Capítulo 10

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La silueta, finalmente, se convierte en la forma real de lo que parecía ser un hombre, el cual estaba encapuchado con un largo manto color púrpura oscuro. Sólo dejando ver sus brillantes ojos violeta, los cuales observaban fijamente con el ceño fruncido al aún inmóvil Kamek.

- ¿Qué te trae por aquí? - Comenzó a cuestionar una voz ligeramente grave, con un tono intimidante, la cual provenía del ser encapuchado. - Oh, espera. Las Brujas ya me lo han dicho. - Continuó, seguido por una malévola risa. Kamek no podía hacer nada más que mirar y aceptar cualquier cosa que estaría a punto de pasar, de todas maneras estaba paralizado. No tenía de otra.

Unos segundos después de lo que Vat había dicho, Kamek comenzó a sentir un extraño frío que escalaba su cuerpo desde el suelo, provocándole escalofríos. Intentó llevar su vista hasta sus pies, hasta que logró ver que unas extrañas sombras estaban, en efecto, escalando su cuerpo desde los  pies. Kamek no pudo hacer nada más que gritar. - ¡Por favor, aléjelas ya! ¡Sabe que las odio! - Rogó el Magikoopa. Pero como respuesta sólo recibió unas breves carcajadas.

- ¿Realmente has creído que fui yo el responsable de las desapariciones? ¿Después de que fueras tú el que me dejó encerrado aquí por tantos años? - Aparentemente, el misterioso Vat se colocó repentinamente serio. Comenzó una caminata lenta alrededor de Kamek, observándolo fijamente mientras hablaba.

- ¡Ya le dije que fue por su propio bien, señor! - Se defendió nerviosamente Kamek, mientras las frías sombras le seguían rodeando.

Las carcajadas volvieron. - ¡Qué ingenuo! También piensas que me creeré eso. - Vat se acerca a la descuidada puerta de la habitación. Acto seguido, su malévola sonrisa se transforma eficazmente en un gesto espeluznantemente serio, mirándole fijamente a los aterrados ojos del Magikoopa. - Ahora te toca a ti, Kamek, esperar aquí adentro. Mientras, yo haré mi trabajo allá afuera.

Después de lo dicho, los gritos y ruegos de un asustado Magikoopa quedaron en vano, encerrados en la oscura habitación; mientras el sombrío Magmal Vat, salía de este lugar, subiendo rápidamente las escaleras, seguido por las sombras que anteriormente perturbaban a Kamek, provocando que, por su paso, las velas que iluminaban el lugar se apagaran una por una. 

~

El rey Bowser estaba furioso. Su más fiel esbirro había huido sin más, sin mencionar que varios objetos de su castillo seguían desapareciendo; un hecho que enojaría aún más a un rey posesivo como Bowser. Mientras, los tres Koopalings y el ahora confundido Goomba intentaban calmarle. 

- ¡Aún podemos secuestrar a la princesa sin Kamek! - Sugirió el Goomba, con esperanzas de que, tras esto, el rey dejara de escupir bolas de fuego por todos lados.

- ¡Idiota! ¡Necesitamos a Kamek! ¡¿Cómo se supone que ejecutemos nuestro plan sin Kamek?! - Contestó Bowser fúrico, mientras salía un humo negro de su boca por cada palabra que mencionaba. - ¡Para variar, un imbécil se está metiendo con MI castillo!

- Podemos conseguir otro señuelo... - Agregó Wendy, con muy poco interés. La verdad, solo quería acabar con tanto lío.

- ¡Les ordeno que busquen a Kamek! ¡Ahora! o sino... - El enfurecido rey se detuvo al escuchar un fuerte estruendo, mientras todos notaban que el lugar se tornaba oscuro. - ¡¿Qué ha sido eso?! - Bowser fue rápidamente a asomarse por la rocosa ventana para averiguar qué era lo que estaba sucediendo. Llevó su vista al cielo y logró ver que unas nubes oscuras cubrían los cielos. No era que nunca habían oscuras nubes en los cielos del reino Koopa, siempre las habían, pero esta vez eran nubes que se podría decir que eran ligeramente diferentes. Bowser, quien las vio, se hubiera atrevido a decir que eran de un color púrpura oscuro, y no grises como siempre lo eran. E incluso estas eran aún más oscuras.

- ¡¿Quién puso esas horrorosas nubes allí?! - Exclamó el rey, aun más furioso, señalando a los cielos. - ¡Ordeno que las quiten ahora!

- Ha perdido la cabeza - Suspiraron los Koopalings.

Seguidamente, una malvada risa se escuchaba por los aires del castillo; y esta vez no era la de Bowser. Todos miraban confundidos a su alrededor, buscando de dónde provenía. 

Antes de que Bowser dijera algo más, todos notaron que en una esquina de la habitación en la que se encontraban había aparecido una desconocida sombra, repentinamente.

- Vaya, vaya... - Dijo, aparentemente, la desconocida sombra. - Con que tú eres el rey Bowser... Un gusto. - Bowser veía fúrico a la sobra que se acercaba más y más a ellos, hasta que se pudo ver que éste era el misterioso Magmal Vat; quien se estaba retirando la capucha, dejando ver su cabeza, la cual estaba cubierta desde los ojos por un sombrero de copa alta, de manera que solo se podía ver su malévola sonrisa y su puntiaguda nariz. 

- ¡¿Eres tú quien se ha estado metiendo con mi castillo?! Ya verás cómo haré cenizas ese ridículo sombrero... - Expresó Bowser, formando un puño de furia con una de sus manos.

El tipo ríe nuevamente. - Antes que nada, déjame presentarme... Yo soy Magmal Vat. - Este hace una reverencia. - El rey de los Brujos. - Tras decir esto, Vat levanta su cabeza para ver la reacción de Bowser; quien se notaba confundido, pero aún furioso.

Bowser no era el único confundido, los demás tampoco sabían de qué estaba hablando el ensombrerado. - ¡Mira, no sé de qué brujitos estás hablando. Pero si sé que te haré desaparecer de aquí como por arte de magia! - Acto seguido, Bowser escupe una veloz bola de fuego a Vat, quien, antes de llegar a ser quemado por la bola de fuego, se cubre con su capa y mágicamente hace que aparezca detrás del rey Koopa. Los tres jóvenes Koopalings y el Goomba retrocedieron de un solo brinco, dejando solamente a Bowser y a Magmal Vat en la escena.

- No me parece una bienvenida muy cordial... - Comentó como burla Vat. Este, saca de dentro de su sombrero, una aparente varita mágica. - Pero si quiere enfrentarse a mí, está bien.

Mario & Luigi: Bewitched Adventure / Aventura EmbrujadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora