Epílogo

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Vegeta's POV

—¡Trunks! —escuché los gritos desde los pasillos fuera de la habitación; acompañados de las sonoras y estruendosas pisadas de los zapatos contra el suelo, avanzando— ¿Has visto a Trunks? —me preguntó, parada en el umbral de la puerta, con una expresión que no supe descifrar.

—No.

—Ay, ese niño —habló entre dientes—. ¡Me va a oír!

Siguió caminando por el castillo, con paso decidido.

A pesar de los años, esta mujer me seguía sorprendiendo.

Yo seguía absorto en el papeleo frente a mí. Pero el sonido de las enormes puertas abrirse y cerrarse rápidamente me alertó e hizo que inmediatamente mirara hacia dónde provenía aquel sonido.

—Trunks.

—Shh... —me dijo, colocando su dedo índice en su boca, indicándome descaradamente que me callara.

—Tu madre te está buscando —me levanté y cruce los brazos.

—Ya lo sé —soltó un suspiro, encogiéndose de hombros.

—¿Y por qué te escondes?

Lo noté nervioso y pude percibir la pequeña capa de sudor en su frente.

—Estaba jugando con mi hermana y...

Evidentemente no quería decirme. Eso lo perjudicaría. Seguramente hizo algo malo.

—¿Qué hiciste, Trunks?

Me le acerqué a paso lento y me agaché hasta estar a su altura.

—...rompimos un retrato y una vasija.

Antes de que pudiera replicarle, siguió confesándose.

—Y tal vez por accidente rompiera una pared y golpeara a un guardia...

Ahora sí me sacó de quicio. Este niño no dejaba de meterse en problemas. Nada digno de un príncipe saiyajin.

Luego de reprenderlo, salimos de la habitación, yendo a la sala de entrenamiento. Le enseñaría como convertirse en el Legendario Súper Saiyajin. Técnica que logré dominar luego de conocer a Kakaroto, un saiyajin de clase baja que vivía en la Tierra; en una de las visitas que hizo Bulma a sus padres.

—¡Pero Bulla también tuvo algo que ver! —se apresuró a decir, mientras caminábamos.

Rodeé los ojos. Siempre usaba esa excusa. Que aunque yo sabía que a veces era verdad, sabía que...

—¡Papiii!

Una pequeña niña de cabello azul turquesa y aspecto idéntico al de su madre, apareció corriendo en nuestra dirección al salir de su cuarto.

—¿Qué sucede? —me agaché para verla de frente y la levanté en el aire.

—Me caí —dijo, mostrándome un pequeño rasguño en su bracito.

Oí que Trunks soltó un bufido y de reojo vi que se cruzó de brazos.

—Trunks. —De nuevo escuché los tacones de mi esposa caminando rápidamente y con decisión por los pasillos.

El sonido se volvió más cercano una vez que divisé el rostro de Bulma frente a nosotros. Tenía los brazos en jarras y miraba fulminante al niño de cabello lila como el de su abuelo.

En la expresión de mi hijo, vi el fugaz destello del miedo y estaba a punto de echarse a correr cuando lo detuve por el cuello de la camisa amarilla que llevaba. Contuvo un grito ahogado y cerró los ojos con fuerza.

Yo seguía con mi hija recargada en uno de mis brazos y el ceño relajado. Aunque no pude evitar sonreír e incluso casi reír al imaginar la escena que vendría.

—Oh, oh —murmuró la pequeña peli azul—. Trunks recibirá un regaño —canturreó soltando una risita mientras se cubría la boca con sus manitas.

. . .

La noche había caído cuando me recosté en la cama con los brazos tras la cabeza; oyendo el agua de la regadera correr.

Minutos después, aún despierto y absorto en mis pensamientos y recuerdos, me giré y vi la silueta con cabello azul que siempre me acompañaba desde hace unos años.

Escuché uno de sus suspiros melancólicos. Y cuando percibí que se recostaba a mi lado, me giré, dándole la espalda.

—Vegeta —me llamó.

—¿Sí? —giré y la miré a los ojos.

Vi como esbozaba una sonrisa ante la tenue luz de la noche y buscaba mis manos. Una vez que las encontró, entrelazó nuestros dedos.

—¿Sabes? Estaba pensando... —miró el techo—, en cómo nos conocimos.

«Yo también.»

—En cómo me enamoré de ti. En las dificultades. En... todo —devolvió su mirada a mis ojos, observándome con aquel brillo que me encantaba—. ¿Loco, no?

—Para nada —le dije, posando mi mano en su mejilla—. Yo también estaba recordándolo.

—¿Ah, sí?

—Sí. Y eso..., me hizo recordar que... —tomé su cara con ambas manos y estando a centímetros de distancia de la mía, le susurré— te amo más que cualquier otro día.

La besé como si fuera la primera vez que lo hacía.

. . .

Y buenooo

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Y buenooo. Esto es todo por esta historia de amor de Vegeta y Bulma. Espero que les haya gustado tanto como a mí me encantó escribirla.♥️

Y cómo "diversión" extra, me gustaría que comentaran aquí su frase favorita de todo este fic. 🤔

Gracias por todo su apoyo.
No lo podría haber hecho sin ustedes. 🙊

Le agradezco especialmente a ScrittorePassione por abrirme los ojos a otros horizontes y caminos por los que llevé está historia. 🤗

Nos vemos en el siguiente proyecto. 😉

"Esclavitud u Orgullo" Vegebul [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora