Los molestos rayos del sol iluminanban la habitación de la chica, que fue despertando poco a poco. Se encontró con el pequeño minino acurrucado entre sus brazos, sus orejitas negras hacían diminutos movimientos.
«Es... Tierno» Penso la pelinegra.
Dirigió su mano a las orejitas de Jungkook y las acarició levemente, recibiendo un lindo ronroneo de parte del menor. Inconscientemente sonrió, seguía acariciando las orejitas. Hasta que decidió que ya era hora de levantarse para ir a trabajar.
Suavemente dejo de acariciar las negras orejas de Jungkook.
—Noona... Continúe. —Pidió sentándose en la cama, sobó sus ojitos con sus manos para sacar las lagañas que se acumulaban en sus lagrimales.
—¡Jungkookie! ¿Estuviste despierto todo este tiempo? —pregunto divertida.
—Algo así, noona. —Se acercó más a la chica, colocando la mano derecha de la chica sobre su cabeza.
La mayor entendió el mensaje y comenzó a darle mimos, Jungkook soltaba tiernos ronroneos, al recibir esos delicados mimos.
—Jungkook tengo que ir a trabajar.
—¿Uh? ¿Que es eso?
—Trabajas para ganar dinero.
—¿Dinero? Mis anteriores amos discutían por eso. —Sus ojitos se aguaron y una lágrima salió de ellos. La mayor giro a Jungkook para que la viera a ella, seco sus lágrimas con sus pulgares.
—Kookie, no pienses en ellos ¿Okey?
—Lo haré, noona.
La mayor envío a bañar a Jungkook, lo llevaría a la empresa, no podía dejarlo solo y sin compañía. Se aburriría. Después del trabajo, lo llevaría a comprar ropa, el menor no podía seguir usando la ropa de su hermano. Le quedaba bastante apretada.
Cambio su ropa y ayudo a Jungkook también. Arreglo su cabello, y cubrió sus orejitas negras con un gorro de lana. Desayunaron un poco de ramen, el cual se convirtió en una de las comidas favoritas de Jungkook. Tapo a Jungkook con un abrigo, ya que hacia un poco de frío y no quería que se enfermara. Ella hizo lo mismo, cubriéndose con un abrigo.
Salieron en rumbo al garaje, donde la mayor tenía su auto, un BMW. Aunque el menor no entendía de precios ni costos, pensó que ese auto se veía lindo y que debía ser un tanto caro. Llegaron a la empresa un poco tarde, aunque la mayor era el CEO de la empresa, seguían con su retraso. La pelinegra guió a Jungkook por el ascensor hasta llegar al último piso, donde estaba su oficina.
Aquella era bastante amplía, la mayor dejo que Jungkook explorará la oficina. Aunque al poco tiempo se aburrió, y se sentó en uno de los cómodos sofás que se hallaban en la habitación. Tenía un poco de hambre, ya que el ramen que habían desayunado eran las sobras del anterior.
—Kookie ¿Quieres comer algo? —Como si la pelinegra hubiera leído su mente.
Pidió algo que ni el mismo podía pronunciar: —Kim... Cha?
—¿Uh? ¿Kimchi?
—¡Si! Eso noona quiero kim-chi. —Termino la oración con una linda sonrisa de conejo. Tal vez sus orejitas de gatito no le hacían mucha justicia a esa sonrisa. Pero de igual forma lo hacía ver increíblemente hermoso.
La mayor llamó a un servicio de comida, pidió dos unidades de kimchi y una orden extra grande de ramen. Ramen para Jungkookie, sabía que después de comer le entraría el hambre. También tenía que asegurarse de que se alimentará correctamente, ya que estaba muy delgado. Asumió que cuando lo encontró no había comido en tres días, debido a la velocidad con que comió aquel tazón de ramen.
Por ahora lo alimentaria adecuadamente y después lo llevaría a un doctor, para que le revise.
La orden llegó bastante rápido, tal vez porque el restaurante no quedaba lejos, tan sólo unas calles de la empresa. La secretaria de la mayor fue a dejar la comida a la oficina. No hizo preguntas sobre el pequeño que estaba con ella, lo había visto llegar con su jefa y no quería problemas, necesitaba terminar su trabajo.
—Kookie. —le llamo—. ¿Tienes hambre?
—¡Si! Noona. —La mayor hizo una señal para que se acercara, le otorgó un tazón lleno de kimchi, el cual fue devorado por Jungkook en menos de cinco minutos. La mayor no había comido mucho pues seguía con su trabajo.
El tiempo pasó volando cuando terminaron de comer, la mayor se dio cuenta de que era hora de salir de la empresa, pues ella solo se quedaba hasta las tres de la tarde. Solo entre esas horas la podrías encontrar. No más no menos, ese era el acuerdo.
Recogió sus cosas, guardándolas en su bolsa. Con la vista expectante de Jungkook que miraba curioso a su mayor. Cuando terminó llamó a Jungkook para abandonar la oficina y posteriormente el edificio. Montaron el BMW de la pelinegra y la misma condujo hacia un centro comercial.
Le compraría todo la ropa que quisiera, toda.
Simplemente porque no podía negarle algo a esa criatura que tanto (Se notaba) que había sufrido. Pero esa alegría que emanaba, lograba apartar ese sufrimiento.
Llegaron al centro comercial, caminaron por los extensos pasillos y a Jungkook no le atraía nada. La pelinegra se comenzaba a desilusionar. Esperaba llevar al menor unas treinta prendas o incluso más. Quería que ese niño con sonrisa de conejo sea feliz.
Pasaron por una tienda donde vendían lindos suéteres de lana, muy lindos. A Kook le habían atraído. Entro a esa tienda con entusiasmo de ver las cosas que habían allí.
—Noona, ¿Puedo llevar esto?—Dijo el menor señalando un suéter blanco y rojo.
—Puedes escoger todo lo que quieras, Jungkookie—Le respondió con una sincera sonrisa, el menor se emocionó y empezó a elegir varias prendas, en su mayoría suéteres y gorritos de lana.
En esa tienda solo vendían ropa abrigada, desde suéteres hasta grandes abrigos, y desde pequeños y lindos calcetines hasta los más bellos guantes para invierno.
Jungkook se probó la ropa que había escogido, casualmente todo le quedó a la perfección. Y _____ escogió unos gorros para tapar sus tiernas orejitas. Pagaron la ropa para Jungkook y se dirigieron a otra tienda...
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My Cute Kitty | Jeon Jungkook
RomansaDonde JungKook escapa de su hogar durante una tormenta y una chica lo acoge. Derechos reservados © ⮕ Primer libro: My Cute Kitty (terminado) ⮕ Segundo libro: My Perverted Kitten (terminado) ⮕ Tercer libro: Family time (terminado)