5• La despedida 1/2

16 0 0
                                    

•~"Amor de mi vida, has robado mi amor y ahora me abandonas"~•

Muchas veces me dijeron que no me encariñará demasiado con alguien, porque ese alguien en algún momento se irá y yo me quedaría rota por dentro; sin embargo no quise escucharlos, pensaba que eran solo habladurías antiguas, que usaban las mamás de antes para dominar sobre la vida de sus hijos; pero mirame ahora, estoy frente a este empolvado escritorio, escribiendote cartas de nuestro día a día, cartas que probablemente nunca leas, cartas que se quedarán guardadas en un baúl; pero no tienes nada de que preocuparte, esta es la penúltima carta que te escribo, porque siendo honesta no había podido olvidar todos esos extraños sentimientos que gracias a ti, llegaron a mi; así como te lo prometí aquella tarde con la brisa murmurando entre los árboles, que dejaría de sentir y de quererte como lo empezaba a hacer; sin embargo, algo en mí me decía que debía quedarme contigo, pero eso no significaba que aquella duda generada, no salía de mi mente, daba una y mil vueltas al alsunto; hoy mientras te veía en aquellas canchas donde compartimos tantos momentos, pude entender que no ganaba absolutamente nada si ocultaba estos sentimientos; comprendí también que tu tipo de chica era un ideal: un cuerpo y una cara bonitos, con la inteligencia profanando por las catacumbas; y yo jamás sería el tipo de chica que buscas, no soy bonita, mucho menos tengo intelecto abajo del promedio, ni siquiera dependo de alguien para que me salve, en pocas palabra soy todo lo contrario a lo que buscas.

El sol estaba en su maximo esplendor, y como no estarlo si era pasado del medio día; tú estabas jugando futbol en compañía de algunos de nuestros compañeros y uno que otro de las otras especialidades; el sudor se había apoderado de tu rostro y parte de tu cuerpo, lo deduje por la forma tan desesperante en la que te quitaste la playera del uniforme y quedaste con un sport blanco que gracias al sudor se pegaba a tu piel, mostrando ligeramente tus musculos en un 50% definidos diría yo. ¿Qué hacía yo ahí? Bueno, estaba sentada bajo la fresca sombra de un árbol leyendo Bajo la misma estrella, un poco cliché tal vez, pero la historia en verdad era buena; sin embargo no pude concentrarme del todo, no por el ruidaso que hacían mientras estaban jugando, si no que la platica tan poco conveniente que mis amigas querían tener me llevo de hablarles en susurros a salir gritando de aquel lugar; cuando me levante de golpe y cerre aquel libro que tenía en mis manos, me gire ligeramente cruzando los brazos, y por un breve instante cruzamos miradas, te ví deteñidamente y sin apartar mi vista de ti, grite ¡Ya no siento nada por él!, volví mi vista a mis amigas que se habían quedado sin palabras por aquella repentina confesión; acomode el libro que yacia en mis manos a punto de caer, con sumo cuidado, y sencillamente camine tratando de alejarme, con la excusa barata de querer estar en otro lugar para poder leer tranquilamente. Mis amigas habían respetado mi desición, ellas mejor que nadie sabían por la repentina confusión en la que me encontraba; no se inmutaron a siquiera seguirme, y era algo que agradecía; cuando estaba por llegar a nuestro salón, las lágrimas ya no las pude detener y de manera silenciosa se deslizaban por mis mejillas humedeciendolas, con las yemas de mis dedos, limpie aquellas lágrimas y esboce una pequeña sonrisa antes de entrar al salón, no quería que nadie preguntará el motivo de mi llanto, mucho menos que te quisieran lastimar por "haberme hecho llorar" porque bueno siendo honestos, tú no tenías la culpa de nada; la única culpable era yo por pensar que era la pieza que te hacia falta, por creer que si me seguía esforzando podría obtener lo que llaman milagros de amor; me quise engañar, haciendome creer que si permanecía a tu lado al menos como tu mejor amiga, podría vivir sabiendote feliz y quizás solo así yo también podría serlo.

Al entrar al salón pude apreciar al resto de nuestros compañeros jugando un famoso juego de cartas llamado "UNO" me vieron entrar y me invitaron a jugar con ellos, al principio me había negado, pero termine aceptando para despejar un poco mi mente; jugamos dos rondas, yo estaba a punto de ganar, pero me aburrí de solo jugar "UNO" y propuse que jugaramos botella, y para hacer mas interesante el juego, propuse de igual manera que fuera de verdad o reto; honestamente era un alivio encontrar con que ocupar mi mente, al menos hasta que entraste corriendo con la respiración agitada, como buscando algo, o mejor dicho a alguien; te acercaste ya un poco mas calmado hasta donde me encontraba sentada, te sentaste átras de mi, como esperando que me percatará que estabas ahí y me girará para verte; claro que note tu presencia ¿cómo no hacerlo? mis nervios estaban a flor de piel, mi corazón quería salirse de mi pecho, quería darme la vuelta y pedirte perdón por lo que había ocurrido en las canchas minutos antes, pero preferí fingir que no estabas ahí; todo iba en verdad bien, pero como siempre ellos tienen que arruinarme la fiesta, te invitaron a unirte a nuestro juego y tú aceptaste gustoso, me obligaron a sentarme junto a ti, y cuando ya estabas en tu sitio dimos la vuelta a la botella y empezo una nueva ronda; mi buena suerte había regresado y cuando me toco a mi, escojí verdad...

-de acuerdo.. Dinos ¿te gusta alguien?

-oh chicos, por favor... Saben que si, pero es un ser de libro, bueno también están los protagonistas de algunas series y... A espera ¿hablas de alguien real? Bueno honestamente no me gusta NADIE.

-...no suenas muy convencida, pero de acuerdo.. Ahora gira la botella.

Mi telefono sono me disculpe con ustedes y salí a contestar; y como al parecer tenías algo que decirme, me seguiste con la excusa de querer ir al sanitario, y nuestra platica no fue para nada grata..

-¿podemos hablar? Es importante- tus palabras golpeaban mi interior como si fuesen las últimas que escucharía.

-como te podrás dar cuenta, estoy algo ocupada atendiendo una llamada importante- trate de sonar lo más fría posible, pero mi voz se estaba quebrando de a poco.

-es sobre lo que dijiste en las canchas...¿de verdad ya no sientes nada por mí?- tu voz, esa maldita voz que por poco lograba hacerme caer de nuevo en aquel avísmo del que con suerte salí viva.

-así es, ya no siento nada por ti; para ser honesta fue un desperdicio de tiempo enamorarme de ti, ya lo escuchaste ahora vete, gracias- aquellas palabras salieron de mi boca como si no tuviera remordimiento o al menos una pizca de temor; como una verdad legítima.

Te habías quedado sin palabras, era lógico; sin embargo tu reacción fue diferente a lo que estaba esperando cuando salieras de aquel estado de trance en el que por breves instantes te habías sumido; me tomaste de la muñeca girandome para quedar cerca de ti y simplemente me besaste; esa fue tu reacción, me besaste; cuando nos separamos solo unos cuantos centímetros, susurraste sobre mis labios...

-fuí un verdadero cobarde, y llegue tarde-.

Volviste a besarme, sin embargo en esta segunda ocasión te aparte con la poca fuerza que me quedaba y te dí una bofetada; las lágrimas amenazaban con salir de nueva cuenta, pero ya no me importo y corrí de regreso al salón, tome mis cosas y me fuí de la escuela.

"Deja de jugar con mis sentimientos, ¿qué caso tiene ahora? ¿Acaso no entiendes que me haces daño?" esos eran mis pensamientos, no paraban de dar vuelta en mi cabeza.

Pero había tomado una desición, tenía que olvidarte a como diera lugar, aunque tuviera que verte todos los días, aun a pesar de verte rodeado de chicas y sentir como hervía mi sangre en mi interior, estaba dispuesta a olvidarte; y así me fuí acostumbrando de a poco a la idea de que, tú y yo no teniamos un futuro juntos.

Cartas para un Viejo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora