Gaston lo mira confundido, Guido lo observa mientras respira errático.
- Te juro que no es lo que parece. - Dice un Guido apenado.
Suspira:- No, esta bien. - Se rasca la nuca. - Tenemos un problema.
Guido me mira pidiendo disculpas y sale cerrando la puerta detrás de el. Miro a mi alrededor, la habitación es espaciosa, de un color azul marino y esta muy bien amueblada, no veo fotos por ningún lado.
Me vuelvo acostar en la cama y hundo mi cara en la almohada inhalando su perfume embriagador. Escucho las botas de Guido y seguido la puerta, un silencio aturdidor se hizo presente en toda la mansión.
Me pongo en posición fetal y lloro, desearía que fuera otro momento, que fuera diferente esta situación pero estoy sola y estoy secuestrada por tres locos. Me quedo dormida.
Mi madre esta frente a mi. Ella sostiene mi boletín de calificaciones mientras sus ojos se llenan de lágrimas, he vuelto a sacar diez en todas las asignaturas. Ella sonríe mientras besa mi frente, gira sobre sus talones dándome la espalda, se aleja. Siento frío y a lo lejos diviso tres figuras, achicó mis ojos intentando ver mas de lo que mi vista me permitía. Son ellos, comienzo a correr al igual que ellos, choco contra algo duro.
- Dan. - Abro mis ojos de repente. Guido esta frente a mi con un vaso lleno de cerveza. Podía notar en sus ojos angustia.
- ¿Que pasa? - Pregunto preocupada. - ¿Estas bien? - El asiente y me hace señas para que me corra, se recuesta a mi lado.
- Lo siento tanto nena, se que hacemos cosas malas pero esta vez hemos ido muy lejos. - Me mira mientras deja escapar un suspiro. - Ellos te quieren a ti. - Suelta sin previo aviso.
- ¿Quienes Guido? - Pregunto con pánico.
- Tuvimos problemas con los Schäfer, nos amenazaron y entramos en pánico así que hable de ti. No lo pensé Dan. - Mis ojos se llenan de lágrimas, veo como el se queda callado.
- ¿Que? - Digo levantando el tono de voz. - ¿Que es lo que quieren de mi? - El suspira sonoramente y me mira.
- Quieren que trabajes para ellos. - Eso colmo el vaso. Guido me observa mientras yo intento procesar toda la información.
Me levanto de la cama, estoy enojada, confundida, no se que voy a tener que hacer, no quiero saberlo tampoco. Guido me toma por la cintura, estoy gritando, estoy golpeando el piso. Desde que tenia seis años que no me sucedía esto. Sus manos toman mi cara, estoy temblando, apoya su frente sobre la mía.
- Lo siento. - Susurra. Niego riendo.
- No, tu no sientes nada, tu jamas sentiste nada. - Me río como una demente. - Soy una idiota, Guido, sabias que estaba enamorada de ti y eso jamas te importo, como no me pude dar cuenta que solo jugaste conmigo. - Me agarro la cabeza y comienzo a caminar de un lado para el otro.
- Ay Daniela, ¿creíste que podríamos haber sido algo? - Escucho su risa áspera. - Jamás podríamos ser algo. - Mi corazón esta partido en miles de pedazos regados por todo el piso. - Eres un ángel Dan, no quieras quemarte en el infierno conmigo. - Dijo sacudiendo su cabello ruloso y rubio que le llegaba por los hombros.
Pase por delante de el y camine hacia la puerta, gire el pomo de esta y salí hacia el pasillo y entre en la habitación donde había estado encerrada desde que llegue aquí. No tenia escapatoria, no tenia como salir de esto, no tenia donde esconderme.
La noche cayo en menos de lo que esperaba, podía escuchar la voz de Candela riendo con los chicos. Me reemplazaron por esa zorra, por esa maldita prostituta. Claro, ella si puede quemarse en el infierno con Guido porque tiene mejor cuerpo que yo, lindos ojos, lindo cabello, es alta con unas curvas de infarto.
Llevo mi mano a mi mejilla, esta mojada. Es imposible que este llorando, esa idea a estado rondando por mi cabeza desde el primer año que estuve encerrada aquí, en esta misma habitación.
Cierro mis ojos sintiendo el impulso venir. Voy hacerlo. Salgo silenciosamente de la habitación y entro en otra, busco una cuerda, una navaja, lo que sea. Entro en la última habitación del pasillo, mis ojos se iluminan.
Miro una de las armas y después una soga, mi cerebro lucha decidiendo si tomar el arma o la soga. Sonrió.
Corro nuevamente hacia la habitación y cuelgo la soga, amarró la punta de tal forma que entre mi cabeza y pongo la silla. Tanto tiempo esperando para esto y por fin está sucediendo, pateo la silla. Me ahogo, siento un fuerte dolor de cabeza pero mi fantasía se acaba cuando entra Patricio.
- Daniela. - Dice y corre hasta mi. - Guido, Gastón, necesito su ayuda - ellos aparecen.
Candela nos observa desde la puerta sonriendo. Guido me tira en el intento de cama y niega.
- No Daniela, no. - Dice y golpea el colchón duro.
Tengo los ojos cerrados, sin embargo, sigo sintiendo y escuchando todo. El alma me vuelve al cuerpo cuando siento los labios de Guido contra los mios. Abro los ojos. El esta con el ceño fruncido, sus ojos muestran ira, decepción, angustia y una pizca de culpabilidad.
- Daniela, ¿en que mierda estabas pensando? - Grita y yo me cubro. Va a pegarme.
- No te importa, nunca te importo un carajo lo que me pasaba Guido. - Lo veo apretar los puños.
- Sabes Daniela, eres un puto dolor de cabeza. - Lo veo irse. Mi corazón termino por romperse, nuevamente me quedo allí, inmóvil, procesando cada una de sus palabras.
Los dos restantes salen, mí corazón late a mil. Candela niega y ríe, camina hasta mi y sonríe con malicia.
- Tranquila Dan, yo cuidare muy bien de Guido. - Dice y yo le doy la espalda.
- Sal de mi habitación zorra. - Le grito empujándola.
Ella sale y le cierro la puerta en la cara, no quería saber nada de nada. Me acuesto y lloro hasta finalmente quedarme dormida.
Me despierto gracias a unos sonidos provenientes de la puerta. Me levanto y camino hasta ella. Siento una mano en mí cintura y una en mi boca.
- Sh Dan, vienen por ti. - Dice mientras me sujeta con fuerza contra su cuerpo.
Mis ojos se cierran al sentir el frío de la pistola en mí estómago, camina conmigo y sale de la habitación.
Los veo, están justo delante de mi sonriendo. Son jóvenes, no creo que sea tan malo ¿o si?
Todo acabo en un segundo, estaba dentro de un auto sintiendo como mi alma se quedaba en la casa.
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Secuestrada. «Guido Sardelli»
Підліткова літератураDaniela Rodríguez fue secuestrada por tres muchachos, desde ese momento, desde ese instante que la vio, el no dudo en que ella seria su maldita perdición.