Te hice una promesa, y bueno esta es mi última carta; perdona las pequeñas gotas de agua, pero me cuesta escribirte en esta ocasión; las despedidas son doloras, pero duelen mas cuando fuiste un casí algo, como esa persona que practica día y noche, y nunca sale de la banca, pero siempre le dan esperanzas de que algún día pasaría de estar en la banca a ser jugador oficial; nuestro caso es distinto, al principio no teniamos idea de como llevarnos bien, pues teniamos grandes diferencias; con el pasar del tiempo, esas diferencias se hicieron poco notorias y nos complementabamos mutuamente; nos convertimos en amigos cercanos, nos contabamos todo, hasta la mas miníma ocurrencia; pero nadie puede decidir en que momento enamorarse y mucho menos de que persona lo hará; cuando supe que me estabas empezando a gustar, quise cortar por lo sano todo tipo de relación que tuviera contigo, pero me fue difícil fingir que te odiaba; mi corazón pedía a gritos que me quedará a tu lado, mi mente se debatía entre escucharlo y quedarme a tu lado, o simplemente alejarme sin dar explicación alguna; nada de lo que haya pasado ese tiempo fue bueno: nuestro distanciamiento crecía y se convertía en un avismo que ninguno de los dos se atrevía a cruzar, por temor a la reacción del otro; cuando me enfrentaste y quisiste aclarar la extraña e incomoda situación, solo te grite, me porte de una forma grosera y actue en defensa propia; y llegue a pensar que todo estaría bien despues de lo sucedido, pero no fue así; habíamos cambiado y nos dimos cuenta que ya nada sería como antes.
Lamento haberte abrumado con tantas emociones, el haberte mentido en un par de ocasiones, lamento no ser lo que esperabas, pero sobre todo lamento haberme enamorado de ti; dicen que no valoramos las cosas hasta que las perdemos y vaya que es cierto, tú y yo habiamos perdido; yo te perdí a ti, que eras lo que mas amaba, y tú perdiste a la persona que mas te amo incondicionalmente.
Nos dimos cuenta que en realidad estabamos destinados: La ley de los opuestos, era nuestro caso.
Pero como suelo pasar, nos dimos cuenta...Demasiado tarde.
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Cartas para un Viejo Amor
RomanceNi siquiera tuve el valor para decirte esto de frente; estas cartas se acumularon en estos tres años desde que empece a escribir con un próposito, sin darme cuenta estaba llenando páginas en blanco, donde redacte todos los días que pase a tu lado, t...