Capítulo 2.

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- contenido fuerte -

Su sueño tranquilizante había sido aturdido bruscamente brincando en su puesto cuando una suave caricia en su fémur desconectó su siesta con la cruda realidad, reaccionando de la misma forma a como despertó apartando el culpable de ese desliz con un manotazo, escuchando un sugerente quejido como respuesta, uno tan bajo que al menos no asustó más de llamar la atención.

— Ouch, eso duele, querido —La tonalidad de voz era insinuante, con si tuviera otro significado.

Pudo despertar al completo al levantar su cabeza asustado, con sus cuencas desmesuradas y alterado, nunca antes había sentido algo así de otro individuo ni haber experimentado aquello, fue un auténtico suceso para aberrar por toda su vida a ese tipo, quien al verlo tragó saliva.

Otro monstruo con un abrigo corto a la par que su remera cual mostraba parte de su columna vertebral, en lo superior del abrigo tenía pelo azul, y su pantalón mostraba zona de la pelvis, el iliaco. Ink quería gritar de terror y patearlo pero ver a su alrededor en medio del pánico se dio cuenta que aún estaban en el salón como si nunca hubiera sido un sueño la llegada a la escuela, y lo peor, estaban todos los puestos ocupados, estaban en medio de una clase.

— shh.. No creo que seas de por acá.. nunca.. Te he visto, ¿eres de intercambio? ¿Escuela nueva? Ohhh, sweetie, te divertirás mucho acá.

Ink miró de reojo que algunos estaban también observando el lío que se había montado, el profesor estaba enseñando ignorando todo, no hacia falta una presentación, eso le agradó en cierta parte. Pero obtener miradas curiosas le dejaba en nada, menos por los de al fondo, en el puesto de la tercera fila, unos sonreían con sorna, tuvo que aguantar la respiración y seguir fingiendo que era mudo para que se callara ese pervertido.

Por ser que otros hablaban también no era sancionado.

— Eres de los tímidos.. Heh, qué lindo. —Comentó encogiendose de hombros.— Me encantaría conocerte, ¿y tú no?

Ink negó con la cabeza echando su silla hacia el otro lado, las patas de su asiento rechinaron contra el suelo emitiendo un ruido espantoso para todos que estaban ahí, llamando la atención del profesor, algunos murmuros hubieron pero aquel monstruo perro interrumpió cualquier sonido.

— ¡Señorito Lust! —Dijo el perro con un tono autoritario, el aludido solo miró de reojo al señor, sonriendo como si nada hubiera hecho.— ¿Qué le he dicho de coquetear en clases? Salga de la sala, y usted eh... ¿Tipo? No haga otra vez eso.

El tono cambió a uno más suave cuando nombraron al joven, quien bajó la mirada temiendo más gritos, o golpes, no recibió nada y eso le sorprendió. Para cuando volvió su mirada al frente su compañero de banco se había retirado sin antes dejar un papel en el puesto, eran números y una dirección, ¿por qué era tan... Don Juan ese tipo?

Tomó el papel para partirlo a la mitad y repetir el proceso otra vez hasta que los restos eran pequeños cuadrados rasgados, los empujó con la palma hasta la orilla para atraparlo con la otra mano y guardarse el desperdicio en el pantalón, le gustaba ser limpio, pero siempre se le olvidaba haber hecho eso y cada vez que sacaba sus manos de los bolsillos llovían papeles como serpentinas.

Sacó en silencio su cuaderno y lápiz teniendo cuidado de que nadie lo viera, al parecer solo cuando hacía algo brusco las miradas caían en él, claro, todos tienen curiosidad del chico nuevo para saber si era perfecto para usar como juguete, nadie para algún fin amistoso.

No le estaba tomando atención al profesor, ni siquiera sabía lo que estaba escribiendo en el pizarrón, habían números y raíces y cosas que no entendía. Su solución era dibujar, algo que le gustaba hacer para pasar el tiempo, lo hacía desde pequeño y le encantaba usar colores, sin embargo respecto a todo lo que pasaba prefería ahora usar negro y sus tonalidades grises, era lo mejor para hacer sus dibujos, aunque teniendo solamente grafito esta limitado a la iluminación de sus bocetos.

Depressive ¦ ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora