Capitulo 12

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Las puertas se cerraron de golpe justo en frente de la cara del hombresote. Danielle suspiró.

Se había librado de él por unos segundos, lo más seguro era que éste ya hubiese llamado a todos esos hombres con los que andaba para que la esperasen en el primer piso.

Danielle observó como el color naranja se iba encendiendo poco a poco en el botón del número uno. Tenía que pensar rápido antes de que el color llenara el botón y la cólera llenara su vida. Su mirada fue bajando hasta toparse con otros dos singulares botones. Uno decía 'llamada de emergencia', el otro decía 'Solo personal autorizado'

Ahora el dilema era cuál botón presionar. Uno la llevaría director con la policía, sabía que llegarían ahí al instante mientras el otro haría que distraiga a sus perseguidores por unos momentos y luego seguir huyendo. La respuesta es simple por dónde la mires pero para Danielle no era así de fácil. Micka había tenido razón, la policía nunca le iba a creer y se la entregarían en sus propias manos a su tío.

El botón uno se volvió naranja por completo, Danielle presionó el botón de personal autorizado al instante.

Las puertas se abrieron en el piso uno, lentamente, como una tortura para cualquiera que ansiara la llegada del ascensor sin embargo para Danielle fue una ventaja. Logró escabullirse a un lado de las puertas haciendo que ninguna persona del otro lado pudiese verla.

'Jefe, ahí no hay nada' -escuchó Danielle.

Quiso reír, esos eran unos hombres demasiado estúpidos. Cuando creyó que no podría soportar más la risa un hombre en traje, de cabello oscuro con demasiado gel, entró en el ascensor.

Éste abrió los azules ojos de golpe cuando vio a Danielle diagonal a él. En el momento en el que iba a abrir también la boca para gritarles a sus colegas que ahí estaba la chica, las puertas del ascensor volvieron a cerrarse. Le empezaban a caer bien esas puertas.

El hombre extendió la mano hacia su bolsillo para poder sacar un arma, Danielle fue mucho más rápida y le dio un golpe justo en la sien antes de que lograra su cometido. Volvió a pegar una vez más para asegurarse de que éste no se despertara tan pronto. Y para evitar cualquier contratiempo, repitió la acción un par de veces más. Solo para estar segura.

El ascensor abrió sus puertas unos minutos después. Danielle forcejeaba tratando de mover al hombre al que había golpeado, fuera del ascensor. El ascensor volvió a cerrar las puertas cuando el hombre ya se encontraba en el piso de aquel lugar. Era un extenso parqueadero con las paredes pintadas de blanco, y solo unos cuantos carros en él.

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Créditos a: Jamie Patricia Celi Andrade

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Las quiero

Aliada con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora