Sombras #A2

5.

Sombras: Destrucción 5

He repasado mis cintas de recuerdos
cuando volabas conmigo
erguidos en la cima del mundo
desafiando su sonido
ahora tu cuerpo yace hibernado
en una capsúla especial
y solo puedo estrechar el vacío
y solo puedo esperar

He despegado con la lluvia
el viento azota mi rostro
quiero encontrarte en las estrellas
quiero verte brillar de cerca
los rayos cruzan a mi lado
saludando al aeroplano
y yo me siento una vez más
el triunfo de la creación.

Karol tocaba cada nota con tanto sentimiento que era imposible que solo cantara, la canción la sentía, sentía cada nota, cada tecla y cada palabra de la canción. Un pequeño Cover de una canción un poco antigua pero muy certera “Tan Lejos”, Karol no tenía idea del porque se sentía tan identificada con la canción.

—¿Mami por que lloras? —una frágil voz a su lado la sobresaltó ¿Cuando había empezado a llorar?— ¿He hecho algo malo?.
—Claro que no cariño, tu sabes que mamá es muy sentimental y la canción que tocaba era un poco triste pero no es nada, solo exageración. —a decir verdad ni ella sabía porque lloraba. Al vez podría ser porque había discutido con Ruggero por la fiesta de la pequeña, por su tiempo y esas cosas.
—¿Segura mami? Pero si aún cae lluvia de tus ojos —la castaña sonrió enternecida.
—Si mi amor, pero ¡Hey! Es muy tarde para que una princesa como tu este despierta —limpió el rastro de lágrimas en su rostro y le sonrió.
—Pero mami quiero velarme esta noche —la castaña la miró confusa.
—¿Velarte? ¿No querrás decir desvelarte?.
—Bueno eso mamá —rodó los ojos— no entiendo porque los grandes tienen palabras tan difíciles —hizo un pequeño puchero y se cruzó de brazos, dando como resultado una escena demasiado tierna ante los ojos de la castaña.
—Así somos los adultos, raros. —Karol se sobresalto al escuchar la voz de su esposo detrás de ella. La pequeña miró a su padre y le dio una mirada de furia antes de irse corriendo por las escaleras. La castaña miró sorprendida la escena y miró a Ruggero con decepción.
—¿Que haces tu ahí? —le preguntó fríamente.
—Es mi casa.
—Nuestra querrás decir, la mitad es tuya y la otra mitad mía. —se levantó del piano y lo cerró con sumo cuidado, ni una sola mirada le había dirigido a Ruggero.
—Si pero no tiene mucha importancia, digo estamos casados ¿No?.
—Lamentablemente —susurró Karol para si misma, levantó la vista enseguida hacia su marido y efectivamente no la había escuchado ¿Por qué había dicho eso?.
—¿Dijiste algo?.
—No, nada. —comenzó a caminar pero Ruggero le dio vuelta, quedando frente a frente con ella.
—¿Que carajos te pasa? —Karol miró fijamente a Ruggero y justamente cuando le iba a responder, el correo cruzó por el buzón de la puerta principal de la casa.
—Seguramente es para ti —se soltó del agarre de Ruggero y subió las escaleras a toda prisa.

Ruggero tomó el sobre con ambas manos y lo abrió con sumo cuidado para no romper su contenido.

“Sos un poco muy testarudo querido Pasquarelli, ¿Acaso no ves el ambiente en el que vivís? Lleno de peleas y malas vibras. Haceme caso y déjalas, eso ya no es vida.”

—Galaxia

Y por primera vez, después de unas cuantas cartas, Ruggero empezó a tomar en cuenta las palabras de la tal Galaxia.

(N/A: Odienme tanto como puedan, ya se que no hay ruggarol pero no todo es color de rosa, algo malo debía de haber. Pregunta.

¿Quién odia a la tal Galaxia?”