Sombras #A2

16.

Sombras: Destrucción 16

(N/A: Las amo, no me odien)

El timbre de la casa sonó y la castaña bajó a toda velocidad a abrir la puerta principal, la abrió y una sonrisa iluminó su rostro.

—Fernando —el le sonrió y le entregó un ramo de girasoles, sus favoritos.
—Para la más hermosa madre del mundo —Karol le sonrió y tomó el ramo entre sus brazos.
—Diría que no debiste pero ¡Dios! ¡Son girasoles! —ambos rieron y se quedaron viendo por varios segundos, hasta que una pequeña voz los sobresaltó.
—¡Fer! —la pequeña Martina saltó hacia Fernando, el cual la recibió gustoso con un gran abrazo. La castaña los miró con ternura.
—¡Princesa! ¿Como has estado?.
—Muy bien papi —ambos adultos la miraron sorprendidos y la pequeña tapó su boca con ambas manos— lo siento —el chico le sonrió y le hizo un gesto de que no tenía importancia.
—Bueno hermosas, vamos por el helado que les prometí —dijo Fernando y Karol le sonrió como gesto de afirmación.
—¿Puedo comprar el helado más gigante de le heladería, con mucho dulce de leche? —dijo Martina haciendo una voz gruesa al pronunciar «gigante».
—Martina... —dijo en tono de advertencia su madre.
—No importa Karol ¡Claro que puedes comprar ese y todos los que quieras! —Martina aplaudió y abrazó a Fernando con mucha emoción.
—Bueno, vámonos —sonrió Karol.
—Vamos.

Los tres salieron de la casa entre risas y juegos, parecían una familia, una familia muy feliz.

(......)

“Por fin, eres libre y sin ataduras, Karol ya no te molestará más, encontró a alguien más, tu deberías hacer lo mismo, como ella, volverte a enamorar”

—Galaxia

Ruggero arrojó la carta con tanta fuerza que sus nudillos tomaron un color blanco de tanta presión que recibían.

¿Por qué se sentía tan mal?

Se suponía que alejándose de ellas todo sería mejor, pero no, todo empeoró, nada estaba bien.

Su trabajo estaba estable, pero no el, claro que no.

Se sentía tan pero tan mal, que comenzó a tomar antidepresivos, algo que el en su vida había hecho.

Los trámites del divorcio lo martilizaban a diario, quería dejar todo ahí e intentar hacer algo para recuperar su matrimonio.

Pero ¿Que tal? Ya no había marcha atrás.