Alergia

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Code: Lyoko y sus personajes son propiedad de MoonScoop y France3.

Género: Romance.
Ráting: +13.
Advertencias: No.

Alergia

Le picaba la nariz. Estornudó. Se sonó la nariz.

«Dichosa primavera» pensó con amargura «prefiero mil ataques de X.A.N.A. que la primavera».

Volvió a estornudar. Debería resignarse a estornudar hasta que se murieran las malditas flores cuando llegase el mes de agosto.

Una alergia al polen no era algo tan terrible como para preocuparse, sólo necesitaba antihistamínicos y no acercarse demasiado a los parterres de flores y floristerías. Pero el plan perfecto anti-alergia tenía un grave inconveniente:

El cumpleaños de Aelita.

Cuando Yumi cumplió los dieciséis años, él le prometió a Aelita que elegiría una fecha para su cumpleaños, al principio pensó en celebrarlo el día en que, según su libro de familia auténtico, había nacido, pero después creyó que no era demasiado oportuno porque le haría pensar en sus padres, así que eligió un día de primavera al azar.

El cumpleaños de Aelita tenía que ser en primavera porque ella amaba las flores y ¿en qué época había más flores? La primavera. Igual que sumar dos y dos.

Estornudó, se sorbió la nariz apesadumbrado y avanzó por el caminito de arena que conectaba la residencia con la puerta de metal que daba a la ciudad. Iba a ser un día duro.

Eran las siete de la mañana de un soleado sábado y ya iba con retraso, tendría que correr si quería llegar a tiempo a la parada del autobús. Así que con la nariz tapada recorrió raudo la distancia hasta su primer destino, cuando llegó tuvo que sentarse y boquear como un pez fuera del agua para llenarse los pulmones que le dolían y pesaban por culpa de la alergia.

A pesar de lo temprano que era el vehículo iba abarrotado de estudiantes y señoras con cestos y carros de la compra. Se las arregló para situarse en el espacio destinado a los cochecitos de bebés y las sillas de ruedas, allí había un poco más de espacio y sobre todo, barras donde sujetarse.

Se apeó en la última parada una hora después de haber subido. Inspiró hondo por la boca y soltó el aire despacio. Su segundo destino no quedaba lejos de allí.

Caminó las dos manzanas que separaban el autobús de la floristería de sus tíos, un enorme local acristalado repleto de flores. Cuando abrió la puerta la campanita tintineó.

—Bienve... ¡Oh Jérémie! ¡Santo Dios! Tienes un aspecto horrible. —Camille Belpois, salió de detrás del mostrador y abrazó a su sobrino de nariz enrojecida y ojos llorosos—. ¿Te encuentras bien?

—Sí...

—Tengo tu encargo preparado, pero dime ¿cómo piensas llevártelo?

Jérémie la miró confundido. Entonces cayó en la cuenta, él solo jamás podría llevarse todas aquellas flores, no había pensado en ello, los mocos le estaban volviendo idiota.

—No te preocupes, cielo —siseó Camille—. Tu tío os llevará a Patrick y a ti en furgoneta hasta donde vayas a hacer la fiesta.

—Gracias, tía.

—¿Quién es la afortunada? ¿La chica que trajiste en Navidad?

El rubor traicionero tiñó sus mejillas de rojo encendido, su tía rió y volvió a abrazarle.

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