Narradora
Al terminar las clases Gogo salio de la escuela bajando escaleras para poder dirigirse a su casa, pero al instante se le atravesaron dos chicas, una pelinaranja y otra platinada ambas chicas de ojos azules, mirándole con una sonrisa de oreja a oreja. No puede evitar fruncir el ceño confundida, esperando a que aquellas hermanas le dijeran algo, al no haber ninguna palabra de parte de ellas, ella decidió hablar.
—Eeh...¿Puedo ayudarles?—mostró una pequeña sonrisa
—¡Claro que puedes!—contestó la chica de dos trenzas, quedaron en un silencio.
—Y....—alargo Gogo, pero ninguna dijo nada—¿En qué?
—Ah—hizo la platinada—.Nos ayudarías mucho asistiendo en nuestra fiesta en la piscina.
—¿Quieren que yo vaya a su fiesta?—se señalo a si misma.
—¡Claro tontita!—hizo un ademán obvio Anna—¿Quién mas?
—Oh...—hizo sorprendida por la invitación.
—¿Entonces qué dices?—volvió a preguntarle Elsa
—Pero no soy muy amistosa así que...
—No te preocupes.—interrumpió Anna—Puedes llevar a alguien, quien tu quieras.
—Sabemos que acabamos de conocerte, pero a Anna y a mi nos caíste bien.—confeso Elsa sonriendo.
—Di que si.—insistió Anna como niña pequeña.
—¡Oye Anna!—la llamo a lo lejos un chico de cabello rubio y de cuerpo marcado alto y de aspecto agradable.
—Me tengo que ir...necesitó el baño...llegar... ¡Adios!—salio de prisa mientras trataba de correr del rubio.
La platina y pelinegra se quedaron viendo como la chica se alejaba, y como el rubio llegaba a donde se encontraba antes la pelinaranja, apoyo sus brazos en sus rodilla flexionadas recuperando aire.
—¿Por...que hu-huye?—dijo entre cortando.
—No lo se.—se encogió de hombros Elsa
—So-Solo quiero pe...dirle una...una invitación.—se reincorporo y tomo mucho aire, para después mirar a la chica de ojos azules—Tu no puedes darme una Elsa
—Lo lamento Kristoff, no esta en mis manos—negó con la cabeza apretando los labios—Es la fiesta de Anna.
—Pero...pero...—hizo—¡Agh! Vengo persiguiéndola todo él día ¿por que no quiere invitarme?
—No lo sé.—volvió a contestar Elsa, le dio una palmaditas en el hombro—Sigue intentando.
—Ah...—suspiro—Esta bien, nos vemos chicas.
Gogo espero a que el chico partiera, para hablar con Elsa.
—¿Porque no lo quiere invitar?—pregunto ella confundida.
—Nah...—hizo despreocupada—.Si lo quiere invitar, solo que se complica la vida y no sabe como.
—Mmh ya veo.—se quedó pensativa, no supo que responder.
—Bueno, me tengo que ir debo seguir repartiendo mas invitaciones.—le aviso Elsa acomodando su bolso.
—Creí que no estaba en tus manos.—fruncio el ceño
—Mentí, es solo que ella quiere dársela.—confeso la platinada.
—Ah...—hizo con una sonrisa—Bueno yo también tengo que irme.