1• El día que te conocí

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Primer día en el instituto, una experiencia en verdad placentera para muchos; el hacer nuevos amigos, conocer lugares diferentes, entrar a algún club ya sea deportivo o acádemico, usar un uniforma de porristas, ser capitán de algún equipo interesante, en fin, cantidad increible de razones para amar el ingreso al instituto.
Pero para mí, nada de eso era importante; entre al instituto por la única razón de pasar tiempo fuera de casa, el dejar de escuchar quejas sin sentido por parte de mi padre, los sermones mañaneros de mi madre, y los gritos exagerados de mis hermanos.

Sin embargo no conte con que estando fuera de casa me enfrentaría a una versión masculina de mi; un chico completa y totalmente irritante en todo sentido, o al menos lo era para mi; hacía bromas que a mi parecer, eran bromas inmaduras y sin mucho sentido, pero el resto de la clase parecía divertirse con aquellas bromas; así que tome una desición, que aunque me tomo tiempo aceptar de manera voluntaria, termine aceptando eso que dicen por algunos lugares: "Si no puedes con el enemigo, unete a él".

Los días pasaron rápidamente, él y yo teníamos una relación hasta cierto punto amistosa, él solía hacerme enojar con una de sus bromas, sin embargo disfrutaba de ellas mas que cualquiera de nuestros compañeros; hablabamos de cosas simples como su color favorito, o porque le gustaba mas la música de banda que la música eléctronica, me contaba de sus aventuras en la secundaria y de aquellas que tenía fuera de esta, de los retos que hacía; y así como él solía contarme todo ello, yo por mi parte, amaba escucharlo hablar de algo que le emocionara en demasia, interrumpiendolo de vez en cuando para hacer algún comentario que, en ocasiones lo hacia reir, pero que la mayor parte del tiempo nos llevaban de un tema a otro.
Siempre que él olvidaba un trabajo, ya sea porque no estaba cuando entregaron la rúbrica de porcentaje, o porque sencillamente pasaba demasiado tiempo estando en otro lugar; llegaba conmigo, o me mandaba un mensaje para que le pasará el trabajo, si era realmente urgente de entregar; pero mi código personal me prohibia darle copia de un trabajo tal cual, por lo que me dedicaba a explicarle como podía lo que se tenía que hacer y le decía que si tenía alguna duda que me preguntará; cuando yo solía faltar a clases, él era el que me pasaba las tareas y los trabajos realizados en clase, el resto de nuestros compañeros llegaron a pensar que formabamos una linda pareja; recuerdo que ambos solíamos negarlo argumentando que eso no sería posible, que simple y sencillamente eramos buenos amigos, nada mas haya de una sana relación de mejores amigos.
¿Me pregunto si tú aun recuerdas aquellos días?
Era divertido contradecirnos en todo, perseguirle por todo el salón para golpearle por una de sus tipicas bromas frecuentes que solía hacer ante algún extraño comentario de mi parte.

El primer semestre estaba llegando a su fin, los examenes, los trabajos pendientes; aquellos que se dejaban para último minuto; vaya que todo la escuela estaba vuelta un caos; sin embargo él siempre tenía tiempo para pasar el día en las canchas en compañía de sus amigos, como si sus resustados del parcial le valieran muy poco, y no era para menos, siendo una persona lista podría hacer lo que quisiera...
El último día del semestre, me anime a bajar a las canchas, al principio pense que podría encontrar un poco de paz en ese lugar, y fue así al menos durante los primeros 15 minutos; pasado ese tiempo, él bajo con sus amigos, dispuestos a lo que fuera con tal de ganar un solo partido; al verlo jugar de manera tan apasionada, verlo tan concretado, me hizo darme cuenta de que me estaba enamorando de él....

Cartas para un Viejo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora