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Había una vez cuatro dioses con poderes más allá de la imaginación de cualquiera.
Los habitantes del Mundo tuvieron miedo al verlos llegar. Dudaron de sus capacidades extraordinarias y de lo que planearan hacer con ellas. Por un tiempo, antes de que los dioses hablaran por primera vez, todas las criaturas del Mundo creyeron que el fin estaba cerca. Estaban petrificados y no hicieron ruido alguno mientras los dioses hacían uso de sus poderes.
Uno de ellos, sonriéndole a los árboles de los grandes bosques y tocando con las puntas de sus dedos las raíces del más viejo de todos, movió la Tierra con una risa melódica que vibró a través de todo el Mundo. La manera en la que el dios se movía daba la impresión de que sus manos podían regresarle la vida a un cuerpo inerte; de que su sola caricia podría conceder dicha a cualquiera. Aquel árbol longevo, irradiando un calor que nunca antes nadie había sentido, cubrió con sus hojas y ramas al dios. Lo acunó contra sí y no le dejó apartarse de su lado hasta haber aprendido la forma exacta de su ser. El dios presionó sus labios contra la corteza del árbol y a éste le fue concedida la capacidad de sanar a quienes lo necesitaran.
Otro de los dioses, caminando lentamente por una playa de arena oscura, entró en el mar hasta que el agua alcanzó sus rodillas. Su rostro era enérgico, imponente, y sus emociones dejaban un rastro luminoso ahí por donde su figura pasaba. Tenía largo cabello negro en el que pequeñas conchas decidieron posarse y una voz con la que encendió las profundidades de los Mares. El agua subió hasta taparle la cabeza, abrazándolo con la fuerza de sus olas salvajes y llevándolo a contemplar los arrecifes de coral. Pese a estar bajo el agua, su voz siguió oyéndose en el fondo de los abismos marinos durante milenios; algunos dicen, no siempre sonando convencidos, que los animales de los océanos del Mundo grabaron la canción del dios en sus corazones y que la cantan todos los días esperando su regreso.
El tercer dios se presentó con una pluma enredada en su cabello. No era cálido, no reía ni cantaba. Emitía pocos sonidos y la cadencia de sus pasos lucía como un baile. Delicado y rítmico, una visión colmada de finura y ligereza. El dios miró los Cielos y éstos respondieron a su mirada aguda con un espectáculo de auroras multicolor que abarcó la totalidad del firmamento durante años enteros. Los habitantes del Mundo miraron hacia arriba y notaron que en la Luna había una pequeña y cegadora luz azul. Dicha luz parpadeaba en sintonía con las respiraciones tranquilas del dios, quien levantó una de sus manos y recibió en su palma el roce cariñoso de los Vientos.
El cuarto dios, el último en aparecer, fue observado atentamente por los habitantes del Mundo durante largos días y noches. El dios era silencioso y vestía una túnica debajo de la cual su rostro quedaba oculto a la luz del Sol y al reflejo débil de la Luna. Era imposible ver siquiera el contorno de su quijada. Los habitantes del Mundo estuvieron a punto de preguntar cuáles eran sus habilidades cuando el dios les dio algo nuevo: criaturas. Las hizo aparecer con una simple moción de sus dedos largos y las criaturas se arremolinaron alrededor de su cuerpo, lo encerraron en un remolino feroz de color violeta y luego se dispersaron por el Mundo. Fueron llamadas Sombras y su origen se revelaba en las Tinieblas. Mientras el dios extendía sus manos para acariciar a una de las criaturas que decidieron quedarse a su lado, los habitantes del Mundo tuvieron la oportunidad de ver sus muñecas y lo que en ellas había no estaba presente en los otros dioses.
Cadenas.
Agosto 2008, Parque Nacional Olympic
Es mediados de agosto y nieva en el norte de Washington. Edward está sentado junto a una ventana cerrada y sus dedos permanecen quietos sobre el teclado de una computadora portátil. Mira lo que hay fuera preguntándose cuándo volverá a sentir las cosas como cuando era humano. Le gustaría saber cuándo comenzará su próxima vida y si acaso será igual de frustrante que todas las que ha tenido hasta el día de hoy.

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A Single Man
FanficMomentos en la vida de Edward Cullen contados a través de sus propios ojos. (Resumen alternativo: Cómo la vida de Edward Anthony Masen Cullen gira alrededor de Jacob Ephraim Black). Tercera parte de la serie 'There Is No End', continuación no-inmedi...