第二个月

156 18 72
                                    

vale, este capítulo es muy largo

♠♠♠

Estaba sentado en mi cama, entre apuntes de mates, intentando hacer los deberes. No se me daba mal la asignatura, pero tampoco era mi especialidad, así que solía costarme algo de esfuerzo. Sin embargo, llevaba media hora con el libro y los apuntes delante de mí y sentía que me explotaría la cabeza si seguía con eso.

Me tumbé en la cama, con el libro descansando sobre mi pecho, y me tapé los ojos con el brazo izquierdo. Ojalá no hubiésemos suspendido el ensayo de hoy, tocar la guitarra y cantar siempre era mejor que matemáticas.

Me observé el tatuaje, como tantas veces había hecho ya, y maldije por lo bajo. No había forma humana de borrar esa cosa y, por mucho que Jack me repitiese que era por el choque de dimensiones, seguía sin creerme aquella tontería. Lo que si había aprendido era que era mejor no tocar mucho esa cosa porque, cada vez que lo hacía, aparecía él; estuviese donde estuviese.

Observé mejor el tatuaje, a veces no podía evitar hacerlo, era muy extraño. Se trataba de un planeta –uno que estaba seguro que no enseñaban en el colegio ni aparecía en el sistema solar– y un par de símbolos extraños rodeándolo. Zack y Rian me lo vieron un día en las duchas de los vestuarios y fueron rápidos en darse cuenta de que parecían los símbolos de la caseta de la adivina. Por supuesto, no me creyeron cuando les dije que esa cosa me había aparecido de la noche a la mañana y, desde entonces, sus bromas iban desde que mi sueño frustrado era ser un advino a que tenía algo con la adivina aquella. Lo único que quería tener con esa chica era una buena distancia.

Suspiré, pensando en si hacerlo o no. Más de una vez había acabado llamando al chico de pelo rojo sin querer y, considerando que la marca en mi brazo nos unía de alguna forma, podía decirse que éramos algo así como amigos. Al final, dejé de pensármelo tanto y lo hice, froté un poco el tatuaje y lo llamé.

A los pocos segundos Jack apareció en mi habitación, con una cerveza en la mano.

"Hey." Me saludó.

Era sorprendente como ya casi ni se inmutaba cada vez que lo hacía aparecer donde estuviese yo.

"¿No eres un poco joven para beber?" Le dije, a modo de saludo.

Él me miró entretenido y se sentó en mi cama, intentando no sentarse encima de ninguna de las hojas que tenía esparcidas por esta. "Como si tu no bebieses, Gaskarth. Además, en mi dimensión, a diferencia de la tuya, es legal beber con mi edad."

Rodé los ojos.

"Sí, sí, como tú digas."

Jack resopló, como si estuviese cansado de mi actitud, pese a que solo nos habíamos encontrado un par de veces más antes de esta.

"¿Y para que me ha llamado, amo?" Cuestionó, como si fuese el genio de la lámpara; desde que lo dije la primera vez que nos conocimos, esa broma no nos había abandonado nunca.

Solté una risita.

"¿Por casualidad en tu universo no se os darán de puta madre las mates no?" Pregunté, tomándome a broma lo de «su universo», como siempre, y esperanzado con que pudiese conseguir que alguien me hiciese los deberes.

Con la botella de cerveza pegada a sus labios, sonrió divertido, bebió un último sorbo y la mandó levitando a la basura de mi habitación.

"Las mates se aprenden en primaria." Declaró.

Cogió una de mis hojas de apuntes y se tumbó en la cama, ojeándola.

Observé como sus ojos se movían de ecuación a ecuación, con el pulgar en la boca, concentrado. Sus rasgos faciales eran suaves y su expresión se mantenía relajada, era casi hipnotizante, no podía despegar los ojos de él. 

☹ we will n̶e̶v̶e̶r̶ meet again ☹ || נαℓεxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora