Baile de primavera

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París, Francia; la ciudad de la cultura y del amor.

La frescura de la noche pegando en su rostro le recibió por primera vez durante esa semana, una sonrisa amplia adornando en sus labios al percibir la acogedora sensación que era capaz de otorgar la grandiosa ciudad nocturna. Las calles se lucían altamente concurridas aún siendo pasadas las diez, sin embargo, nada era comparado al alboroto creado durante las mañanas y tardes, justo antes de que el sol se ocultase frente a millones de personas, cada una de ellas llena de ilusiones, pensaba el  joven recién graduado; un aficionado observador de lo que no se puede ver ni tocar.

A sus veintitrés años, JongIn al fin ha sido capaz de pisar tierra europea; tiene la nueva costumbre de beber té caliente por las tardes y mirar por su balcón hacia el cielo nocturno, mientras una sonrisa se plasma en sus labios porque ha logrado todo aquello que alguna vez se planteó.  

Lleva aproximadamente un mes hospedado en Francia. Su graduación dio lugar en Corea del Sur hace no mucho tiempo, habiendo salido de la carrera de arquitectura con honores y un par de nuevos amigos en su lista de contactos, incluyendo al más cercano de ellos. Luego de la inesperada confesión y disculpas por parte de Park, se había sentido pleno y cabe decir, bastante feliz; siempre fue un amante de los sinceros arrepentimientos y no le importó perdonarle aquella vez, sin embargo, se vio obligado a rechazarle amablemente en un sentido amoroso, permitiéndole entonces volver a formar parte de su vida como un buen amigo que estaría para él en las buenas y en las malas. 

ChanYeol aceptó de inmediato, sinceramente agradecido; fue quien le apoyó durante toda su carrera Universitaria, él habiendo entrado en el área de la música, y también fue la primera persona en estar en el aeropuerto para despedirle cuando decidió emprender marcha hacia una nueva vida. Le pidió encarecidamente cuidar de sí mismo y mantenerse en contacto, algo que él cumplía al pie de la letra, conversándole día a día incluso de las cuestiones más triviales.

Sonrió al recordar a ese muchacho. 

Después de tantos años, su mejor amigo había estado conociendo a un lindo muchacho de nombre BaekHyun, él era divertido pero también muy dulce, y JongIn no pudo más que sentir felicidad cuando se lo presentó a través de una vídeollamada aquella vez, a pesar de que fuesen las cuatro de la mañana allí en París. El moreno se había levantado con el cabello alborotado y vistiendo únicamente su ropa interior. Park le regañó un par de veces y él ahora solo podía reír.

Todos estaban cumpliendo sus propias metas, tejiendo sus propias relaciones, armando poco a poco su futuro. JongIn ama su carrera, basada en dibujos estructurados y matemática exacta; ha convivido con científicos y ha estado en importantes conferencias para la creación de nuevos prototipos de edificios, con hombres mayores alabando su rendimiento a pesar de ser aún tan joven, sin embargo, esta vez su destino era otro. 

Una de las más grandes exposiciones se llevaría a cabo esa noche y JongIn había tenido la grandiosa oportunidad de visitarla, siempre deseoso de admirar, captar y llegar incluso al punto de aprender sobre grandes artistas, poseedores de un talento casi infinito. Se calzó en su más caro traje, sus mejores zapatos, puso perfume en su cuello y muñecas y, por primera vez durante toda su vida, usó un reloj de pulsera bañado en oro que uno de sus conocidos en la gran ciudad le prestó como si fuese una cuestión común. "Estás en una de las capitales más vanidosas", le había dicho el hombre, dueño del gran edificio en el que se hospedaba, en un inglés extrañamente pronunciado pero que fue comprendido en su totalidad. JongIn se había negado, pero de todas formas acabó con esa joya en la muñeca izquierda puesta casi a fuerza y la cual se mantuvo cuidando con su vida.

El pianista┇SooKai/KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora