Seis.

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-Guido me mira, aun seguimos dentro del auto. El deja escapar un largo suspiro, toma la manija del auto y sale. Miro hacia adelante, repito sus acciones y me encamino hacia el.

- Somos una pareja de feliz, de vacaciones, ¿entendiste? - Asiento.

- Si señor. - El sonríe.

Guido entra primero y habla con el recepcionista quien sonríe muy alegremente, le entrega unas llaves y lo saluda amable. Guido me mira y yo camino tranquila hasta el, hago un pequeño saludo con la cabeza y nos metemos en el ascensor. Sonrío recordando la escena de Christian con Anastasia. 

- Puedo esperar a la habitación. - Dice con una media sonrisa. - A menos que quieras ser mi Anastasia Steel. - Lo miro y me muerdo el labio. - Así que quieres jugar ¿eh? - Enarca una ceja.

Me apoya contra una de las paredes y me besa, su besos es desesperado, como si lo necesitara. Se separa y baja por mi cuello para separarse justo a tiempo. Llegamos a nuestro piso, una pareja nos observa curiosos. Guido baja la mirada y toma mi mano guiándome fuera del ascensor y lejos de aquellas miradas inquisitivas.

Lo veo abrir la puerta y entrar, se hace a un lado dejándome pasar  mi y cierra la puerta detrás de el. Deja la llaves en una cajonera que estaba justo al lado de la puerta, camina hasta la cama y se saca sus botas, y se deshace de su remera. Me mira.

- ¿Vas a quedarte parada en medio de la habitación? - Dice burlón.

- Si. - Contesto fría. - Para empezar, yo no quería estar acá. - Sus ojos se oscurecen.

- Huye entonces, vete. - Me da la espalda. - Si vas a dejarme también, hazlo en silencio. - Su voz se vuelve débil.  

Me subo silenciosamente  a la cama y lo abrazo por atrás. El se queda allí, inmóvil, sin reaccionar. Me decido y le doy besos en el cuello, el corre su cabeza hacia el costado dándome mas lugar.  

- Perdón. - Susurra el. - Yo no quería ser esto, yo nunca elegí esta vida. - Sonrío.

- Nunca es tarde para cambiar. - Digo suave y el me mira.

Pasa su brazo por mi cintura y me sienta sobre el. Apoyo mis brazos sobre sus hombros, nos quedamos mirando un rato y el rompe el hielo. Me besa, sus manos me toman con fuerza de la cintura haciendo que mueva mis caderas de adelante hacia atrás. Se separa.

- Mierda Dan, te necesito. - Dice agitado. - Te necesito mas que el aire para respirar. - Me rió. 

El me toma y me tira sobre la cama. Se sube sobre mi y pone mis brazos sobre mi cabeza.

- Dan ¿eres virgen? - Pregunta curioso, cierro mis ojos por la vergüenza y asiento. - Mi niña hermosa, eres tan inocente. - Susurra y ataca mi cuello.

Cierro mis ojos, el sigue bajando hasta mis pechos donde deja un camino de besos, se deshace de mi remera y me observa. Sigue con su camino hasta llegar al botón de mis jeans.

[...]

Estamos acostados, estoy sobre su pecho mientras el me hace mimos en el pelo. Finalmente me atrevo a preguntar.

- ¿Como es que te convertiste en esto? - El suspira.

- Cuando era pequeño tenia el sueño de ser cantante, mis hermanos y yo en casa tocábamos y cantábamos en el sótano. Mis padres se aman y nos lo demostraban todos los días, todo el tiempo. - Su voz se vuelve pesada y débil. - A mi madre la mataron, ellos querían robarle su bolso. Mi padre prometió vengarse y nos arrastró con el haciéndonos lo que hoy somos. - Me apoyo e mis codos y lo miro.

- A mi hermana la violaron. - Susurro y el me mira curioso. - Yo era pequeña, mi madre estaba desesperada porque no volvía  y ya era de noche, no la vimos por unas semanas. - Mi  voz se quiebra. -  Una noche el teléfono suena, la encontraron en una pequeña villa, en ropa interior, con golpes, llorando y desorientada. Su sufrimiento acabo un veintiséis de marzo. - El me abraza con fuerza.

- Lo siento tanto, yo nunca supe de tu hermana. - Lo callo con un beso.

- No tenías porque saberlo. - El asiente.

- Ya es tarde Dan, duerme un poco ¿si? - Me da un beso en la frente.

Le doy la espalda e intento dormir, su brazo me agarra y me tira mas hacia el. Caigo en un sueño profundo. 

Guido's POV:

Escucho un ruido en la puerta. Suspiro y me levanto, miro por la pequeña mirilla que hay en la puerta, es un policía. Miro a Dan y sonrió, es su día de suerte. Camino hasta ella y la miro, es tan hermosa que duele.

- Dan, amor, es hora de ir a casa. - Susurro y ella abre sus ojos despacio.

- No quiero. - Madre mía, hará un capricho.

Cierro mis ojos y la beso, la puerta vuelve sonar, ella me abraza y continúa el beso. Le aprieto mas a mi y siento como una lágrima se desliza divertida por mi mejilla. Me separo y abro la puerta, el policía mira a Daniela y luego a mi. Habla por su radio y me esposa.

- Queda arrestado por el asesinato de Candela Martínez y el secuestro de Daniela Rodríguez. - Le doy una última mirada y ella llora.

- No, alto. - Grita ella y el oficial se detiene. Corre hasta mi y se saca su collar. - Quiero que tu lo tengas, es algo muy significativo para mi. - Me lo pone. - Te amo. - Mis ojos se iluminan. 

- Te amo mas de lo que te podes imaginar. - Ella sonríe con su bello rostro lleno de lágrimas.

Finalmente me sacan y me introducen en el auto, los padres de Daniela la abrazan y lloran. Miro hacia adelante viendo como todos se movilizan e investigan. Pato, Gaston, espero que estén bien.

Me arrastran dentro de la comisaria y me meten una habitación. Van a interrogarme, mierda. Eran dos detectives. La chica esta sentada frente a mi mientras el hombre camina a mi alrededor.

- Esto te va a doler. - Se ríen. Y eso fue solo el comienzo.

Secuestrada. «Guido Sardelli»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora