f i n a l a l t e r n a t i v o

61 9 23
                                    

sólo porque son mis babies y me da pena que acaben mal (aunque esto tenía que acabar mal sí o sí) he decidido hacer un final alternativo

♠♠♠

Las olas del mar, junto con el sol incidiendo en mis ojos, me despertaron y, en el momento en que volví a ser consciente de la realidad, deseé no haber despertado nunca. Me había quedado dormido en aquel lugar, esperando a que Jack volviese a aparecer frente a mí, como si todo hubiese sido una broma cruel –pero eso nunca sucedió; Jack había desaparecido.

Me abracé a mí mismo, temblando por el frío, pero también por mi llanto desesperado que había vuelto a hacer acto de presencia. No hacía ni veinticuatro horas que se había ido y ya me sentía como si me hubiesen arrancado una parte de mí. Quería que volviese, quería abrazarle, besarle y no dejarle ir nunca más.

Entonces se me ocurrió. El tatuaje.

Me subí la manga del jersey a toda prisa, dispuesto a intentar invocarlo –puede que apareciese delante de mí si lo hacía, incluso si había vuelto a su propio universo–, sin embargo, en mi brazo no había nada. El tatuaje que me conectaba con Jack había desaparecido.

Grité con frustración y le di un golpe a lo primero a mi alcance –que resultó ser mi pobre guitarra–, volviendo a llorar con fuerza.

Al final, después de un buen rato simplemente llorando frente al mar, decidí recoger todo aquello y volver a casa; ahí no pintaba nada.

...

Los días fueron pasando, lentamente y llenos de dolor, donde yo veía a Jack allí donde mirase, ahogándome en su recuerdo. Todo lo que quería era poder volver a sentirle junto a mí.

Mi comportamiento no tardó demasiado tiempo en llamar la atención de todos a mi alrededor, solo hacía falta constatar en como apenas comía ni salía de mi habitación; incluso había empezado a saltarme las clases porque tenía miedo de que alguien mencionase a Jack o, considerando que me ayudaba a estudiar muchas veces, que acabase llorando en medio de la clase.

Aquello, por supuesto, provocó que, a la semana de estar faltando a clase día sí día también, mis amigos acabasen apareciendo en mi casa.

"Alex, cariño, tus amigos han venido a verte." Me dijo mi madre, asomando la cabeza des del marco de la puerta.

Tenía un aspecto cansado y se veía terriblemente preocupada, no quería preocuparla, pero estaba tan deprimido que era incapaz de fingir siquiera que las cosas estaban bien.

"Diles que se vayan, no quiero ver a nadie." Contesté, sin moverme siquiera, permaneciendo tumbado de cara a la pared.

Oí a la mujer suspirar y cerrar la puerta con cuidado. No obstante, a los pocos segundos, la puerta volvió a abrirse y sentí encima de mí el peso de alguien.

"La próxima vez que intentes echarnos de tu casa te parto las piernas." Me amenazó, con cariño, Rian, sin dejar de abrazarme –y luego el gay era yo.

Lo observé desinteresadamente durante unos segundos y me reincorporé en la cama, desviando mi vista al resto de mis amigos que estaban de pie en la puerta de mi habitación, casi como si les supiese mal no haberme hecho caso y haber entrado igual y no se atreviesen a adentrarse más en mi cuarto.

Suspiré. "Podéis entrar, no hace falta que os quedéis ahí de pie."

El resto de mis amigos se distribuyeron por mi habitación. Cassadee se sentó también en mi cama y Lisa y Zack se sentaron en el suelo frente a esta.

"¿Cómo estás?" Preguntó Cassadee, supongo que era una de esas preguntas estúpidas que uno hace para romper el hielo, porque la respuesta estaba bastante clara.

☹ we will n̶e̶v̶e̶r̶ meet again ☹ || נαℓεxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora