—Hola, cariño.—Era una enfermera. Estaba en un hospital.—¿Cómo te sientes?
—Mejor.—Empezé a ver a mi alrededor.—¿Usted sabe quién me trajo?
—Un joven, señorita.
—¿Él sigue por acá?
—Sí, ¿quieres que lo traiga?
—Por favor.
Y la enfermera se fue. Mi corazón se aceleró y mil preguntas se me presentaban en mi cabeza: ¿Por qué me había mareado y desmayado? ¿Por qué él me trajo acá? ¿Por qué estaba llorando en este momento?
—¿Ana?—Era él. Lo vi, estaba ahí, estaba con... sangre.
—¿Por qué tienes sangre?—Pregunté. Estaba llorando, y no podía parar. Menos cuando lo acababa de ver con sangre.
—Ana, no es nada..
—Quiero saber.—Mi voz era firme.
—Te diste un gran golpe en la cabeza, sangraste un poco. Te llevé corriendo al hospital, me permitieron quedarme acá hasta que te recuperes.
—¿Por qué me salvaste?
—Ana... recién despertaste, ¿si? Y ahora tienes que relajarte.
—Está bien.. ¿Me acompañarás, cierto? ¿No me dejarás sola?
—No, Ana. Descuida..
Paré de llorar, miré la ventana, ¿era.. de noche?
—¿Es de noche?
—Sí, las 9 de la noche, ¿por qué? ¿Tienes hambre?
—Sí, en realidad tengo mucha hambre.
—¿Quieres que pida pizza? ¿De qué quieres?
—Sí y.., no sé. ¿Puedes elegir vos?
—Sí.
Y en cuestión de minutos el vino con una pizza de mozzarella y servilletas. También trajo agua.
—Iba a comprar Coca pero como todavía no puedes tomar Coca así que.., compré un agua..
—No pasa nada, gracias.
Y comimos, fue lindo conversar con él, no me habló sobre su nombre, yo tampoco, no quería molestarlo. Él me estaba acompañando cuando nadie más me acompañaba. Y ya que a mi mamá solo la veo los fin de semana si tiene suerte, o si no ella se queda prácticamente a vivir allá.
—Gracias por esto.. quien-quiera-que-fueses.
—¿De nada?
—Bueno, no es mi culpa que no me quieras dar tu nombre.
—Buen punto.—Hizo una pequeña pausa, y siguió.—Bueno, tengo que llevarte a tu casa ahora. Esta semana no podrás ir al colegio.
—¿Qué? ¿Por qué? ¡No!—Si falto, no puedo alcanzar a aprender todo hasta alguna evaluación y si me va mal en una.. no, ¡NO! Simplemente no podía..—Perdón, pero no obedeceré.
—¿Por qué?—Me miró con una mirada desafiante, yo se la devolví.
—Porque, yo SÍ estudio y SÍ me importa mi boletín.
—Oh, vamos. ¿Nunca has desaprobado? ¿Nunca en tu vida?—negué con la cabeza.
—Nunca, nunca en mi vida.
—Pues, una vez no será tan malo, ¿no?—Para mí sí era malo, muy malo. Tenía calificación perfecta, hace un años lleve mi primer '7', fue terrible.
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Your Little Secret
Teen FictionHola, soy Ana. Una estúpida adolescente de 17 años que tiene que soportar otro cambio de escuela por los trabajos de mi mamá. En mi tiempo libre escucho música, estoy en Twitter y leo libros o novelas. Siempre fui la 'rara', pero esta vez no, todos...