第八个月

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me ha matado y ahora estoy en el cielo con esta foto tatuada en la frente

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me ha matado y ahora estoy en el cielo con esta foto tatuada en la frente

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Estábamos sentados en el suelo de mi cocina, con la esperanza de que sentarse en el suelo frío nos alejase un poco del calor de principios de julio. Jack tenía la espalda apoyada contra la nevera, quizás esperando que esta le transmitiese su frío, tocando perezosamente la guitarra a la vez que yo le acompañaba cantando.

"Ojalá el Warped pasase por Baltimore, así nos moriríamos de calor por una buena causa." Canté, haciendo reír a Jack que paró de tocar la guitarra.

Lo cierto era que aprendía rápido y, en lo que llevábamos de vacaciones, le había enseñado a tocar ya bastantes canciones.

"Podríamos hacer un roadtrip e ir a alguna ciudad donde vaya el Warped." Propuso, volviendo a tocar la guitarra, tocando acordes aleatoriamente.

Y solo teníamos diecisiete años y un par de dólares, pero estábamos enamorados de bandas de pop-punk y de la adrenalina que producía hacer locuras como esa. Ante esas propuestas, nadie pensaba en quedarse tirado sin dinero a mitad de camino –solo pensábamos en divertirnos juntos.

Así que, sin pensárnoslo demasiado, cogimos un par de cosas y al día siguiente iniciamos las casi treinta y cinco horas de viaje hasta Las Vegas –si ibamos a hacer aquello, lo haríamos a lo grande.

Jack conducía mientras se reía de cómo me inventaba la letra de las canciones de k-pop que tanto le gustaban y a las que me estaba empezando a obsesionar yo también por su culpa, porque no sabía coreano y en gran parte solo me sabía las partes en inglés, y yo hacía snapchats de él rapeando –porque, seamos realistas, conseguir que Jack cantase o rapease era casi imposible y había que documentarlo– y también de todo lo que pasaba a nuestro alrededor porque el mundo necesitaba ver lo guay que era nuestro roadtrip.

Las Vegas nos recibió, después de días viajando y pasando la noche en moteles cualquiera, con sus luces parpadeantes y sus calles llenas de gente yendo en todas direcciones. Era todo un cambio comparado con Baltimore, una ciudad callada donde casi no pasaba nada; Las Vegas era deslumbrante y todavía más con Jack a mi lado.

Lo primero que hicimos fue dejar las pocas maletas que teníamos en el primer hotel barato que encontramos con habitaciones disponibles y tumbarnos en la cama de matrimonio, exhaustos por el viaje.

Me tumbé de lado, mirando a Jack, viendo como él hacía lo mismo. Por unos segundos, simplemente nos observamos, cansados, hasta que el chico acabó con la distancia que nos separaba, besándome suavemente, con lentitud, como si tuviésemos todo el tiempo del mundo. Me puse encima suyo, a la vez que el beso se profundizaba, y sentí sus manos posándose en mi trasero, agarrándolo posesivamente.

"¿Te apuntas a una noche de aventuras?" Susurró, a milímetros de mis labios, su aliento chocando contra estos.

Lo miré divertido, porque sus aventuras siempre eran locuras y, aunque no quería meterme en problemas, sentía que era capaz de ir hasta el fin del mundo si era con él.

☹ we will n̶e̶v̶e̶r̶ meet again ☹ || נαℓεxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora