Ethan era un tipo ordenado hasta la médula. No había nada fuera de lugar, tampoco había ni una partícula de tierra que estuviese en la superficie de los objetos que se podían ver. Danielle pensó que tal vez era un obsesionado a la limpieza y el orden, no era algo que le molestaba, pero así como era de limpio lo era de curioso. Le contó toda la historia con detalles mientras él se encargaba de amarrar al hombre inconsciente a una silla.
-Y este chico, Micka, -comentó Ethan después de haberse quedado en silencio por un largo rato.- ¿Es tu novio o algo?
Danielle desvió la mirada (tratando de desviar también la pregunta) mientras tomaba un poco de jugo que Ethan le había dado.
-No tienes que contestar eso si no quieres, solo no sabía que decir. Lamento mucho todo lo que te está pasando. -Ethan comenzó a secar la frente sudorosa del hombre inconsciente, con una toalla.
-Está bien, está bien. -Danielle se decía eso más a sí misma que a Ethan.
Mordió un pedazo de su sándwich, sabía muy bien después de haber pasado tanto tiempo sin comer.
Ethan encendió un ventilador y lo colocó frente al hombre, calculando en extremo que el aire si le diera.
-¿No crees que lo estás tratando un poco -demasiado- bien para ser un rehén? -Dani se dio cuenta desde el primer momento que Ethan era un buen hombre pero le molestaba que tratara bien a su rehén.
-Es un ser humano, solo hacía su trabajo. Tú misma lo dijiste, ¿recuerdas? Quieres que te dé respuestas, y no te las puede dar si se muere, ¿o sí? -levantó una ceja.
-No, no puede...-murmuró Danielle terminando su sándwich.
La decepción de que el sándwich había terminado debió haberse traslucido en su rostro porque Ethan le hizo una seña para que lo siguiera.
Danielle cerró la puerta de la habitación detrás de ella.
-Después de que comas quiero que me dejes revisar eso en tu pie, ah. -Ethan estaba preparando dos sándwiches más para Dani.
Se sentó en el taburete de la cocina frente a él.
-Quiero saber si puedo confiar en ti, quiero saber si eres un ángel o un demonio, una bendición o una maldición.
Ethan levantó la mirada de la jalea con el cuchillo de mesa en la mano, sonrió.
-Depende de los ojos con los que lo mires, para tu enemigo soy una maldición.
Regresó su mirada a la comida terminando de preparar el primer sándwich y tendiéndoselo a Dani.
-¿Me ayudarás?
-Lo estoy haciendo. -Ethan terminó el segundo sándwich y lo colocó en un plato frente a ella.- Soy aprendiz de médico, por eso estaba hoy en el hotel. Estaba haciéndole terapias a un señor que vive ahí. Estoy en mi primer año de medicina. Vivo solo, porque mis padres están en el Caribe disfrutando de su jubilación. Tengo cinco hermanas, ni un hermano, soy el menor así que fui objeto de juego, y pinturas, y maquillaje durante toda mi infancia, sin embargo no soy homosexual, y a veces hasta dudo que sea heterosexual porque jamás he salido con alguien, ya que no me atrae nadie. Tengo unos cuantos amigos, todos son rompe corazones, y sus conquistas me buscan cuando ellos le rompen el corazón porque creen que soy su amigo gay. No soy problemático, no planeo casarme jamás, quiero joder mi vida para ayudar a la de las personas que me necesitan...
Danielle levantó la mano para interrumpirlo.
-¿Por qué me dices todo esto?
-Para que confíes en mí. Sentí que necesitabas conocerme más.
Danielle asintió comiendo un trozo más de su sándwich.
-¿Quieres que te cuente sobre mí?
Ethan asintió indeciso. Esperaba que la historia que tenía que contar, ésta vez, fuese más feliz.
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Créditos a: Jamie Patricia Celi Andrade
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Las quiero
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Aliada con el enemigo
Abenteuer"Huir de un enemigo que se tiene justo al lado, terminar odiando al unico que habias amado" Así cuenta la historia de Danielle Ferchmam, la chica que se confió siendo victima del engaño.