Capítulo 7

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Ya la reunión había finalizado. Todos estaban saliendo de la sala de reuniones; todos, menos Mario, Luigi, Peach y Toadsworth, pues los héroes estaban esperando a recibir indicaciones para la aventura que ya se avecinaba. La verdad era que Hexdom era desconocido, hasta ese día. Esto quería decir que ni Mario conocía su ubicación.

- Antes de que vayan, quiero que reciban un par de cosas. - Dijo la princesa, antes de voltearse a rebuscar entre un pequeño librero que poseía gran cantidad de libros. Después de unos sólidos tres minutos, la princesa finalmente sacó un pequeño libro que casi ni se veía entre los demás, pues era muy delgado. Peach pasó su delicada mano sobre la morada cubierta del libro, para retirar cualquier clase de polvo que poseyera. Al parecer, ese libro había estado por un largo tiempo entre todos los demás libros.

A continuación, la princesa abrió el libro en la página de la portada de este. En esta página se notaba que había una hoja suelta doblada a la mitad que, al parecer, no era del libro. Peach tomó esta hoja y la abrió, dejando descubrir un mapa, el cual se veía bastante antiguo. 

Peach se acerca a los hermanos sosteniendo el mapa. - Aquí, tengan. Es el mapa de Hexdom. También está indicado el camino hasta allá a pie, sin las tuberías. - Indicó, mientras le entregaba el mapa a Mario quien, tras esto, observó curioso el mapa que ya estaba en sus manos. Luigi también le echó una ojeada. Una muy corta, pues estaba muy nervioso y no podía concentrarse en una sola cosa.

- ¡Es grande! - Dijo Mario, mientras observaba ahora asombrado al mapa. No solo notó que el reino de Hexdom se veía aún más grande de lo que se imaginaba, sino que también que el camino hasta allá era relativamente largo. Incluso para él

- ¿Crees que nos tome días llegar hasta allá? - Preguntó ansioso Luigi.

- Nadie jamás ha vuelto a ir allí desde hace muchas generaciones, Luigi. - Contestó la princesa poniendo su boca de medio lado.  - Nadie sabe cuánto tiempo podría tardar.

- Calculo unos dos o tres días... sin contar a los posiblemente presentes monstruos... - Comenta Toadsworth algo inseguro.

 - ¿Po... Posibles monstruos? - Tartamudeó un poco el de verde. Mario aparta su vista del mapa para hacerse hacia su nervioso hermano.

- ¡Suenas como si nunca hubieras pateado a un solo Goomba! - Expresa el de rojo. - ¡Será como siempre!

Como ya es claro, no era primera vez que ambos hermanos iban a tierras desconocidas para salvar al reino. Siempre, antes de cada aventura, Luigi se notaba bastante nervioso. Pero era algo que con el tiempo pasaba poco a poco, cada vez más leve. Pero esta vez se notaba más nervioso. Más de lo normal. 

Pero a pesar de todos los intentos de tranquilizarlo de parte de su hermano, Luigi aún no estaba completamente convencido. Presentía algo. Algo malo. Pero no quería seguir siendo juzgado por los demás. Quería dejar de ser irrelevante. Así que no decía nada.

Luigi suelta un breve suspiro. - Tienes razón. - Contesta mientras se rascaba la nuca. - ¡Supongo que los nervios han podido más conmigo!

Mario le sonríe de vuelta.

- ¡Oh! ¡Casi lo olvido! - Peach recordó algo aparentemente importante repentinamente. Se dirigió con algo de prisa hacia el mismo pequeño librero y abre una gaveta que este poseía. Dentro de esta, rebusca con su mano entre las tantas cosas que habían en ella. De esta saca un par de lo que parecían ser pines.

- ¿Pines? ¿Para qué son? - Cuestionó el de rojo, aun curioso.

Peach se vuelve hacia ellos, de nuevo, con los pines en ambas manos.  - Verán. La magia de los brujos es desconocida, así que quién sabe si pueden hacerles daño o no. Lo más probable es que sí. Estos pines son para protegerlos de cualquier clase de fuerza mágica desconocida. - Explicó, mientras le entregaba uno a Mario y el otro a Luigi.

Ambos, Mario y Luigi, observaron que los dos pines eran exactamente idénticos. Moldeados en la forma de un champiñón bañado en oro. Cada uno guardó su respectivo pin en sus bolsillos, así no los perderían.

- Muy bien, no queda más que decirles que confiamos en ustedes. - Declaró el sabio Toadsworth con una orgullosa sonrisa marcada en su rostro hacia ambos hermanos. - ¿Tienen alguna otra pregunta? 

Luigi levanta su mano, en señal de que, en efecto, tenía una pregunta.

- ¿Si, Luigi? 

- ¿Cómo tienen la certeza de que ninguno de los que estaban en la reunión hablará sobre todo esto allá afuera? - Cuestionó el de verde.

- ¡Muy fácil! - Contestó Toadsworth con la misma sonrisa que tenía. - ¡Todos los Toads son muy tontos e ingenuos! - dice entre una, relativamente, decente risa.

Mientras el anciano reía solo, los demás se miraron entre sí algo confundidos, pues Toadsworth, en sí era un Toad.

- Bien, ya basta de bromas. - Dice Toadsworth mientras dejaba de reír. - ¡Hay un reino al que salvar!



Mario & Luigi: Bewitched Adventure / Aventura EmbrujadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora