Naomy despertó en la enfermería y al cabo de unos minutos se dio cuenta que estaba acostada en la camilla con un paño húmedo en la frente. No entendía lo que había pasado, lo único que recordaba era que Samantha la estaba molestando, el resto es borroso.
Miró a su alrededor mientras se levantaba de la camilla, sentándose en esta. Logró ver a Samantha sentada en otra camilla mientras la enfermera le colocaba alcohol en un rasguño que tenía en el brazo, soltando un pequeño grito de ella. Cuando la enfermera terminó con la herida de Samantha, se dio cuenta que Naomy ya había despertado.
—Que bueno que ya despertaste Naomy, pero la próxima vez no deberías atacar a tus compañeros —dijo la enfermera, Naomy sólo la veía con confusión.
—¿Alguien me puede explicar qué demonios fue lo que pasó? —fue lo único que logró decir antes de que le empezara a doler la cabeza, la enfermera la volvió a acostar en la camilla.
—Ten cuidado, te recuerdo que te desmayaste —dijo la enfermera mientras la recostaba y le daba un vaso de agua —, bebe un poco, te ayudará a recuperar tus fuerzas.
—Gracias —dijo mientras tomaba un sorbo del vaso —, pero enserio ¿qué fue lo que pasó?
—¿Enserio no lo recuerdas? —dijo Samantha con su tono de siempre, Naomy sólo negó con la cabeza —Tú me atacaste como un animal salvaje y me dejaste esto —exclamó señalando su brazo con la herida y una parte de su cara con algunos moretones.
—Aunque te lo merecías un poco —pensó Naomy, pero aún no entendía por qué lo hizo.
—Por cierto, el director las quería ver cuando ya estuvieran bien, sera mejor que vayan ahora —fue lo único que dijo la enfermera antes de salir de la habitación. Las dos chicas se miraron entre ellas y ambas sabían que no era nada bueno, así que sería mejor ir a su oficina lo antes posible, y eso hicieron.
No había nadie en los pasillos, ya que se supone que estaban en clases, así que había un silencio entre ambas.
—¿Por qué me atacaste? —dijo Samantha con un tono más o menos serio, lo que le resultó extraño a Naomy, rara vez se le veía a esa chica tan seria.
—La verdad es que no lo sé, no recuerdo lo que pasó. Sólo que me habías quitado mi dibujo y me empezaste a molestar, lo demás es borroso —dijo Naomy mientras seguían caminando.
—Esta bien te perdono —dijo la rubia mientras sacaba de su bolso una hoja con el dibujo de Naomy en ella —, y también lo siento por molestarte todos estos años, es que tenía envidia de lo que eres capaz y pensé que si hacía tu vida miserable, no lo valorarías.
—Espera, ¡¿quien es esta chica y qué hizo con la verdadera y odiosa Samantha?! —exclamó Naomy sin darse cuenta que la rubia la había escuchado, lo que provocó una leve risa de la chica —¿dije eso en voz alta?
—Sí... pero es la verdad, así que ¿crees que podemos ser amigas?
—No veo por qué no, entonces es un sí
Sin darse cuenta, ya habían llegado a la oficina del director, así que se armaron de valor y tocaron la puerta, escucharon un "adelante" y entraron.
—Las estaba esperando, tienen mucho que explicar —dijo el director algo enojado, no le gustaba ese tipo de comportamiento entre sus alumnos.
Luego de que las chicas le explicaran todo, el director decidió suspenderlas por el resto de la semana, pero ellas le tendrían que contar a sus padres de lo sucedido.
Después de salir de la oficina, el timbre sonó y todos los estudiantes salieron de los salones dirigiéndose al patio. Samantha se fue a la entrada de la escuela para irse directo a su casa, mientras que Naomy se iba su casillero para ir a buscar su skate. Pero al salir de la escuela, su teléfono empezó a sonar, era su madre.
—Hola mamá, ¿qué sucede? —contestó Naomy lo más natural posible.
—Hija, ¿crees que puedes venir a casa ahora? Necesitamos contarte algo importante —respondió su madre algo preocupada. Al escuchar eso Naomy se asustó, cuando algo le preocupaba a su madre no era nada bueno.
—Esta bien, voy en camino —luego de responder, su madre colgó la llamada.
Luego de guardar su teléfono, Naomy se fue directo a su casa. Pero le preocupaba un poco lo que le iban a decir sus padres sobre lo de ésta mañana. Cuando llegó, tomó su skate del suelo y se lo llevó en la mano, acto seguido caminó hacia la puerta y entró.
—Hola, ya llegué —exclamó.
Pero algo le llamó la atención, sus padres no estaban solos. Junto a ellos estaba una anciana de 80 años o más, parte de su cabello grisáceo estaba amarrado en un tocado de plumas y llevaba un vestido largo hasta los tobillos, junto con unas sandalias. En otras palabras, estaba vestida como si viviera en una isla tropical hace siglos atrás.
—¿Quién es usted? —fue lo único que logró decir.
—Eres igual a tu madre, y también tienes ese notable carácter de tu padre, sin duda eres tú —dijo la anciana poniendo a Naomy más confusa —, te estarás preguntando quién soy —Naomy asintió con la cabeza —mi nombre es Mahani.
—Hija hay algo que tenemos que contarte, en primera ¿ya viste que tu collar cambió de color? —preguntó su padre, su hija al escuchar eso se fijó en su collar y era verdad, antes su collar era blanco, ahora de color anaranjado con tonos cafés —es porque ya desarrollaste tus poderes.
—Espera... ¿Poderes?
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Nuestro lado salvaje
FantasíaA veces cuando sentimos celos, ira o cuando perdemos la paciencia, hacemos cosas de las cuales no sabemos por qué, como si liberáramos dentro de nosotros un "lado salvaje" o "nuestro animal interior", si es que se puede decir así. En esta historia...