Acercamiento

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Era un sábado temprano por la mañana, precisamente, ocho cuarto de la mañana, la adolescente se había arreglado para ir a la estación del tren sin razón para ir en un fin de semana.

Sin embargo, ahí estaba sentada en una de las bancas leyendo manga con los auriculares puestos, hechando de miradas a su entorno de manera constante por si es que lo veía.

Se había puesto de un vestido floreado con zapatillas y un listón recogiendo su cabello, quería compensar lo del día anterior de haber llevado la falda abierta luciendo hoy realmente bien. Había notado que él si la miraba con el incidente de ayer, entonces si era así, mejor ir arreglada.

Pasó hora y media cuando lo observó llegar con su tan característica cara de estreñimiento. Lo vió pasarse una mano por su cabellera, haciéndola pensar en que realmente era sexy aquel sujeto m

Entonces, quisiera o no, terminó planteándose enfrente al sujeto de cabellos negros sonriéndole de manera amigable.

— Hola — Lo saludó amable

— Eh... Hola — contestó el otro tratando de dejarla atrás.

— ¿Amigo de Hanji? ¿Levi? — dijo caminando a su lado evitando quedarse atrás.

— ... Si

Supo entonces que una conversación con él sería más complicado de lo imaginado, frío, cortante, poco interesado y su cara de odiar a todos no era precisamente algo que le diera la suficiente confianza para conversar.

— ¿Cómo está ella? — trató sacar de algún tema para hablar, algo que sabía que tenía en común.

— ¿Crees que vivo con ella como para saber? — y sarcástico se agregaba a la lista.

— Vale... — sonrió con nervios — ¿Qué edad tienes?

— No te incumbe — ni los ninjas con sus armas eran tan cortantes.

— ¿Trabajas...?

— No, asalto — no solo la interrumpió, si no que hizo que ya no preguntará más.

— Tienes un sentido del humor pésimo — reclamó.

— ¿Pedí tu opinión? — arqueó una ceja.

— Era un comentario

— ¿Crees que me importa?

— Vale, entiendo... — soltó una corta risa.

Ambos guardaron silencio, bueno, solo ella, pues el azabache no era como si quisiera conversar; pero tampoco la alejó cuando ambos se sentaron en una banca a esperar a que abordará el siguiente tren.

— ¿No subirás? — preguntó en cuanto se puso en pie.

— Espero a una amiga — mintió.

— Lo que digas.

Las puertas se cerraron, y la niña agitó su mano con felicidad viendo cómo se iba alejando, el respondió a su gesto con menos entusiasmo al de ella, pero lo hizo.

Espero a que el tren se fuera para también ella volver a casa, cuando una mano de un desconocido se posó sobre su hombro haciendo que parase.

 — Eres tan pequeña — habló la persona a sus espaldas — Así que ojalá entiendas a la primera. Aléjate de Levi, él se casará muy pronto y tú eres una distracción ¿Entendido?

Asintió y salió corriendo de la estación.

El Chico Del Tren | Levi Ackerman ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora