VII

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Pero las cosas se salieron de control.

Amanda, la niña que más molestaba a Ann, comenzó a esparcir rumores. Aseguraba que en realidad Ann era un niño y que lo había confirmado en las duchas, lo cual era totalmente mentira.

El rumor era algo tan estúpido e ilógico que solo algún idiota lo creería. O al menos así pensaba Ann.

Aun así, todo el mundo le creyó a Amanda, por el simple hecho de ser ella quien lo testificaba.

Sus supuestos "amigos" se alejaron de ella. Ann había descubierto que no estaban con ella porque les parecía simpática o agradable, estaban con ella porque todos empezaron a sentir atracción hacia ella. Esto la hizo sentir peor. No sabía que hacer.


Ann estaba más rota que antes.



Ser como tú (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora