventana junto a ella y estaba atascada.

Maldijo al que invento las ventanas, y al que inventó los postigos de estas.

Piensa maldita sea. -se dijo Danielle a si misma.

Toda su vida lo único que la había salvado habían sido sus piernas y su mente. En aquél momento solo una de esas funcionaba.

Oyó pasos acercarse, el corazón le latía a mil por segundo. (Sorprendente que no haya sufrido un ataque cardíaco) tomó un adorno que se encontraba en la mesilla junto a la cama y lo lanzó contra le vidrio de la ventana haciendo que ésta se quebrara hasta el punto de lograr cuartear el marco de dicha ventana.

-¡La muy maldita va a escapar! -escuchó gritar al gigante.

Escuchó el correr de varias personas y antes de que la puerta pudiera abrirse, se escondió bajo la cama.

Reconoció los tacones de Ángel, los inmensos zapatos deportivos del hombresote, los zapatos de charolina que su tío siempre usaba y lo tennis de Micka, los demás eran zapatos de vestir de hombres que jamás había visto. Contó unos seis pares de zapatos desconocidos.

-¡Se está escapando por la escalera de emergencia! -gritó el gigante, salió corriendo de la habitación seguido de tres hombres imitando su acción.

-Ustedes dos, vengan conmigo. -Ordenó William con su voz tan serena como siempre.- Tú no dejes que este se escape.

Otros dos hombres salieron de la habitación, William salió detrás de ellos con Angel a su lado.

-No tienes escapatoria, muchacho. -Le dijo el hombre a Micka.- No intentes ni siquiera escapar.

Éste hombre también salió de la habitación cerrando la puerta detrás de sí. A Danielle le pareció que Micka estaba amarrado, solo tuvo que pegar su mejilla al suelo un poco más para darse cuenta que efectivamente estaba amarrado de manos, y en la parte baja de las rodillas.

-No salgas de ahí. -Murmuró Micka.- Ahí estás segura.

Danielle evito jadear debido a la sorpresa de que Micka le estuviera hablando.

-Pienso que ha sido muy inteligente lo que has hecho. -La estaba adulando pero su voz sonaba gangosa como si hubiese estado llorando.- Ahora solo necesito que sigas actuando tan inteligente y te mantengas a salvo.

-¿Con quién hablas? -Preguntó el hombre que había estado afuera de la habitación, entrando en ella.- ¿Por qué mierdas siempre me toca cuidar a los desquiciados?

Danielle vio como el hombre tomaba a Micka de la camisa y lo arrastraba fuera de la habitación, antes de salir Micka articuló con los labios un ''lo lamento'' que le partió el corazón a Danielle al igual que la mirada con la que había dicho lo anterior. Sus ojos suplicaban perdón pero Danielle no lo comprendía del todo.

A ella se le revolvió el estómago, ¿qué era lo que Micka lamentaba?

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Créditos a: Jamie Patricia Celi Andrade

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Las quiero

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