22.

511 58 4
                                    

Sombras: Destrucción 22

Ruggero ya no tenía fuerzas, su mente no procesada nada. Habían sido noticias sin fin, pero había un sobre un último sobre.

Tenía que terminar con ese infierno.

“El Karma existe Ruggero, sea como sea existe, así sea ocasionado existe. No leí la carta de Rose pero si es que la firmó te debes haber dado cuenta de su apellido, si, ella es Sevilla. Hermana de Karol.”

—Por última vez Galaxia

Ruggero no sabía que pensar, que hacer o que decir. Salió de la cafetería y fue a su casa a pie. Durante el camino desataba lágrimas sin control, tenía ambas cartas en una sola mano. Empezó a patear los botes de basura que encontraba en el camino. No entendía que clase de persona era. Porque simplemente no se moría, le hacía mal a la humanidad. Lloraba y gritaba sin cesar, no sabía que hacer.

—¡Grandisimo pendejo! —se gritó a sí mismo.

Se sentó afuera de su casa, no podía entrar, seguro estaba Karol y ella no lo podía ver así.

Tenía los nudillos blancos que se volvían rojos a medida que golpeaba el suelo. Se sentía la peor mierda del mundo, no era digno de nada.

Se escuchó un motor acercándose a su casa, estacionó en frente de su casa. La silueta de Karol y Martina llamó la atención de Ruggero.

—Adiós —pronunció Karol al salir del auto.
—Adiós hermosa —se escuchó un beso.
—Chau Fer —dijo Martina.

Ruggero golpeó aún con más fuerza la acera, para ni ir y desquitarse con el idiota de Vázquez. Empezó a golpear con tanta fuerza que el dolor se le había ido. Golpeó y golpeó hasta que la acera tomó un color rojizo. Sintió unas frágiles manos en su espalda pero no les hizo caso.

—¡Ruggero basta por favor! —empezó a sollozar Karol— ¡Te haces daño! ¡Basta!
—¡LÁRGATE! ¡VETE! ¡DEJAME! ¡SOY UN MOUNSTRO! ¡LÁRGATE!.
—¡No Ruggero! ¡Te vas a hacer daño maldita sea! ¡No quiero ver como te lastimas! —Ruggero paró y Karol pensó que se había tranquilizado pero se equivocó.
—Perfecto, no lo vas a ver más —el italiano se levantó y se dirigió al garaje.
—Ruggero que vas a hacer.
—Nada que te interese.
—Ruggero por favor para —el chico se subió al asiento del piloto y ella se subió al asiento del copiloto.
—Bájate Karol. Ahora mismo o no respondo.
—¡No Ruggero te vas a matar! ¡NO!
—¡JODER! ¿¡POR QUÉ CARAJOS TE IMPORTA TANTO!?
—¡MALDITA SEA RUGGERO! ¡TE AMO!

Ruggero se quedó petrificado.

—¡NO ME PUEDES AMAR! ¡NO NO NO Y NO! —empezó a golpear el volante. Mientras derramaba lágrimas.

Karol se arriesgó y pasó al asiento de Ruggero, este enseguida cesó sus golpes al sentir las cálidas manos de Karol en su cuello. El chico empezó a sollozar como nunca antes y le correspondió el abrazo a Karol. Empezó a hipear.

—Shh mi amor…Shh —lo tranquilizó y apoyó su cabeza en el pecho del chico.

Ruggero de a poco se empezó a tranquilizar, y un sueño lo empezó a invadir.

—Cariño, volvamos a la casa. Martina esta sola y debe tener miedo —Ruggero asintió y como un niño pequeño salió del auto.

Abrieron la puerta y fueron directamente a la que ahora era la habitación de Karol y antes había sido su habitación.

—Iré a ver como esta Martu y vuelvo ¿Si? —Ruggero solo asintió.

Cinco minutos después Karol apareció en la habitación y le sonrió a Ruggero. Empezó a deshacerse de su ropa y Ruggero solo la observaba sin una gota de lujuria, solo con ternura y delicadeza. Karol cambió su ropa por un terno de dormir y se sentó a un lado de Ruggero.

—Ahora si, quiero saber ¿Que fue lo que ocurrió?.

Sombras #A2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora