Atractiva

277 9 3
                                    


Code: Lyoko y sus personajes pertenecen a MoonScoop y France3.

Género: Romance
Ráting: +18
Advertencias: Lemon con un punto obsceno. Advertencia hecha, lee bajo tu propia responsabilidad.

Atractiva

Me llamó por teléfono cuando ya estaba en la cama y lo primero que me pidió fue que no le colgara. Me extrañó al principio, pero en seguida comprendí que temiese que lo hiciera, desde que le rescatamos no he sido precisamente la persona más agradable del mundo con él.

William era mi amigo, congeniamos rápido, después empecé a desconfiar de él, le perdimos y hasta ese momento me limitaba a comportarme como una imbécil.

Suelo preguntarme cuál habría sido mi reacción si el poseído por X.A.N.A. hubiese sido Ulrich en vez de William. Me atormenta pensar que habría actuado igual, pero un poco más quejica.

Me centré en lo que me decía. Como mínimo se lo debía después de haber sido una cretina con botas caras. Necesitaba volver a subirse al tren de los estudios, después de seis meses sin pisar Kadic, decir que iba atrasado era quedarse corta. Sentí que se me encogía el estómago. Cretina, mezquina, despreciable, desconsiderada... ni la fusión de todos esos calificativos valdría para definirme.

«Estaré en Kadic a primera hora» le dije porque no había clases, pero estaba dispuesta a madrugar cuanto hiciera falta, él me respondió emocionado y sorprendido que me estaría esperando.

Si Ulrich supiera que estoy en el Kadic para ayudar a William... preferiría ni pensarlo, seguro que acabaríamos sacándonos los ojos el uno al otro; afortunadamente era más que probable que siguiese durmiendo acompañado de los ronquidos de Odd y Kiwi.

Una mano firme cerrándose sobre mi hombro me hizo casi saltar hacia delante, me giré despacio topando con la desenfadada y pilla sonrisa de William. Dejé escapar todo el aire de mis pulmones aliviada.

—Pensaba que Jim me había pillado.

—Buenos días a ti también, Yumi.

Reí.

—Buenos días.

William izó las bolsas que cargaba en cada mano con una mirada azul y juguetona.

—He comprado cosas ricas, nada sanas y que engordan para entretener nuestras mandíbulas.

—Estupendo, guarrerías para almorzar.

—Ven. —Me sonrió—. Jim está apostado en la puerta principal, nos escabulliremos por la sala de calderas.

—Pero si da a la entrada principal.

—Hay otro camino —susurró en confidencia—. Lo descubrí por casualidad.

Le miré frunciendo el ceño, yo sólo conocía las escaleras.

—¿Quién es el gamberro oficial del Kadic?

—Vale, vale.

Me guió hasta la otra punta del edificio y abrió la portezuela de la sala de calderas sin esfuerzo, siempre creí que estaba cerrada con llave, al parecer me equivoqué. Me ayudó a bajar los cuatro peldaños estropeados por el paso del tiempo, ya que, la barandilla estaba rota. La habitación estaba sumida en la más absoluta penumbra. William sacó una linterna y la encendió bajo su barbilla iluminando su rostro fantasmagóricamente.

—Soy el asesino del campus y he venido a torturarte —pronunció con voz siniestra.

—Uy sí que miedo —repliqué riendo y golpeándole el hombro—, idiota.

KadicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora