XII

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Poco a poco, ambas iban ganando confianza. Algunas tardes, Ann invitaba a Lucy a su casa. La madre de Ann había conocido a Lucy con buena cara, totalmente lo contrario a como generalmente se comportaba.

Su madre creía que Lucy seria la salvación de su hija, que finalmente, por tener una amiga, Ann cambiaría su forma de ser y se dejaría guiar por la feminidad de Lucy.

Pero ellas no hacían "cosas de niñas normales", como hablar de ropa o de maquillaje.

Ellas leían. Lucy también era una amante de la lectura, por lo que cuando Ann le mostró su librero lleno de inmensos y maravillosos libros, se notaba el brillo de emoción en sus ojos añil.

Pasaban la tarde de maravilla, siendo absorbidas por los libros.

Ser como tú (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora