Moría de miedo semanas antes de regresar a la escuela; hablaba con familares y amigos, pero siempre les daba la misma respuesta "solo estoy nerviosa, la escuela me pone nerviosa, y si ya se que voy para 4° semestre, pero el nervio sigue ahí" pero honestamente, el nerviosismo seguía en mi, por ti, por que sabía que verte despues de la estupida escena donde te grite aquello que sentía por ti y luego salí "corriendo" despues de ellos, dirigirnos la palabra era algo complicado; sin embargo logramos superar al menos la parte incomoda, y todo gracias a ella, mi gran amiga, consejera, confidente, mi otra mitad; gracias a ella logre hablarte en vacaciones sin sentirme incomoda; cuando regresamos a la escuela, la tensión se había ido, hablabamos como solíamos hacerlo, pero con menos frecuencia; todo había vuelto a la normalidad, bueno casí todo...
Un día mientras estabamos en el taller de dibujo, en nuestra hora libre por suerte; yo salí a la parte trasera del salón en compañía de mis amigas y me telefono en mano; pero la conversación no me era del todo interesante, por lo que decidí regresar al salón por mis audifonos y quedarme ahí hasta que la hora pasará, mientras mr perdía en mi mundo, sintiendo con cada canción como un video se formaba en mi imaginación; pero una conversación que resonaba por todo el espacioso lugar me impidio quedarme en aquel lugar, ni siquiera me atreví a entrar; preferí escuchar la conversación desde afuera...
-¿porque no le has dicho nada? Las cosas entre ustedes han regresado a la normalidad, honestamente no sé que esperas carnal- la primer voz denotaba cierto reproche en ella.
-viejo, es algo complicado, no puedo llegar así como si nada, y decirle ~¿quieres salir conmigo? ~ ella misma lo dejo muy en claro, meses átras cuando la encontre en el viejo tronco de las canchas; ese día enterro todo lo que de cierta manera empezaba a sentir por mi; lo menos que puedo hacer es decirle algo así, pensará que estoy jugando y dejaría de hablarme, esta vez de por vida- tu voz, esa voz que reconocería en cualquier parte, en cualquier circunstancia; sonaba tan apagada, tan debíl.
No quise seguir escuchando, y al intentar huir sigilosamente de mi escondite, tropece con una piedra, una pequeña he insignificante piedra; me pare como pude y volví a correr, esta vez en otra dirección para no ser descubierta; decir que no sentí mi corazón a punto de estallar, sería mentir; puesto que así fue, al escuchar aquella frase por muy simple que fuera, me llenaba de alegría, era una sensación cálida; pero no podía caer, decidí olvidarte y tenía que hacerlo a como diera lugar; no podía quererte, me negaba a dejar que mi corazón hablará.
Y como si hubiera bajado la guardía un instante; ese mismo día, al terminar la hora libre, te habías sentado a mi lado derecho en la mesa-banco que normalmente ocupaba con mi mejor amiga, no estoy segura de que le dijiste para convencerla y aceptará cambiarse de lugar; cuando llegue al taller abrazada a uno de nuestros compañeros, que me hizo el favor de dejarme hasta mi lugar; pude notar que te habías molestado, no quise preguntar porque estabas ahí, no lo creí necesario; ya que el dolor en mi tobillo era mas fuerte en ese momento...
-no tienes porque enojarte, él solo me ayudo a llegar al salón y hasta aquí, ya que tuve un pequeño accidente mientras estaba en las canchas- mencione a manera de susurro, tratando de acomodarme en mi silla.
-no estoy moles....¿estas bien?- tu voz denotaba preocupación, y al igual que yo susurrabas para que nadie mas que yo escuchara.
-estaré bien, no tienes que preocuparte- ya no quise decir más, y el resto de la clase hablabamos por papelitos.
Era una situación un poco (realmente, bastante) incomoda, y el hecho de que el resto de los chicos me ayudará a ponerme de pie, a caminar, a llegar a nuestro salón, a subir escaleras, etc; no hacía nada mas que empeorar todo. A la hora de la salida te ofreciste a llevarme a casa en tu moto, sin embargo tuve que declinar tu oferta por motivos de fuerza mayor, ya que no quería tener problemas en casa.
El regreso a casa se me hizo eterno; tus palabras daban vueltas en mi cabeza, tu voz se había grabado en mi memoria, dandole un vuelto a mi corazón; ni siquiera pude dormir... Pero.. ¿Y sí.... Y sí no estabas hablando de mí?
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Cartas para un Viejo Amor
RomanceNi siquiera tuve el valor para decirte esto de frente; estas cartas se acumularon en estos tres años desde que empece a escribir con un próposito, sin darme cuenta estaba llenando páginas en blanco, donde redacte todos los días que pase a tu lado, t...