No dormí tan bien como esperaba, pero tengo que aceptar que me siento mucho mejor sabiendo toda la verdad sobre mi abuela paterna, es como si me quitaran un peso de encima, aunque hay algo que aun me preocupa o mejor dicho, me perturba, y es el no saber quien se oculta tras esos malditos mensajes de texto, quiero saber quien los envía y porque, no entiendo sus advertencias, soy una chica que no tiene malas juntas dentro, ni fuera de la escuela y en los mensajes solo se aprecian advertencias de que alguien me lastimara, pero ¿Quién?, no lo sé y por lo menos por hoy no lo quiero descubrir, terminare volviéndome loca al final del día si sigo pensando en eso y la idea es pasar un día tranquilo, fresco y con buena vibra. Papá, mamá, André y yo quedamos en que nos iríamos acercando poco a poco a la Sra. Tup... la abuela y luego le diríamos que sabemos toda la verdad. Me levanto de la cama y me dirijo directo al baño para tomar una ducha como todos los días, entro al cuarto de baño, abro la ducha y comienzo a desvestirme, siento tanta paz y tranquilidad en el ambiente que podría quedarme aquí toda una vida; bajo mis pantaloncillos con mi ropa interior incluida, caen al suelo rodeando mis pies, los aparto y prosigo a quitar mi camiseta, la subo con suavidad por mi cintura descubriendo mis pechos, están erectos, duros, sensibles y mi aureola parece terciopelo gracias al escalofrió inoportuno que recorre mi cuerpo por el leve roce de la suave tela contra ellos, retiro lentamente la camisa de mis brazos y suelto la cola de caballo de mi cabello, este cae y se desliza paulatinamente sobre mi espalda con delicadeza, la sensación de mi sedoso cabello acariciando mi espalda es abrazadora, me siento relajada y amada; tengo a Matteus como novio, mis padres nos protegen de cualquier adversidad así eso los perjudique y ahora tengo una abuela que sin darme cuenta, ya la he comenzado a querer por solo tener la ilusión de tener alguien más en quien confiar, una amiga, una segunda madre. Para cuando entro en la ducha el agua esta tibia y templada, tomo un poco de gel en mis manos y comienzo a frotarlo sobre mi cuerpo, el simple roce de mis manos sobre mi piel me escandaliza, quizá es por lo relajada que estoy que lo encuentro excitante o es que quiero que Matt lo haga... definitivamente es la segunda, lo imagino tocándome, acariciando cada rincón de mi cuerpo con sus fuertes y expertas manos, sobre mis pechos, mi cintura, mi abdomen, mi vientre y... << Toc, toc>>, maldita sea.
- ¿Quién es?
- ¡Lauren!, Matt está afuera esperándote, ¿Por qué tardas tanto?
- André, sal de mi cuarto, AHORA y dile a Matt que espere un poco, aun es temprano.
- Ah no jodas Lau, ahora me quedo, quiero ver tus chichis.
Dice en tono burlón pero decidido.
- Ni lo sueñes André, sal de aquí.
- Primero veo las chichis.
- ¡ANDRÉ!
- Vale ya, me voy.
Dice entre carcajadas y cierra la puerta del cuarto.
Me visto lo más rápido posible, pongo poco maquillaje en mi cara y salgo del cuarto; bajo las escaleras y ahí está Matt sentado en la sala abierta que hay al final de las escaleras, me observa detenidamente, me está escaneando con la mirada y solo esboza una gran sonrisa, pero yo sé que he causado algo más, sin duda Matt se excito al verme, mi padre está sentado en el sillón individual leyendo el periódico luego de correr por el vecindario como todas las mañanas y por eso no nota que Matt está tapando disimuladamente su entrepierna, creo que el vestido verde agua que me he puesto hoy le excita, es ceñido al cuerpo, tiene unos bolsillos a cada lado de las caderas y tiene corte en forma de corazón sobre mis pechos, aunque llevo puesto un suéter corto color crema a juego con las sandalias bajas, mis pechos se siguen viendo voluptuosos; Matt me mira con los ojos saltones para que me de prisa y deje de ver su gran erección bajo los jeans, rio por lo bajo y termino de bajar la gran escalera que hay en mi humilde hogar, me acerco a él.
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The Sexual Game
Teen FictionUna joven estudiante de preparatoria, está por hacer una batalla entre el verdadero amor y una simple ilusión pasajera, lo que ella no sabe; es que la simple ilusión está a punto de hacerle una mala jugada, la destrozará y su confianza, acompañada d...