Tiempo

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Notas dulces alzándose en el espacio. Tonos bajos que representan cada uno de sus latidos; suaves, apasionados, llenos de melancolía disfrazada tras una sonrisa.

JongIn se mueve por sobre todo el escenario, su cuerpo es arte mientras es bañado por hilos de lluvia artificial. El agua empapa sus ropas, su cabello, su rostro. Se hace una sola con las lágrimas, con el sufrimiento, con la melodía a sus espaldas tocada por dedos expertos llenos de dolor. Los sentimientos de KyungSoo, de su pianista, acarician todos sus sentidos y se siente excitado, colapsado de emociones fuertes que libera a través de sutileza, de gestos coordinados y acompasados como una respiración caliente contra su cuello que conoce a la perfección.

El público se sume en expresiones de asombro, se aturde por el placer desbordante que significa el poder presenciar un espectáculo como aquel, en el que los sentimientos se encuentran a flor de piel y hacen la de muchos erizar de manera inevitable. Una ocasión única, especial, en donde la seguridad se ha retomado y los recuerdos de un pasado son solo eso; recuerdos vagos en una mente y corazón valientes.

El verano ha traído consigo muchas nuevas memorias y también nuevas oportunidades. A mitad del ciclo escolar y dadas las miles de reacciones positivas que obtuvo el primer concurso artístico de la institución en el ámbito de la música, los organizadores se vieron casi obligados a contentar nuevamente con una explosión de cultura a los espectadores. Varios participantes nuevos habían decidido unirse esta vez y muchos otros, como lo eran Do KyungSoo y Kim JongIn, lucharon para darse a sí mismos una segunda oportunidad. En ella no hubieron errores cometidos, KyungSoo aprendió que a pesar de no tener a su progenitora ahora en vida, deseaba realizar aquel arte de manera apasionada, guardándola en lo más profundo de su corazón como un gran recuerdo y también uno de sus mejores pasatiempos, en honor a quien le había otorgado la vida y cuidó de él durante todo el tiempo que pudo antes de marcharse para no volver.

Todo había salido a la perfección y cuando sus nombres fueron dichos a través de un par de altavoces, la sorpresa y emoción que les abordó, fue suficiente como para capturar los labios del otro en un contacto con tintes de agradecimiento, felicidad y desespero. Ambos habían ganado el concurso después de tanto esfuerzo y ninguno era capaz de caber en su propio cuerpo debido a ello; JongIn rodeó la pequeña cintura ajena con entusiasmo y levantó al más bajo del piso solo unos cuantos centímetros, haciéndoles reír a ambos de manera melodiosa. Se miraron a los ojos y cientos de promesas en mudo fueron hechas, unas que ninguno de los dos esperó, se rompieran tan rápido.

El premio del primer lugar era un viaje nada más ni nada menos que a la misma ciudad de la cultura; París, Francia, en donde podrían finalizar sus estudios con la mayoría de los gastos pagados, pues en ese instante todos se habían enterado del pequeño convenio que la escuela había realizado con una de intercambio en el dichoso país, facilitándoles las cosas. Pero a pesar de la grandiosa oportunidad que tuvieron estos dos alumnos frente a sus narices, las emociones volvieron a teñirse de gris quizás demasiado rápido y JongIn sencillamente no podía creerlo.

Quizás fueron los muchos golpes de emociones anteriores o tal vez la extraña manera en que de algún modo, sabía que las cosas jamás parecerían resultarle bien con ese chico, pero en el instante en que bajaron del escenario, conversaron con calma e intercambiaron algunas pequeñas caricias antes de que KyungSoo perdiera su hermosa sonrisa al recordar algo de golpe, el moreno no mostró mayor expresión que un profundo suspiro y una mirada apagada.

—No podré viajar, JongIn... —había explicado el de grandes ojos, jugando con las manos del menor—. Mi tía se ha vuelto sobre protectora desde que mamá murió; ni siquiera estando aún más loca me dejaría ir tan lejos por mí mismo. 

—Pero este es tu sueño —le recordó. Sin importar qué, KyungSoo siempre había soñado con viajar y conocer, envolverse con cientos de otras culturas y aprender, perfeccionar sus técnicas de músico era también una de sus mayores metas, sobre todo a estas alturas—.No puede simplemente-.

—Sí que puede —cortó el bajito, sus ojos cristalizándose por primera vez en frente de JongIn, provocando que el interior de este se contrajera de manera desagradable, sintiendo náuseas—. Soy su carga ahora, al fin y al cabo.

Y el moreno podría arrepentirse de muchas cosas en su vida, de muchas decisiones o palabras dichas, sin embargo, haber puesto su propio pasaje a Francia sobre las perfectas y grandes manos del pianista y pedirle que viajara con su tía, que cumpliese de una buena vez su propio sueño, no era una de ellas, en definitiva. Y luego de haber recibido tantas negativas por parte del muchacho de labios acorazonados, casi se sentía orgulloso de que hubiese acabado aceptando mientras le daba un apretado abrazo de agradecimiento.

Claro que, el dolor volvía a estar presente, a pesar de las cientos de promesas nuevas, de querer estar siempre en contacto y reservar su corazón el uno para el otro hasta que llegase el momento de volver a verse y estar entre los brazos contrarios.

Por un momento creyeron que las cosas estaba perdidas, que el joven pianista finalmente dejaría el arte, pero el menor siempre estuvo ahí para recomponerle, para tomar todas sus piezas y armarle de nuevo, hasta que sus sentidos no se sintieron colapsados de volver a tocar el piano y su inconsciente olvidó el bloqueo causado por la muerte de su madre. Pero esta vez sí que han ganado, y aquel que dibuja se siente también como un ganador a pesar de no poder acompañar al artista en el camino hacia su felicidad; siente que sencillamente está haciendo lo correcto.

Han ganado y es por eso que se encuentran ahí, justo en ese momento. Es por eso que la melodía suena por segunda vez y es por eso que JongIn llora, sintiendo el pecho arder, latidos erráticos y dolorosos que le recuerdan lo que ha estado sucediendo desde que se descubrió a sí mismo habiéndose enamorado, aún siendo tan joven.

Porque KyungSoo era la persona correcta en el tiempo equivocado, en el instante mal dictado. Era su estrella en medio de la oscuridad de un agujero negro sin retorno.



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¡Hola a todos! 

Olvidaba decirles que ya estamos casi en el final de esta pequeña aventura, de conocer a este extraño par de enamorados que son KyungSoo y JongIn. Quedan casi las últimas decisiones que tomar, y las últimas palabras que decir. 

Creo que me dará un poco de nostalgia terminarlo, no lo sé, esto ha de ser como terminar de criar a un hijo y que se haga independiente(?).

El pianista┇SooKai/KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora